Francia que arde ante cualquier protesta porque todo lo lleva a su máximo nivel a un, o todo o nada, esta vez mantiene una batalla campal porque los agricultores franceses están quejándose del mercado comunitario; al que consideran desleal y los daña, tanto en competitividad, como en margen.
Los agricultores, en particular los miles de productores independientes del país, dicen que están siendo estrangulados por la burocracia y las regulaciones de la UE y acusan al gobierno de Emmanuel Macron de no hacer nada por protegerlos.
Denuncian que vienen sangrando por la falta de precios justos, por el golpe de los precios del diésel agrícola y porque no tienen las ayudas generosas en forma de subsidios que les permita salir adelante.
En las últimas horas han consumado su amenaza de estrangular todas las vías de comunicación hacia París, con su maquinaria y sus tractores y hasta se han dado el gusto de atacar a otros conductores de otros países que llevaban productos orgánicos para entregar en la capital francesa como lo hacen habitualmente.
Los agricultores han atacado a varios camiones españoles y han destruido su mercancía llegando a acusarlos de “competencia desleal” algo que el propio ministro de Agricultura de España, Luis Planas, tira por la borda: “Eso no es verdad, lo hacemos bajo las normas comunitarias en las que estamos veintisiete países”.
París que este año tendrá un verano hirviente con la realización de los XXXIII Juegos Olímpicos, del 26 de julio al 11 de agosto, ya tiene en sí un grave problema de seguridad porque todos los ojos yihadistas están puestos en la bella urbe y los cuerpos policiales y de inteligencia están con un ojo al gato y otro al garabato.
Lo peor que puede pasarle a Macron es tener un conflicto social máxime cuando intenta paz y tranquilidad en los meses previos a la realización de las Olimpiadas para que se mantenga igualmente bajo un escenario de paz y de tranquilidad durante la celebración de los mismos.
No quiere esos espectáculos que han dado la vuelta al mundo con esas imágenes de una batalla campal que termina con vehículos, contenedores y hasta viviendas incendiadas.
Lo que piden los agricultores franceses no es nada nimio y tampoco es algo que se solucionará pasado mañana. Y aquí están perdiendo dinero, los franceses y los españoles, porque hay cargamentos detenidos; entregas que no llegan y hasta daños a vehículos y mercancías.
La situación amenaza con seguir en los próximos días y servir además como referente a otros agricultores dentro de la UE que están igualmente afectados. La UE y la eurozona rozan la recesión.
A COLACIÓN
Macron sabe que tiene detrás a la ultraderecha con Marine Le Pen criticándolo y cuestionándolo cada día. Le Pen sabe que tiene hoy más que nunca una gran oportunidad de gobernar en Francia solo necesita que las cosas empeoren y que la irritación ciudadana crezca.
Cuando los agricultores salen a las carreteras y hacen piquetes y presionan de la forma cómo lo están haciendo, la respuesta siempre viene en forma de más políticas nacionalistas y de menos apertura para los productos de fuera. Se llama proteccionismo.
Y ese proteccionismo lamentablemente se traduce en postergar los acuerdos comerciales y económicos. Justo en este momento hay dos muy importantes y una vuelta de tuercas de la política agrícola y comercial francesa podría contaminar al resto de los miembros de la UE: la renovación del acuerdo comercial y económico con México y segundo, la firma y puesta en marcha, del tan cacareado acuerdo de la UE, con Mercosur.
El acuerdo con el Mercosur flota en el aire como una quimera inalcanzable cada día más lejana de volverse realidad porque encima los tiempos geopolíticos y geoeconómicos no acompañan.