En Europa, la transición verde presenta una gran oportunidad para la industria europea al crear mercados para tecnologías y productos limpios. Estas nuevas propuestas tendrán un impacto en todas las cadenas de valor en sectores como la energía, el transporte así como en  la construcción.

Ya en numerosas ocasiones, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha insistido en que Europa tiene que ser “resiliente, verde y digital”. Para lograrlo, las políticas europeas han venido ajustándose alrededor precisamente del Pacto Verde Europeo.

En el mismo sentido, Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, recordó que el  cambio climático es otra de las prioridades para los ciudadanos. A la pregunta  de los medios de comunicación sobre si la UE está haciendo lo necesario para alcanzar sus objetivos climáticos, Metsola respondió que “nunca es suficiente” porque se trata de una cuestión urgente.

Las ciudades y sus edificaciones así como los espacios públicos representan otro de los grandes retos para hacer una Europa más verde. La intención es que haya menos hormigón y más árboles, así como edificios sostenibles.

La UE anticipa que habrá una nueva generación de arquitectos, ingenieros, desarrolladores urbanos con materiales ecológicos y sostenibles que moldearán la nueva arquitectura urbana. “Se podrán crear empleos verdes adicionales en el sector de la construcción”.

¿Qué tan verde es Europa? La propia Comisión de Urbanismo de la Comisión Europea indica que en término medio, alrededor del 40% de la superficie de las ciudades europeas se compone de infraestructura verde urbana, con alrededor de 18.2 metros cuadrados de espacios verdes de acceso público por habitante; el 44% de la población urbana de Europa vive a menos de 300 metros de un parque público.

 Sin embargo, la presencia de áreas verdes, tanto públicas como privadas,  en las ciudades varía mucho: mientras que algunos centros urbanos, como Viena  y Friburgo, en Alemania, tienen incluso áreas boscosas dentro de sus centros urbanos, otros carecen de áreas verdes, sobre todo en las regiones mediterráneas que están padeciendo temperaturas récord.

La Comisión Europea propone  que todos sus países miembros  renueven anualmente al menos el 3% de la superficie total de todos los edificios públicos;

establecer un punto de referencia del 49% de energías renovables en edificios para 2030; que todos los países miembros aumenten el uso de energías renovables en calefacción y refrigeración en 1.1 puntos porcentuales cada año, hasta 2030.

La Comisión Europea propone a los eurodiputados restaurar los bosques, suelos, humedales y turberas de Europa. “Esto aumentará la absorción de CO2 y hará que nuestro medio ambiente sea más resistente al cambio climático”.

A COLACIÓN

Si en algo los veintisiete países miembros de la UE no terminan, bien a bien, de ponerse de acuerdo es sobre la viabilidad de la energía nuclear como una fuente de energía limpia.

Alemania cerró todas sus centrales nucleares. Básicamente se trató de un plan concebido desde los tiempos de gobierno de la canciller Angela Merkel, que se aceleró, tras el desastre de Fukushima, en Japón, en 2011. Más de 16 centrales nucleares fueron clausuradas.

En cambio, en Francia, su política energética descansa fundamentalmente en 56 reactores nucleares todos operativos; es decir, el 70% de su electricidad  es de origen nuclear, solo Ucrania ocupa el segundo sitio en centrales nucleares que le permiten obtener el 55% de su electricidad a través de esta forma de producción.

Así es que la posición de la UE al respecto de emitir una recomendación sobre el uso de la energía nuclear está dividida y muy polarizada considerando que son Alemania y Francia, los líderes con mayor peso decisivo, en la Comisión Europea.

En el caso de España, en total funcionan cinco centrales nucleares; pero dos de ellas tienen dos reactores; en total, el país ibérico tiene siete reactores de agua ligera.

Con energía nuclear o sin energía nuclear, la UE presiona a todos los países para  reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% para 2030 y requiere mayores cuotas de energía renovable y una mayor eficiencia energética.

La Comisión quiere aumentar el objetivo vinculante de fuentes renovables en la combinación energética de la UE al 40 por ciento. Las propuestas promueven la adopción de combustibles renovables, como el hidrógeno verde en la industria y el transporte, con objetivos adicionales.

A través  del Pacto Verde Europeo, la bioenergía adquiere un rol fundamental en la sustitución de los combustibles fósiles y facilitar así la descarbonización de la UE.

La Agencia Europea del Medio Ambiente remarca que si los seres humanos siguen  contaminando y explotando los recursos, como en la forma habitual,  para 2050, la humanidad necesitará los recursos de tres Tierras.  Europa quiere ser el primer continente  neutro y poner el ejemplo y hacerlo con más áreas verdes y menos hormigón.