Como parte de su presidencia del G7 este año, Italia tiene como objetivo hacer del desarrollo africano un tema central para aumentar su influencia en un continente donde potencias como China y Rusia tienen grandes intereses; y, la diplomacia, más las inversiones, son claves.
En los países del África mediterránea, se observa a Italia como un nuevo socio estratégico, un puente fresco de inversiones y de cooperación para el desarrollo que, además, los acerca más hacia la Unión Europea (UE).
El arribo al poder de Giorgia Meloni, en octubre de 2022, ha reubicado a África dentro de sus prioridades en materia de política exterior: la primera ministra, militante del partido Hermanos de Italia, ha asumido una postura proactiva buscando un acercamiento clave con Argelia, Libia, Túnez, Marruecos y Egipto pero tampoco deja fuera al resto del continente africano.
Se trata de inversiones potenciales en el renglón energético; de fortalecer el camino de la cooperación y de una nueva forma de asociación a través de movilizar inversiones públicas y privadas.
El Instituto Affari Internazionale habla de un “cambio de mentalidad” en Italia y en su política exterior hacia África, alejada de los reproches, para ofrecer alternativas con soluciones que a través de la inversión y de la cooperación coadyuven al progreso de las economías.
Ahora bien, Roma quiere que las relaciones no se circunscriban únicamente al renglón energético: hay misiones de alto nivel, comerciales y de inversiones, el propio presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune ha calificado de “trascendental” este acercamiento. Hasta la prensa local alaba a su socio europeo.
La piedra angular del nuevo “romance” entre Italia y los países del África mediterránea tiene nombre y apellido: el Plan Mattei, en honor al fundador de Eni, Enrico Mattei.
El European Think Tanks Group (ETGG) destaca que por primera vez hay un plan con el potencial de “cambiar las reglas del juego” para la cooperación de Italia con África en materia de desarrollo.
El acercamiento de Meloni ha sido gradual hasta anunciar el Plan Mattei que viene cargado con una financiación inicial de 5 mil 500 millones de euros y está enfocado a cinco áreas clave: 1) educación; 2) agricultura, 3) salud; 4) energía; y, 5) agua.
Además de Argelia, la premier buscó un acercamiento con el gobierno libio: en Trípoli se reunió con su homólogo, Abdul Hamid Dbeibeh, ambos signaron un acuerdo gasístico por 8.000 millones de dólares que involucra a la energética italiana Eni y a la Corporación Nacional de Petróleo de Libia (NOC).
La diplomacia italiana está siendo transversal. Ha sido bastante significativo que Meloni recibiese en Roma a Khalifa Haftar, autodenominado líder de la milicia de Bengasi, con quien abordó los retos de los flujos migratorios y la necesidad de que Libia tenga un entorno de paz, seguridad y estabilidad.
A su vez, con Túnez, la estratagema desde Roma descansa en una serie de alianzas. Meloni se ha reunido varias veces con Kais Saied, presidente de Túnez, y ha mediado inclusive para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) acelere la entrega de un paquete de ayuda que, hasta el momento, no ha sido concedido.
A COLACIÓN
Con la iniciativa actual, Roma quiere convertirse en un hub gasístico para el mercado europeo, captar así el gas natural africano y distribuirlo con eficacia y a un precio competitivo.
Silvia Borrelli, escribió para el Financial Times, que los expertos de la industria italiana creen que el profundo conocimiento que Eni tiene del continente africano y sus lazos comerciales de larga data con los países de Oriente Medio podrían convertirse en un activo nacional a medida que Europa trabaja para asegurar nuevas fuentes de energía. Eni opera en África desde 1954 y está presente en 14 países.
Precisamente, Claudio Descalzi, director ejecutivo de Eni, dijo al Financial Times que una colaboración más estrecha con los países de África en materia energética ofrecía el potencial de un nuevo eje sur-norte que conectará los abundantes recursos de combustibles fósiles y renovables del continente africano con los mercados “hambrientos” de energía de Europa.
“África tiene abundantes recursos energéticos, pero su desarrollo se ha visto afectado por la falta de inversión. Un proyecto de oleoducto subsahariano de Nigeria a Argelia, por ejemplo, ha estado en proceso durante décadas. Eni y Snam, que ya operan partes del gasoducto transmediterráneo desde Argelia hasta el norte de Italia, tienen un papel importante que desempeñar”, escribió Borrelli.
Meloni avizora que a través del Plan Mattei se pueda incluso detonar un corredor africano de energías renovables así como de hidrógeno verde. Durante la cumbre africana celebrada el 29 de enero pasado, se anunció que este año comenzarían una serie de ayudas, financiamientos e inversiones y ha sido tan exitosa que acudieron representantes de 45 países africanos. Si Italia puede y quiere dar dinero en forma de inversiones, los países africanos quieren y necesitan ese dinero.
Claudia Luna Palencia