En España, el Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que el año pasado hubo 6 mil 629 nacimientos menos respecto de 2022. Y la tendencia sigue siendo decreciente.
La baja natalidad en España sigue además la tónica de muchos países europeos que tendrán una gran masa de población envejecida pero con escasos nacimientos.
La propia ONU advierte que para el año 2100 “ocho de cada diez personas vivirán en Asia y África” y en Europa solo residirá el “5.6% de la población mundial”.
Bajo este ritmo de baja natalidad y amplio envejecimiento, la ONU estima que España pasará de tener 47 millones de habitantes a 30 millones al final del siglo lo que significará perder el 35% de su población.
“España tiene la tasa de natalidad más baja de la Unión Europea y sigue por debajo de la media europea que es de 9.3 nacimientos por cada mil habitantes”, de acuerdo con el organismo internacional.
En general, los jóvenes españoles se lo piensan varias veces, no solo para casarse sino para procrear y es la economía y la inestabilidad laboral con trabajos precarios y mal pagados el principal motivo para decidir no tener hijos. Y, además, están los elevados precios de los bienes inmobiliarios tanto para alquilar, como para comprar, a través de una hipoteca.
El último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud señala que solo un 16.3% de los jóvenes está emancipado en España lo que supone “la mitad del porcentaje medio” de la Unión Europea. “Las personas menores de 30 años tienen que destinar el 100% de su sueldo y además poner otros 76 euros adicionales solo en concepto de alquiler y de suministros si quieren vivir solas”, según dicho informe.
Esto significa que solo siete millones de jóvenes en todo el país puede vivir de forma independiente frente al 31.9% de la Unión Europea. Por los altos costos de la vivienda, muchos jóvenes viven con sus padres hasta bien entrados los treinta años de edad.
La incertidumbre laboral es también otro de los factores, no hay una estabilidad como antaño; la movilidad en prácticamente todos los sectores es una constante salvo que una persona logre convertirse en un funcionario del Estado y entonces acepte vivir con un salario por encima del mínimo.
Hay toda una complejidad en la que también influye la percepción de que todo empeora, a causa del cambio climático y el mundo es más inseguro sobre todo a raíz de la pandemia y de la invasión de las tropas rusas en Ucrania. La gente es más pesimista hacia un futuro estable, en paz y sin problemas.
A COLACIÓN
Recientemente, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, abordó que la capital de España debería prepararse para crecer en un millón de habitantes más, en los próximos años, sobre todo atendiendo a los flujos de inmigrantes.
España, en su conjunto, tiene una población de 48 millones 592 mil 909 habitantes de los que, más de 6 millones son inmigrantes; el país ibérico tiene una amplia tradición de acogida de flujos migratorios. En Madrid, de acuerdo con datos de 2023, viven tres millones 332 mil 035 habitantes y con el área metropolitana tiene cinco millones 030 mil 132 habitantes. La población extranjera de la Comunidad de Madrid ya superó el millón de inmigrantes.
¿Son los inmigrantes la solución a la baja natalidad presente en España? Las respuestas de expertos como Alejandro Macarrón Larumbe son contundentes “solo suavizan” parte del envejecimiento de la población pero no han frenado sus consecuencias.
De acuerdo con lo que él me comentó, en España la edad media de la población ha seguido creciendo y los inmigrantes, algunos llegan con niños; otros rondan la mediana edad y también envejecen y se convierten en jubilados en el mediano y largo plazo.
Y luego está el impacto económico derivado de la cualificación que Macarrón Larumbe pone sobre de la mesa: “La población inmigrante que tenemos en su mayoría, claro con sus excepciones, no tiene mucha cualificación laboral; es una cualificación media baja y eso, en impuestos y en ingresos fiscales, no añade muchos impuestos al Estado”.
Luego sucede que España tiene un efecto llamada porque atrae a gente que busca el Estado de Bienestar y está dándose un fenómeno en el que hay inmigrantes y españoles desempleados que están recibiendo un subsidio y en su conjunto tiene un costo financiero y presupuestario porque demandan ayudas y subsidios. “La inmigración no es una solución”.