La Unión Europea (UE) es ambiciosa, al menos en cuanto a políticas verdes y pretende ser el primer continente climáticamente limpio y neutro para 2050. Todo un desafío para los tiempos que corren.

          Hay plazos por cumplir en toda la UE, el primero que se avizora será en 2030. La UE se ha planteado como meta una reducción de las emisiones netas de al menos el 55% en comparación con los niveles de 1999; esto como antesala a la añorada neutralidad climática que significa cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050.

          Para eso existe el Pacto Verde Europeo orientado a transformar a la UE en una economía moderna, eficiente en el uso de los recursos, más transparente y más competitiva.

          Esta reconversión no está siendo ni fácil, ni barata. La Comisión Europea, junto con el Parlamento Europeo, sacaron adelante un Plan De Recuperación NextGenerationEU del que al menos un tercio de las inversiones de 1.8 billones de euros, junto con el presupuesto de siete años de la UE, estarán destinados a financiar el Pacto Verde Europeo.

          El documento es un plan de cambio transformador que compromete a los veintisiete países miembros de la UE a cumplir un calendario de reducción de emisiones  contaminantes en el transporte, así como en la construcción, que deberán ser sostenibles.

          En el transporte,  la hoja de ruta pasa por un transporte “limpio, accesible y asequible” incluso en las localidades más lejanas. Para conseguirlo van dándose pasos para acelerar la reconversión eléctrica y a favor del hidrógeno verde en cuanto al uso de combustibles.

La industria aeronáutica está dejando atrás  sus mejores décadas, en parte su flota se ve amenazada por las propias políticas verdes, que terminará desplazada  en los destinos cortos y persistirá solo para las distancias largas.

          La propia Agencia Europea del Medio Ambiente señala que en cuanto a emisiones de los medios de transporte y su capacidad contaminante en Europa, la aviación genera el 0.4% de las emisiones de CO2; en cambio, los trenes solo el 0.1% y el transporte mediante automóviles es responsable del 20.5 por ciento.

          A nivel mundial, la industria de la aviación emite el 5% de la contaminación: “El avión es el medio de transporte que más contamina con 285 gramos de CO2 por kilómetro y pasajero. Un avión que recorra la distancia de ida y vuelta de Madrid a Nueva York emite entre 2 y 3 toneladas de  CO2 por pasajero. En un día se producen millones de desplazamientos en avión en el mundo, por lo que las grandes cantidades de emisiones de un avión se multiplican por millones”.

A COLACIÓN

El futuro inmediato en la UE pasa por continuar la senda de Francia en cuanto a suspender los vuelos cortos para privilegiar las rutas cortas por tren; antes de diez años, el territorio europeo podría quedar vertebrado totalmente por vía férrea con trenes convencionales y de alta velocidad. Francia y España están por resucitar sus conexiones ferroviarias desde Madrid, hasta París, haciendo varias escalas.

La Comisión Europea también propone una tarificación del carbono para el sector de la aviación, que hasta ahora se beneficiaba de una excepción. También propone promover combustibles de aviación sostenibles, con la obligación de que los aviones adopten combustibles mezclados sostenibles para todas las salidas de los aeropuertos de la UE.

Por el lado, de los vehículos terrestres, la Comisión Europea tiene objetivos más ambiciosos para reducir las emisiones de CO2 de los turismos y furgonetas nuevos: un 55% de reducción de las emisiones de automóviles para 2030 y de las furgonetas.

          A partir de 2026, el transporte por carretera estará cubierto por el comercio de emisiones, poniendo un precio a la contaminación, estimulando un uso más limpio de combustibles y reinvirtiendo en tecnologías limpias.

Menos hormigón y más árboles

En Europa, la transición verde presenta una gran oportunidad para la industria europea al crear mercados para tecnologías y productos limpios. Estas nuevas propuestas tendrán un impacto en todas las cadenas de valor en sectores como la energía, el transporte así como en  la construcción.

Ya en numerosas ocasiones, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha insistido en que Europa tiene que ser “resiliente, verde y digital”. Para lograrlo, las políticas europeas han venido ajustándose alrededor precisamente del Pacto Verde Europeo.

Las ciudades y sus edificaciones así como los espacios públicos representan otro de los grandes retos para hacer una Europa más verde. La intención es que haya menos hormigón y más árboles, así como edificios sostenibles.