Hace unos días hablé con Martín Caparros, periodista y escritor, acerca de Argentina y de su nuevo presidente, el excéntrico, Javier Milei que, para como van las cosas, apunta a nueva decepción.
El triunfo electoral y el arribo al poder de Milei, con su ideario ultraneoliberal en una Argentina con múltiples problemas económicos y sociales son suficientes para sacar del país austral a cientos de personas desesperadas (sobre todo jóvenes) por encontrar un mejor nivel de vida; al menos más estable.
Milei está recibiendo una economía quebrada, con una moneda quebrada, y si no actúa rápido esos 14 millones 476 mil 462 votos que recibió pueden convertirse en frustración y descontento en las calles.
Por lo pronto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dicho que estará muy vigilante de la economía argentina, luego de que en agosto pasado, le prestó 7 mil 500 millones de dólares.
Argentina tiene varios hondos problemas: 1) Inflación de tres dígitos; 2) devaluación constante del peso, solo en agosto en un día perdió el 18% para ubicarse en 350 pesos por dólar; 3) se trata de uno de los países más endeudados del mundo, sobre todo, con el FMI; 4) padece una sequía fuerte en el sector agrícola; 5) es víctima de recesiones continuadas; 6) tiene un banco central ineficaz; y, 7) hay un sistema político roto; y, 8) el país ha incumplido su deuda soberana internacional nueve veces por más de 132 mil millones de dólares.
En sus primeras decisiones económicas, desde que Milei tomó posesión el pasado 10 de diciembre, la más impopular ha sido la devaluación en más del 50% de la moneda y establecer el tipo de cambio oficial en 800 pesos por dólar frente a 391 pesos por dólar de principios del mes.
A este profesor de macroeconomía, admirador de Milton Friedman, le queda aplicar las viejas fórmulas ortodoxas para tratar de reanimar a una economía con cáncer: recortar gastos, eliminar subsidios, adelgazar el Estado, reducir la estructura gubernamental y la administración pública; devaluar, vender las empresas estatales, acelerar las privatizaciones. Milei quiere hasta dolarizar para bajar la hiperinflación e incluso recurrir al uso del Bitcoin.
Todas son medidas impopulares con consecuencias socioeconómicas en un país donde la mitad de su población enfrenta diversos grados de pobreza y ha sobrevivido en los últimos años gracias a los subsidios aplicados por los gobiernos kirchneristas y peronistas. Milei ya anunció que va a retirar los subsidios al transporte y a la energía.
A COLACIÓN
Pero, ¿cómo se ve la Argentina de Milei desde la óptica de un argentino que se encuentra en España? Para Caparros, se ve muy complejo todo lo que está pasando.
“Tiene muchas aristas y tengo cada vez más la sensación de que esto es un menemismo. Las medidas aparentemente son muy similares a las aplicadas entonces por Carlos Menem… Milei se pasó toda la campaña hablando de la dolarización , ahora parece que no se puede hacer más o menos pronto; se pasó toda la campaña diciendo que iba a cerrar, cuando no a quemar, el banco central y ahora ha quedado olvidado por allí”, señala el también escritor.
El sistema de convertibilidad cambiaria, en la que el peso argentino se equiparó al valor del dólar, para facilitar la dolarización de la economía argentina ya se llevó a cabo durante el Gobierno de Carlos Saúl Menem en tiempos en que Domingo Cavallo, fue el artífice al frente de Economía.
Fue una época en la que el economista alemán Rudiger Dornbusch, asesoró a varios Gobiernos latinoamericanos a favor de reducir el Estado, abrir la economía y darle paso a las privatizaciones no solo para recibir capital nacional, sino fundamentalmente, extranjero.
A principios de 1991, mientras Argentina sufría una hiperinflación, Cavallo estableció en el mercado cambiario una banda de flotación para el dólar previa a declarar unos meses después la convertibilidad respecto al billete verde.
Mediante un decreto se declaró la convertibilidad del austral con el dólar de Estados Unidos a una relación de 10 mil australes por cada dólar. Conocida como caja de conversión o Plan Cavallo la idea fundamental era controlar los precios, bajar la inflación, detener la fuga de capitales y restaurar la confianza de los agentes económicos.
Menem se quedó con el peronismo gobernando hasta que el sistema que había creado empezó a desmoronarse a partir de 1999 y en 2001, colapsó el plan de convertibilidad y se inició una nueva crisis económica y política. La idea de Milei, de volver a la dolarización, podría ser el principio del futuro corralito para Argentina.