Ni Macron, ni Le Pen, ni el Frente Nacional han conseguido la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional conformada por 289 escaños. La pulverización se ha consumado y tener un primer ministro en Francia necesitará de mucha negociación.
¿Qué escenarios se abren para la nación gala? Si ningún partido obtiene la mayoría y no se forma una coalición gobernante, esto podría llevar a un estado de estancamiento dentro del gobierno. Esto sumiría a Francia en un territorio desconocido, ya que esta situación nunca se ha producido.
Una cosa es cierta: no se pueden convocar nuevas elecciones legislativas hasta dentro de un año para resolver la situación. ¿Cómo funcionaban las convivencias anteriores y cuáles son los precedentes? A lo largo de la Quinta República, Francia ha vivido tres cohabitaciones después de que el partido de la oposición ganase las elecciones parlamentarias.
La última vez que se produjo una cohabitación fue en 1997, cuando el presidente centroderechista, Jacques Chirac, disolvió el Parlamento, pensando que ganaría una mayoría más fuerte, pero perdió inesperadamente ante una coalición de izquierdas liderada por el Partido Socialista. Lionel Jospin fue nombrado primer ministro y dirigió el gobierno hasta 2002.
En la actualidad, Francia está profundamente dividida con una sociedad cada vez más confrontada: económicamente, socialmente, ideológicamente y políticamente.
El primer escenario político al que Macron podría enfrentarse, a raíz de la segunda vuelta electoral de las elecciones legislativas es cogobernar con un primer ministro distinto al de su partido y abrir así un llamado gobierno de cohabitación.
El primer ministro, Gabriel Attal, ya anunció que este lunes presentará su dimisión pero Macron podría no aceptarla en parte porque tiene ya encima la inauguración de los Juegos Olímpicos y no será una negociación nada fácil el nombramiento de otro primer ministro.
Francia es una república constitucional semipresidencialista y el poder ejecutivo se comparte entre el presidente y el primer ministro. Macron intenta sonreír en medio de la catástrofe justificando ante su electorado que si bien en los resultados de esta segunda vuelta electoral, no obtuvo mayoría absoluta, ha logrado quedarse como la segunda fuerza política en la Asamblea Nacional.
Se siente más tranquilo porque la ultraderechista Marine Le Pen y su Agrupación Nacional serán la tercera fuerza en la Asamblea Nacional y si bien, en estos momentos, todavía no hay resultados electorales definitivos, Macron no puede lanzar las campanas al aire porque se espera que Agrupación Nacional gane, por lo menos, 40 escaños respecto de los que tenía en 2022. No es mayoría absoluta, tampoco ha quedado como segunda fuerza, pero en las votaciones de la última década su crecimiento en número de escaños es incontestable. Cada elección obtiene mayor representación en la Asamblea Nacional.
A COLACIÓN
Hay posiciones escoradas entre una generación de mayores que ha votado por el Nuevo Frente Popular que se presenta como una coalición antifascista y los millennials que han votado por Lepen y su extrema derecha de Agrupación Nacional. La muchachada veinteañera de la Generación Z también está muy radicalizada muchos son seguidores de la ultraizquierdista La Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon, miembro del Nuevo Frente Popular. Mélenchon ha declarado reiteradamente que él quiere ser el nuevo primer ministro de Francia. Este Nuevo Frente Popular será la primera fuerza y es precisamente La Francia Insumisa la que más escaños ha conseguido.
El electorado galo vive una pulverización enfermiza fruto de la polarización interna auspiciada por una serie de temas ríspidos que han degradado la convivencia y rebajado la calidad de vida de las personas que viven en Francia.
Lo que está en juego es crucial: desde la gobernabilidad de Francia; la parálisis en la Asamblea Nacional de los presupuestos y de las propuestas de Macron.
El Nuevo Frente Popular está conformado por partidos de izquierdas (de todos los espectros) comenzando por la ultraizquierda de La Francia Insumisa; además se ha unido, el Partido Socialista de tintes socialdemócratas; también el Partido Comunista Francés y se añadieron los verdes del partido Los Ecologistas.
No es la primera vez que llevan a cabo un pacto de conveniencia: lo hicieron en 2022 cuando Macron volvió a presentarse por otro quinquenio. En dichas elecciones, este pacto consiguió 131 diputados y, en parte, fueron los responsables de impedir la mayoría absoluta que Macron consiguió durante su primera victoria electoral en 2017 cuando derrotó a Francois Hollande.
El ultraizquierdista Mélenchon quiere ser el nuevo primer ministro y él tiene muy mala relación con Macron. Entre las propuestas de la izquierda radical están una reforma del sistema electoral para una mayor proporcionalidad, la subida del salario mínimo, un nuevo impuesto a las grandes fortunas; la gratuidad de materiales y comidas escolares así como la jubilación a los 60 años de edad.
Además, en política internacional, piden el reconocimiento del estado de Palestina; un embargo de armas a Israel; y, respecto de la guerra de Ucrania, la Francia Insumisa apuesta por seguir enviando ayuda militar pero sin que Francia intervenga de manera directa en el conflicto. Sus ideas son igualmente nacionalistas y euroescépticas. No será nada fácil el entendimiento con Macron.