Hay cierto temor en Europa de que puedan repetirse las escenas dantescas del asalto al Capitolio en Estados Unidos, como escenario previo o posterior a las elecciones, del próximo noviembre. También se aborda la posibilidad de un enfrentamiento entre los partidarios demócratas y los trumpistas.
En un editorial escrito por Owen Jones, para el diario británico The Guardian, se cuestiona que Estados Unidos es una democracia gravemente comprometida por los intereses creados de los ricos y los esfuerzos concertados de la derecha para debilitar el derecho al voto. De hecho, compara a Trump con una especie de Putin estadunidense.
“El intento de asesinato de Trump marca un nuevo descenso a la oscuridad. A principios de este año, una encuesta encontró que más de un tercio de los estadounidenses cree que es probable una guerra civil en su vida, y otro 13% optó por elegir un muy probable”, escribió Jones.
En 2021, un destacado politólogo canadiense y estudioso de los conflictos violentos advirtió que el debilitamiento de las instituciones democráticas estadunidenses durante décadas podría llevar al colapso de todo el sistema en 2025, lo que llevaría a una inestabilidad violenta extrema y a una tiranía de derecha que prevalecería hasta 2030.
“Sin embargo, nueve décadas después de la publicación de It Can’t Happen Here, la novela distópica de Sinclair Lewis sobre un dictador fascista ficticio que toma el poder en Estados Unidos, el escenario que imagina parece menos inverosímil que en cualquier otro momento de los 250 años de existencia de la república estadunidense”, acotó Jones.
La Corte Suprema tiene una mayoría conservadora y una victoria presidencial de Trump podría ir acompañada fácilmente de una victoria republicana en ambas cámaras del Congreso, lo que significa muy pocos controles y equilibrios. “Trump ha planteado cancelar la Constitución de los Estados Unidos y encarcelar a sus oponentes políticos y su promesa de ser un dictador solo el primer día no es tranquilizadora”.
A COLACIÓN
Por fin Biden ha comprendido que esto va de frenar e impedir, la vuelta de Trump a la Casa Blanca. Su renuncia como candidato, cuando ya es un cadáver político, llega en un momento políticamente álgido y sensible en la sociedad norteamericana.
El no asesinato de Trump y que él ya se presenta como víctima de la democracia y hasta habla de sí mismo en forma mesiánica sólo está profundizando más la cicatriz que separa a los estadounidenses y los confronta entre sí con gran encono.
Trump y su discurso es el odio. Trump es la política del odio, la gente razonable y de bien no puede permitir que los autócratas se apoderen de sus almas, de sus pensamientos, de sus miedos y de sus ilusiones.
Es más su política exterior que ya ventila está llena de odio. El republicano pretende alterar la relación de Estados Unidos con la OTAN; pero además tiene entre sus planes el envío de fuerzas armadas a México para combatir a los cárteles de la droga.
La política exterior es el punto más controvertido de todo cuanto Trump ya anunció que hará y no solo es su mala relación con China también en la lista está Ucrania, la OTAN y los aliados europeos.
Trump ha dicho que bajo su Presidencia, Estados Unidos repensará fundamentalmente el propósito de la OTAN y su misión. Y también pedirá a Europa que reembolse a Estados Unidos por casi 200 mil millones de dólares en municiones enviadas a Ucrania.
Respecto de Ucrania, no se avizora un cambio en la postura de Trump. De hecho, la elección del senador por Ohio, J.D Vance, como compañero de papeleta para ser vicepresidente, solo refuerza el discurso contra Ucrania y se alinea en el mismo pensamiento que culpa a la OTAN de “molestar” a Rusia que, en consecuencia, decidió invadir a Ucrania.
Hace unos meses generó bastante controversia, una columna de opinión escrita por Vance para The New York Times en la que señalaba que solo era cuestión de matemáticas para darse cuenta que Ucrania terminaría bajo el dominio ruso. Y, coincide con Trump en que el único plan de paz posible para Ucrania pasa porque el gobierno de Kiev ceda el territorio invadido por los rusos y firme un plan de paz en el que garantice su neutralidad y que nunca entrará en la OTAN.
Siempre es además ponerse en contra de los valores, de la ética, de la conciliación y de toda lógica: Trump viene reiterando que la situación en Ucrania quedará resuelta con él, después de las elecciones y antes de que asuma su cargo, en enero de 2025. Ya hay un plan de paz sobre de la mesa en el que se obligará a Kiev a reunirse con los invasores y a aceptar sus condiciones. ¿Por qué se posiciona Trump en el lado incorrecto de la vida, en el lado de los malvados?