Dos días antes de que Biden se hiciera a un lado en la carrera presidencial, la mayoría de las encuestas en Estados Unidos daban una diferencia promedio de 8 puntos respecto del republicano, Donald Trump, que vio ensanchar su popularidad tras el atentado fallido contra él, del 13 de julio, durante un mitin de campaña en Butler, Pensilvania.

          Pero  la vicepresidenta Kamala Harris le está dando un vuelco y ha entrado a reanimar la batalla electoral: en la primera semana de ella como favorita para quedarse con la candidatura demócrata, una encuesta de CBS mostró los siguientes porcentajes en intención del voto: las mujeres votarían un 52% por Harris y por Trump un 47%; en el renglón de los votantes afroamericanos, un 76% prefiere a Harris frente un 21% que votaría por el republicano; y, entre la generación Z, votantes de 18 a 29 años, un 62% elige a la vicepresidenta Harris frente a un 37% que opta por Trump.

          Hay otra más de IPSOS, del día 21 de julio, realizada a una muestra aleatoria de adultos que muestra a Harris con un porcentaje de preferencias del 44% frente a Trump que se posiciona con el 42 por ciento.

          Aquí en Europa, ya saben que la campaña se peleará palmo a palmo y que el empresario no lo tendrá fácil, tan es así que no son pocos los que hablan de que en Estados Unidos  habrá por primera vez una mujer en la Presidencia. Sin embargo, la pregunta que ya flota en el ambiente entre los europeos anticipa el rifirrafe por venir a todas luces: ¿si gana Harris, por un estrecho margen, reconocerá Trump su derrota? ¿Volverá a azuzar a sus seguidores para que salgan a las calles a protestar?

El 6 de enero de 2021, sólo unos días antes de que Trump tuviera que entregar las llaves de la Casa Blanca a Biden, una multitud asaltó el Capitolio y lo ocupó durante las horas más largas que se recuerdan en Washington. El año pasado, Trump fue acusado por un jurado federal de cuatro cargos, que incluyen conspiración, obstrucción de un procedimiento legal y manipulación de testigos. En la imputación se afirmó que “el acusado difundió mentiras” y acusó a Biden de haber cometido fraude electoral aunque sabía que era falso.

A COLACIÓN

Timothy Rooks, de Deustche Welle,  afirma que Kamala Harris deberá convencer a sus votantes de que sabe cómo gestionar la economía en sus propios términos para bajar la inflación y crear empleo.

Rooks, analista internacional, cree que para muchas empresas, una victoria de Harris no cambiaría el escenario económico. En cambio, otros sectores mantienen la cautela y se preparan para un eventual gobierno de Donald Trump.

Al interior de Estados Unidos, hay sectores que ven a Harris como una política mucho   más progresista que Biden,  en aspectos como el mercado laboral, los permisos parentales, las políticas de seguridad social o la extensión del Medicare.

“Clave para muchos líderes empresariales no es tanto lo que Kamala Harris y los demócratas representan ya que es poco probable que difiera mucho de lo que hemos visto en los últimos años, sino cuáles serían las políticas de Trump que se frenarían en caso de que Harris ganara”, de acuerdo con Rooks.

Uno de los puntos más preocupantes tiene que ver con la política arancelaria indiscriminada que Trump está anunciando esta vez no solo contra China, sino más allá gravando a buena parte del comercio.

“Aunque Biden ha mantenido muchos de los aranceles que Trump impuso con anterioridad, estos se dirigen a sectores específicos. Un arancel general sobre todas las importaciones reduciría la competencia y subiría los precios para los estadunidenses más afectados. Unos precios más altos provocarían más inflación, lo que mantendría altos los tipos de interés”, señala el experto.

Que se recrudezca la guerra comercial contra China y es más que se amplíe no solo contra Europa, sino contra otros países de América Latina, dejaría a las empresas en una mayor debilidad económica.

“Esta perspectiva, y el temor a una guerra comercial global, ha trastornado los modelos de negocios y ha provocado que muchas empresas reconsideren cómo harán negocios si Trump gana e impone su voluntad. Es probable que estas empresas, especialmente las de China, respiren tranquilas por ahora, y la esperada nominación de Harris probablemente reforzará a los demócratas”, afirma.

¿Qué se espera en el plano internacional si gana Harris? La misma línea dura de Biden contra Rusia y China  y quizá mayores intentos de mediar un alto el fuego entre Israel y Hamás.

Si es elegida presidenta en noviembre, Harris asumiría el cargo con un historial de política exterior definido por su mandato como senadora durante la presidencia de Trump y  heredará todos los problemas que deja Biden en materia internacional que son muchísimos y muy álgidos.