Hay una serie de factores externos condicionando la evolución del comercio mundial y de las inversiones: las dos guerras más importantes son la invasión de Rusia a Ucrania, camino de cumplir dos años el 24 de febrero; y el conflicto bélico de Israel contra los palestinos y Hamás de la Franja de Gaza y de Cisjordania con efectos colaterales como el  pulso de Irán financiando y dando armas a Hezbolá en Líbano y a los Hutíes de Yemen, para provocar una guerra regional que incluso involucre a Estados Unidos.

          En ese complicado puzle de dos guerras con alta dosis de afectar los intereses regionales y alterar el flujo de las mercancías e incidir en los precios de varios commodities como los cereales y los energéticos, se añaden las elecciones en varios países; no solo, involucrados  directamente en los conflictos, sino que pueden ser decisivos para cambiar los apoyos, hasta ahora concedidos a Ucrania para resistir la invasión rusa.

          Las elecciones en Rusia (entre el 15 y 17 de marzo); las de Ucrania que deberían celebrarse a finales de marzo y que muy seguramente debido al estado de excepción que se vive ante la guerra para repeler a los rusos no se llevarán a cabo así como la renovación del Parlamento Europeo y de la Comisión Europea y del Consejo Europeo (a partir del mes de junio) y las votaciones presidenciales en Estados Unidos;  son todas, en su conjunto,  relevantes para el derrotero en las guerras Rusia-Ucrania y la de Israel versus Hamás y las tensiones en Medio Oriente.

Si bien, Donald Trump sigue enfrentando serios problemas judiciales y recientemente el Tribunal de Apelaciones de Washington falló de forma unánime que el expresidente no puede gozar de ninguna inmunidad por los actos de los que se le juzga mientras fue presidente de Estados Unidos, la mayoría de los analistas políticos en Norteamérica dan por descontado que Trump volverá enfrentarse en las urnas contra el actual presidente, el demócrata Joe Biden. Ya en Europa  hablan incluso de “prepararse” para la vuelta de Trump a la Presidencia.

          Y ese prepararse refiere a un nuevo enfriamiento en las relaciones de Estados Unidos con la Unión Europea; nuevas amenazas de dejar la OTAN; retirar todos los apoyos militares y financieros a Ucrania; cancelar todos los fondos de ayuda a  los palestinos y a varias agencias de la ONU; y brindarle apoyo incondicional a Israel para que reconfigure su poder estratégico tanto al interior, como en el exterior, de cara a su influencia regional.  Así como un mayor enfrentamiento comercial con China y una nueva persecución migratoria.

          La OCDE, encabezada por Mathias Cormann,  recomienda anticiparse a todos estos escenarios a fin de fortalecer las bases para un crecimiento más sólido y sostenido.

En su análisis Fortalecimiento de las bases para el crecimiento publicado en febrero de este año, la OCDE confirmó que observa una moderación del crecimiento en parte afectado por el endurecimiento de las condiciones financieras de los  créditos en sectores como el  inmobiliario. Se ha dado un enfriamiento.

Otro factor negativo a considerar es el desempeño errático del comercio mundial que está encontrando en la geopolítica otro escollo para las cadenas de valor. Sobre todo a raíz de los ataques a los barcos en el Mar Rojo por parte de los Hutíes.

Un comercio mundial que no ha logrado recobrar los flujos previos a la pandemia (en 2019) y que después del coronavirus y los cierres impuestos en varios países ha debido confrontar las sanciones impuestas a Rusia por la invasión a Ucrania y ahora sufre los estragos de la amenaza terrorista de los Hutíes en el Mar Rojo y el Estrecho de Bab-el Mandeb con ataques a diversos cargueros y buques de mercancías.

 Las grandes navieras están desplazando las rutas marítimas de sus cargueros, que salen de diversas partes de Asia hacia Europa, navegando mejor  por el Cabo de Buena Esperanza en África lo que implica más días de navegación, un  flete más costoso  y por tanto, mercancías más caras.

Los ataques van en contra de todos los buques de carga que transitan por el Canal de Suez desde  portacontenedores; petroleros y los buques cisterna para petróleo y gas natural licuado, hasta barcos pesqueros y remolcadores.

A COLACIÓN

          Europa es el continente que más está padeciendo los estragos de ambas guerras, el efecto de las sanciones impuestas a Rusia y las distorsiones imperantes en las cadenas de suministros y el traslado internacional de mercancías.

          La mayor debilidad se registra en la zona euro que, de acuerdo con la OCDE, en 2024 tendrá un crecimiento marginal de 0.6% y  la actividad se verá frenada por las condiciones crediticias restrictivas a corto plazo, antes de repuntar a medida que se fortalezcan las rentas reales.

          A los países de la eurozona se ha trasladado una crisis de crecimientos marginales, casi negativos, con inflaciones elevadas que advierten del riesgo de una estanflación.

          Países considerados como la locomotora de la UE tendrán un PIB muy marginal como el caso de Alemania que la OCDE  estima un crecimiento de 0.3% y para Francia, de 0.6% en 2024. También será muy marginal el PIB de Italia con un PIB de 0.7% y Reino Unido que ya no está dentro de la UE, pero sí figura dentro de las grandes economías del G7, la previsión del organismo internacional es de un PIB de  0.7 por ciento.

Sobre el futuro inmediato de las tasas de interés, la propia Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) afirma que este año podría darse una primera decisión que reduzca las tasas de interés luego de más de 18 meses de constantes subidas para tratar de frenar la inflación en las economías europeas. Tanto se ha enfriado el consumo, debido a estos incrementos en las tasas, que economías como Alemania o Francia están al borde de entrar en una recesión.