El acceso a las materias primas es un factor crítico en la industria de los vehículos eléctricos, ya que estos materiales son esenciales para la producción de baterías y otros componentes.
Las principales materias primas son: el litio, el cobalto, el níquel, el manganeso y el grafito, que se utilizan en las baterías de iones de litio. El tipo de batería más común en los vehículos eléctricos lleva estos componentes.
Muchas se concentran en partes específicas del mundo. Por ejemplo, la República Democrática del Congo (RDC) es el mayor productor de cobalto, un componente clave para la densidad energética y la longevidad de las baterías.
Las reservas de litio se encuentran principalmente en: Australia, Chile, Argentina y China. En países como Estados Unidos observan con preocupación esta concentración geográfica que podría generar vulnerabilidades en las respectivas cadenas de suministros.
El rápido crecimiento del mercado de vehículos eléctricos ha provocado un aumento de la demanda de estas materias primas críticas, lo que puede provocar escasez y volatilidad en los precios.
Ya se avizora que también será otra guerra comercial entre las potencias que se disputarán el control del mercado de los autos eléctricos. Ya no es únicamente la batalla de los chips.
Canadá ha sido el último país en sumarse a la imposición de tarifas y aranceles para gravar la importación de los vehículos eléctricos que sean fabricados en el gigante asiático.
Lo ha hecho después de que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) anunciaron aranceles a la importación de autos eléctricos chinos con un gravamen del 100%, tras coincidir que causan un perjuicio, tanto la industria como a la fabricación local de autos eléctricos; y, no hay manera de competir, porque el gobierno chino subsidia dicha fabricación lo que impacta en su bajo precio final e implica una competencia desleal frente a los productores estadounidenses, europeos y canadienses.
Esta última batalla viene a profundizar la guerra comercial-arancelaria iniciada por Donald Trump, durante su cuatrienio, como presidente de Estados Unidos.
Lo interesante es que el presidente Joe Biden, del Partido Demócrata, no movió un solo dedo para rebajar las tensiones comerciales con China. Ni un ápice varió la política exterior con China que Trump escaló a una serie de acusaciones incluso señalando a China de provocar “a propósito” una pandemia como sucedió con el SARS-CoV-2.
Con Biden, como presidente desde enero de 2021, además de la continuidad en la política exterior agria contra China se ha acentuado la tirantez arancelaria en otros sectores, por ejemplo, el relacionado con las energías limpias y los autos eléctricos. El presidente Biden utiliza la estrategia de ir arropado por varios aliados internacionales a través de aranceles coordinados sobre los productos chinos.
Una medida que justo se aprecia en el tema de las importaciones de los automóviles eléctricos chinos: tanto Estados Unidos, como la Unión Europea, se unieron para aplicar una sobretasa a las importaciones de vehículos eléctricos de marcas chinas, además de otros productos.
A COLACIÓN
En junio pasado, la Comisión Europea señaló la intención de imponer sobretasas del 17.4% al fabricante BYD; del 20% a la empresa Geely y del 38.1% a la empresa SAIC. Las tres compañías están siendo investigadas en Europa por dumping.
En el caso de la Unión Americana, la subida de aranceles oscilaría entre el 25% y el 100%. También el gobierno de Biden señaló que aplicarán incrementos arancelarios a unas 387 categorías de productos a lo largo de dos años.
Lo más reciente es que Canadá se unirá a dichas medidas y lo hará desde el 1 de octubre: el primer ministro, Justin Trudeau, adelantó que además de gravar los vehículos eléctricos chinos también impondrán sobretasas al acero y al aluminio.
Las marcas de automóviles chinas representan el 15% de las ventas en todo el mercado automovilístico a nivel mundial. En cuanto a los vehículos eléctricos, tienen más del 50% de las ventas mundiales de vehículos eléctricos. Hay cuantiosas inversiones en investigación y desarrollo para impulsar a los fabricantes chinos de vehículos eléctricos; y, el gigante asiático, ya tiene 39 marcas de coches eléctricos pero espera triplicarlas en los próximos cuatro años. Hay un pedazo enorme del mercado porque el futuro pasa por el auto eléctrico y allí están Tesla en Estados Unidos pero también otros fabricantes que tienen menos ventajas porque el gobierno chino está subsidiando a sus productores de autos eléctricos. Vamos la misma estrategia de toda la vida.