Las horribles imágenes de cientos de civiles masacrados por un misil en hospital Baptista Al-Ahli de Gaza han causado una profunda ola de desasosiego, consternación, dolor e impotencia en el mundo.

Desde la invasión de Rusia a Ucrania, el 24 de febrero del año pasado, todo ha empezado a empeorar en la aldea global, fuerzas oscuras han agitado el avispero mundial y los conflictos enquistados están convirtiéndose en nuevas guerras ya en Europa se teme una inminente confrontación bélica entre Armenia y Azerbaiyán.

Todos son conflictos que terminan salpicando entre sí las posturas discordantes sostenidas por las grandes potencias del momento: Estados Unidos, China y Rusia.

El viaje relámpago del presidente norteamericano, Joe Biden a Tel Aviv con la pretensión posterior de reunirse en Ammán con los líderes de Jordania, Egipto y el gobierno autónomo de Palestina sufrió un serio revés, tras el inminente anuncio de su cancelación como muestra de indignación y repudio al bombardeo del hospital Baptista Al-Ahli en el que murieron centenares de heridos, sus familiares y otras personas que habían ido a refugiarse pensando que las infraestructuras hospitalarias serian seguras ante los bombardeos sufridos por parte del ejército israelí, desde el pasado 7 de octubre, como respuesta a las atrocidades cometidas por Hamás en territorio israelí.

Hamás gobierna en la Franja de Gaza que cuenta con 51 kilómetros de frontera con Israel y de 11 kilómetros con Egipto y 40 kilómetros de costa en el mar Mediterráneo. Llegó al poder en las elecciones parlamentarias de 2006 y formó gobierno con Fatah; una entente que desde Cisjordania rechazó Mahmoud Abbas, el presidente de Palestina.

El propio Abbas denunció, una y otra vez, que fuerzas israelíes financiaron y alentaron a Hamás para gobernar la Franja de Gaza con la finalidad de evitar un gobierno de unidad palestino que presionase a la comunidad internacional por el reconocimiento del Estado Palestino y la solución de los Dos Estados que daría al Estado Palestino, el lugar de Jerusalén Este, como su capital.

Abbas rompió con Hamás y se deslindó de todas sus actuaciones mientras varios gobiernos del mundo señalaban a Hamás como una entidad terrorista cuyas políticas y actuaciones habrían contribuido a la radicalización de un sector de los palestinos. De hecho, Egipto, Arabia Saudita y Jordania, solo reconocen al gobierno de Abbas en Cisjordania y no a Hamás, en la Franja de Gaza.

En los casi veinte años de régimen de Hamás, las condiciones de vida de los palestinos gazatíes sufrieron un visible deterioro: más del 50% de la población vive por debajo de los umbrales de la pobreza. Además, Israel se ha encargado de estrangular todavía más a la economía de la Franja al controlar todos los recursos y sus suministros así como los pasos fronterizos para la circulación de las mercancías.

A COLACIÓN

El primer ministro Netanyahu habla de destruir los túneles construidos por Hamás en los que se cree están retenidos casi doscientos rehenes, tanto israelís como de 33 nacionalidades, capturados por los milicianos de Hamás durante la operación terrorista llevada a cabo el pasado 7 de octubre y que dejó casi mil muertos en Israel.

¿Cuántos túneles puede haber? Las propias fuerzas de seguridad de Egipto las cifran en más de un centenar que conectarían con territorio egipcio principalmente.

Y además está la Yihad Islámica Palestina que opera como un brazo más del pensamiento yihadista auspiciado por el ISIS, el Estado Islámico, que pregona la instauración de un pensamiento casi medieval entre la población.

Para el presidente Biden, Israel tiene el derecho de defenderse y responder a los ataques terroristas, en un momento en que persiste la desinformación y la confusión hacia el grado de implicación entre Hamás y la Yihad Islámica Palestina en los ataques terroristas; en la captura de los rehenes y en el bombardeo al hospital Baptista Al-Ahli de Gaza.

Desde Gaza, los mensajes apuntan hacia la artillería Israelí que lleva días asediando con bombas, muerte y destrucción a la población civil y a la que además ya dieron un ultimátum de evacuación ordenando a la población dejar sus casas, evacuar hasta los hospitales para que se trasladen hacia el sur de la Franja, cerca de Rafah, el paso hacia Egipto.

Antonio Guterres, titular de las Naciones Unidas, ha pedido reiteradamente a Netanyahu que pare la campaña bélica de venganza desproporcionada en una población civil que nada tiene que ver con los atentados terroristas del 7 de octubre.

Desde Médicos sin Fronteras, su directora general Claire Magone, denuncia que Israel aplica una política de aniquilación de la población sin miramientos. La ONU está incapacitada para detener una guerra ayer, hoy y mañana por lo pronto, Israel ha pedido la renuncia de Guterres a la ONU.

Claudia Luna Palencia
Journalist Economist Writer