Durante los cinco quinquenios que lleva Putin en el poder han acontecido dos citas históricas ambas con dos presidentes estadounidenses: en Helsinki, en 2018,  con el republicano Donald Trump y en, Ginebra, en 2021, con el demócrata Joe Biden.

          A ambos eventos he acudido en mi calidad de corresponsal de prensa extranjera.  En la cita  de Helsinki, la atención estaba puesta en los múltiples rumores en torno a la injerencia rusa maniobrando a favor de Trump en las elecciones norteamericanas.

          Sin embargo, este primer encuentro no fue una reunión sencilla, ni comenzó en un ambiente cordial,  todo lo contrario se cortaba la tirantez en el aire, no había sintonía alguna entre Trump y Putin.

          El dictador ruso llegó casi una hora tarde a la cita con Trump y para cuando ya estaba confirmado que estaba por arribar al Palacio Presidencial de Helsinki, esta vez fue Trump el que salió para hacer esperar veinte minutos a Putin.

          Era palpable que no había sintonía entre los dos. Trump entonces felicitó a Putin por organizar el Mundial de Sochi y a cambio, el gobernante ruso le regaló el balón del Mundial, recordándole que “ahora tiene usted el balón en su tejado”.

       “Nosotros dos somos grandes potencias nucleares, nosotros tenemos el 90% del arsenal nuclear, y eso no es bueno, es algo malo. Yo creo, yo deseo, que podamos hacer algo acerca porque  no es una fuerza positiva, es una fuerza negativa”, dijo entonces Trump.

            Después afirmó, como intentando autoconvencerse, que estar a solas con Rusia es una buena cosa, no una mala cosa: “Yo realmente pienso que el mundo quiere que nos llevemos bien”.

“Como mayores productores nucleares tenemos una especial responsabilidad en mantener la seguridad internacional y también en desarrollar una agenda especial de cooperación para regular los mercados energéticos, del petróleo y del gas de esquisto. No estamos interesados en una bajada extrema del precio”, recalcó entonces Putin.

          Trump y Putin hablaron del gas ruso que transita por Ucrania hacia Alemania y el resto de Europa; el líder del Kremlin  aseveró en dicho encuentro que no cesarían el contrato de tránsito de gas por Ucrania.     En 2018, el gobierno de Kiev denunciaba ante la Unión Europea (UE) que Putin dejaría de suministrar su gas a través de la infraestructura que pasaba por territorio ucranio en detrimento del peaje que recibían las arcas ucranias por dicho acceso.

A COLACIÓN

          Después en 2021, en Ginebra, Putin se vio con el mandatario Joe Biden y hablaron de las rispideces diplomáticas entre ambos países que ya venían en constante auge. Tampoco fue un encuentro fácil, pero esta vez Putin llegó a la hora marcada en la cita, arribó en punto, ni un minuto antes, ni un minuto más tarde.

En dicha reunión,  a Biden  le interesaba  dejarle muy claro a Putin que Estados Unidos estaba dispuesto a responder con todas sus capacidades a los ciberataques que intentan vulnerar los oleoductos y hasta los sistemas de sanitización del agua de las ciudades norteamericanas.

Precisamente, en mayo de dicho año, quedó secuestrado informáticamente el oleoducto de la empresa Colonial dejando sin combustible a 17 estados de la Unión Americana y dos meses antes, otro ataque cibernético,  en una planta de tratamiento de agua en Oldsmar, Florida, detectó que  se estaba manipulando los niveles químicos de hidróxido de sodio para envenenar el agua de la ciudad.

Para Biden, la ciberseguridad y frenar estos ataques, son su prioridad y así se lo hizo saber a Putin en dicho encuentro: “¿Yo te pregunto, si a ti te gustaría que te estuvieran atacando estos ciberdelincuentes, por ejemplo, a tus refinerías? ¿Te gustaría?”.

Ni siquiera asomaba la sombra de la invasión que muy seguramente ya había planeado Putin aprovechando que el mundo se confinó y puso toda su atención en derrotar al SARS-CoV-2 y en evitar que más gente estuviera muriendo. Con esa cortina de humo, el dictador ruso tuvo todo el tiempo del mundo para ir organizando su invasión que finalmente consumó el 24 de febrero de 2022; tan solo cinco meses después de verse cara a cara con Biden, los servicios de inteligencia norteamericanos advirtieron de que Putin había dado la orden de invadir Ucrania y el Pentágono lo confirmó con las imágenes de satélite mostrando el desplazamiento de largas columnas de carros de combate y de movimientos de tropas… Putin lo negaba con ese cinismo que lo caracteriza.