A Robert Francis Kennedy lo asesinaron en el revuelto 1968, el mismo año que también estuvo marcado por la sangre de Martin Luther King, cuyo homicidio aconteció dos meses antes que el de Kennedy. Pocos años serán recordados en el almanaque por ser tan convulsos con la intención de vulnerar las conquistas sociales y fracturar los derechos humanos.
El senador Kennedy y exfiscal general del Estado ya había sufrido en sus carnes el magnicidio de su hermano, John F. Kennedy en 1963 y como abogado defendió causas justas, sobre todo relacionadas con la discriminación. Tras su homicidio, se le honró con la creación de la Fundación Robert F. Kennedy Human Rights con la finalidad de crear “un mundo más justo y pacífico”.
Este organismo sin fines de lucro, cuenta con una matriz en Washington, otra sede en Nueva York y ha cruzado el Atlántico con filiales en: Reino Unido, Suiza, Grecia e Italia y más recientemente en España.
He tenido el gusto de conocer a María Díaz de la Cebosa, presidenta de la Fundación Robert Kennedy Human Rights en Madrid, una mujer brillante, muy trabajadora y buena persona.
De los derechos humanos, Díaz de la Cebosa me recordó que a nivel global hay una profunda preocupación porque más de 50 millones de personas son esclavos modernos en el mundo de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo y el Global Slavery Index.
Son datos escalofriantes porque sucede en países más desarrollados y en los menos desarrollados: el 70% son mujeres y niños eso es muy inquietante lo mismo con los niños refugiados porque son muy vulnerables ante la trata de personas y la explotación.
Por eso, refiere Díaz de la Cebosa, es menester valorar los derechos humanos, un estandarte que enarbola la Fundación RFK enfocado en tres áreas vitales ligadas con la educación: 1) Formación para profesores y educadores; 2) educación en derechos humanos para niños a partir de los 5 años, jóvenes y adultos; y, 3) la difusión de la obra de teatro Voces desde la Oscuridad, basada en el libro Speak Truth to Power, escrito por Kerry Kennedy y orientado a concienciar al público sobre la importancia del respeto por los derechos humanos y la justicia.
Díaz de la Cebosa me explica que el organismo que preside desarrolla un enfoque totalmente educativo: “Tenemos un programa que se llama Speak Truth to Power cuyo método está diseñado y escrito por Kerry Kennedy, basado en la metodología del caso y busca fomentar el valor de los derechos humanos en la educación.
A COLACIÓN
Kerry Kennedy es la séptima hija de Robert Kennedy (él tuvo once hijos en total) y es muy conocida en Estados Unidos por llevar a cabo una serie de causas nobles en defensa de la justicia, de la igualdad y de los derechos sociales.
A través de la Fundación RFK, se pretende implantar el valor del emprendimiento social, en el que entran la cultura, la educación y el medio ambiente; y en ese triple resultado se busca un impacto social e incluso financiero para las buenas prácticas de las empresas.
En Madrid, la Fundación RFK desembarcó en diciembre de 2018 y la presentación se llevó a cabo en octubre de 2019 y luego entró la pandemia: “La Fundación International Studies llevaba años trabajando como partner de la Fundación Robert Kennedy y veíamos los enormes beneficios del programa”.
La educación en derechos humanos es un tema clave. Si bien muchos derechos son inalienables al ser humano, otros son fruto de una conquista civil y social con sangre, sudor y lágrimas. Para Díaz de la Cebosa, al final de los 33 artículos de los derechos humanos, detrás de cada uno hay un gran sufrimiento.
“¿Qué ha ocurrido? Nuestras generaciones hasta hace poco nos hemos encontrado con todos esos derechos ya ganados y lo que no podemos es quedarnos dormidos… debemos generar ondas expansivas y hacerlo desde tempranas edades a fin de que se aprenda qué son los derechos humanos, cómo respetarlos y entender que además hay una obligación”, añade la activista.
Pero también hay esperanza, de acuerdo con Díaz de la Cebosa: “Por otro lado, nos ha despertado una parte importante de lo que es la justicia y también de cómo nosotros, como personas y ciudadanos de bien, debemos actuar y trabajar codo con codo y hombro con hombro con el ser humano”.