En los últimos días, la comunidad científica discute en Europa, si el SARS-CoV-2 con su nueva variante Ómicron está convirtiéndose finalmente en un virus de la gripe más, lo que significaría atender la urgencia sanitaria ya no desde la perspectiva de una pandemia, sino de un problema endémico, que cada país deberá atender conforme a sus propias normas sanitarias y su esquema de vacunación.
Que está hipótesis termine materializándose este año, tendría como consecuencia, la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del fin de la pandemia… al parecer hay una fuerte presión por parte de diversos gobiernos europeos porque así suceda posiblemente entre el segundo y tercer trimestre del año. Aunque también se especula que, finalmente, será el próximo 14 de marzo en el segundo aniversario de la declaración de la pandemia, cuando la OMS anunciará su conclusión.
Hay una mescolanza de propósitos para tal efecto: políticas, económicas y electorales. Ningún presidente sale bien valorado por su gestión de la pandemia y no son pocos los gobiernos que tambalean precisamente por no guardar coherencia entre lo que dicen y exigen a la población como medidas severas para ralentizar el contagio.
El llamado partygate en Reino Unido tiene al premier británico, Boris Johnson, al borde de caerse del gobierno tras filtrarse a la prensa una serie de fiestas “el vino de los viernes” en Downing Street en la que habrían participado un centenar de empleados con brindis y un jolgorio prolongado más allá de la medianoche. Un vídeo con Johnson bailando a todo la que da tiene encendidos a los tabloides que tachan al primer ministro de hipócrita y de obligar a la población inclusive a limitar sus reuniones en diciembre y ausentarse de la cena navideña para cumplir con el protocolo antiCovid decretado.
Desde la sede del gobierno han enviado unas sentidas disculpas a la reina Isabel II por esas dos fiestecillas celebradas en los días previos al entierro de su marido, el príncipe Felipe; las banderas estaban a media asta pero Johnson tuvo amnesia del luto riguroso.
A COLACIÓN
Y en España, su presidente Pedro Sánchez (metido ya en clave electoral) pide calma y reitera lo que está sucediendo con Ómicron: “El virus está perdiendo su letalidad, si comparamos la situación de hace un año, su letalidad era del 13%, en la actualidad es del 1 por ciento”.
Hay una convivencia de variantes catalogadas como preocupantes por la OMS y que han sido detectadas en todos los países desde la Alpha, Beta, Gamma, Delta y la actual, Ómicron, que van provocando una serie de oleadas de casos en distintas franjas de tiempo.
No solo en España, también en Reino Unido o Israel empieza a insistirse en que Ómicron es la expresión de que el coronavirus ha perdido su grado de letalidad a pesar de tener una mayor capacidad infecciosa y de propagarse más fácilmente.
El SARS-CoV-2 según las conclusiones de científicos en Estados Unidos, España, Francia, Alemania, Israel, Reino Unido, Bélgica se transmite por vía aérea, es decir, se propaga mediante gotículas expelidas desde la boca y la nariz de las personas, hacia el aire y tienen una determinada fuerza de suspensión y de desplazamiento aéreo.
La insistencia de que los casos que están viviéndose entre los vacunados (ya sea con la pauta completa y una o dos dosis de refuerzo) son de una gripe común con dolor de cuerpo, fiebre, tos de foca y moqueo son el argumento de presión para que el virus sea declarado ya una enfermedad endémica.
¿Cuál es la diferencia entre una endemia y una pandemia? El Observatorio de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile explica que una pandemia debe cumplir ciertos criterios: “La enfermedad deberá afectar a más de un continente y los casos detectados en cada país ya no son únicamente importados sino que, además, hay transmisión comunitaria”.
Mientras que una endemia está definida como “la aparición de una enfermedad en un área geográfica o grupo de población” e igualmente hace alusión a una alta prevalencia crónica de una enfermedad en dicha área o grupo.
“Y también deberán cumplirse dos criterios: una permanencia de la enfermedad en el tiempo y la afectación de una región o bien de un grupo de población claramente definidos”, según dicho Observatorio.
España apuesta por la búsqueda de la inmunidad de grupo, lo mismo Reino Unido que, sorpresivamente, el premier Johnson en medio de la fuerte ola de Ómicron anunció el fin de las restricciones, de la eliminación de las cuarentenas a los positivos a partir de marzo, ya no se usarán más las mascarillas en los lugares públicos, ni en las aulas de los colegios, ni será exigido el Pasaporte Covid. Y ello a pesar de que la semana pasada su país rompió el récord de fallecimientos en un día con 438 personas muertas por coronavirus.
Claudia Luna Palencia