Pintaba para ídolo. Tenía algunas de las cualidades necesarias: carisma con la afición, cariño y respeto por la historia del Guadalajara, además de humildad. Encontró pronto otro ingrediente indispensable: el gol. Pero la luz comenzó a extinguirse rápido. Tanto, que Érick Cubo Torres ya no fue considerado ni siquiera para estar en la banca el sábado pasado, ante Cruz Azul.
La suya es una historia que demuestra lo voluble del futbol: es fácil estar arriba y al momento siguiente estar abajo. El 6 de noviembre de 2010, después de un empate 0-0 precisamente frente a La Máquina, Jorge Vergara se sentó por su propia voluntad en la sala de conferencias del estadio Omnilife.

Chivas atravesaba un mal momento. No estaría en la Liguilla, pero habló con confianza sobre el futuro. “Ahí tenemos un muchacho, el ‘Cubo’, ya lo verán”, dijo. Como si la referencia fuera una orden directa, José Luis Real debutó a Torres una semana después, en la visita al Monterrey, dentro de la Jornada 17 del Apertura 2010.

Arrancó el Clausura 2011 como suplente. En dos jornadas le quitó el puesto a Michel Vázquez. En su primer partido como titular le marcó a San Luis. No volvió a soltar el lugar en el 11 inicial. La directiva lo cuidó. Consideraban que un joven de 18 años no estaba listo para enfrentar a la prensa. Evitaron que “perdiera piso” apareciendo en portadas y programas de televisión.

El 23 de febrero de 2011 por fin hizo entrevistas exclusivas. En sus primeros contactos con la prensa demostró cualidades de quien aspira a ser ídolo. “El Guadalajara es mi vida. El gol es mi referente. Tengo que marcar para hacer historia en Chivas mucho tiempo y que la afición me tome como un referente”, dijo aquel día.

Siete meses después, su momento es completamente diferente. En sus primeros 11 juegos como titular, anotó seis goles, incluidos dos en los clásicos ante Atlas y América. Su nombre era coreado por la afición. Empezaron a reconocerlo en el camión, mientras veía en su iPod videos de los tantos de Ronaldo, su ejemplo a seguir. Hoy, el futbol le ha enseñado el otro lado de la moneda.

El 10 de abril pasado marcó por última vez con la camiseta rojiblanca. Dio un partidazo frente al América. Comenzó a sonar para reforzar al Deportivo La Coruña. Por esas fechas consiguió promotor. Su atención se dividió. Y en la cancha ya no rindió igual.

Fue con la Selección Mexicana Sub-20 al Mundial de Colombia. Jugó los siete partidos que permitieron al Tri terminar en tercer lugar: tres entrando de relevo y cuatro como titular. Anotó sólo una vez, de penal.

En su regreso a Chivas, arrancó tres veces y entró de cambio una más. La pólvora mojada. El gol se ha negado. Debutó por una instrucción implícita de Jorge Vergara. Parece que su condena viene del mismo lugar: la semana pasada el dueño del equipo habló fuerte con el Güero Real, quien de inmediato sacó al Cubo del cuadro inicial y finalmente decidió no llevarlo ni a la banca ante Cruz Azul.

El trabajo para recuperar al goleador no será sencillo. Personas allegadas a su familia aseguran que el joven se ha visto muy afectado por los comentarios negativos que ha encontrado en las redes sociales. A eso hay que sumarle el mal momento futbolístico que atraviesa. La caída del Cubo es evidente. Levantarse será una prueba dura.

Â