La localidad de Santa Fe de la Laguna pertenece al municipio de Quiroga. La principal actividad de este lugar es la alfarería, arte que les fue heredado por Don Vasco de Quiroga y que han trasmitido de generación en generación, además de irlo perfeccionando con el tiempo hasta elaborar verdaderas obras de arte en diversas formas.
De esta comunidad es la artesana María Guadalupe Pérez Domínguez, quien nació un 18 de diciembre de 1980, siendo la tercera hija del matrimonio conformado por Salomón Pérez Lucas, quien era carnicero, y María de los Ángeles Domínguez, que se dedicaba a vender comida tradicional y a cuidar de sus seis hijas y tres hijos.
María Guadalupe Pérez Domínguez es mejor conocida en su localidad como “Joana”, nombre que no es tan común en este lugar y además era como realmente sus padres le iban a poner.
“A la edad de los siete años mi abuelita me enseñó la técnica de la alfarería, ya que a mí siempre me llamó la atención el hacer figuritas de barro y comencé haciendo tacitas, platitos y ollitas de juguete, las cuales usaba también para jugar con mis hermanas y amigas”, menciona la artesana alfarera.
Con la finalidad de mejorar su calidad de vida los padres de Joana decidieron irse a vivir a la ciudad de Guadalajara, Jalisco, y así fue que esta artesana suspendió su trabajo artesanal dedicándose a cursar sus estudios y ayudar a sus padres en diversas labores.
A la edad de 18 años, regresa a su comunidad natal y retoma el quehacer artesanal en la alfarería. Un año después contrae matrimonio con el joven David Medina Flores, con quien forma su familia con sus dos hijas y un hijo, a quienes ambos enseñan a trabajar su rama artesanal.
“El principal sustento de mi familia es la venta de nuestras piezas, por ello junto con mi esposo nos vamos a diferentes ciudades a vender, como es en Oaxaca, Chiapas y Guadalajara, donde ya tenemos diferentes clientes a quienes les gustan nuestros diseños y la calidad de nuestros productos”, refiere Joana.
La labor de esta artesana por apoyar a más personas en su localidad para mejorar su artesanía, además de aprender bien la técnica de la alfarería y capacitarse, la motivó a formar un grupo de artífices desde hace tres años, el cual lo integran 30 mujeres y 18 hombres que van desde los 18 a los 75 años de edad.
“Me apasiona todo lo que hago, mi principal motor es mi familia porque siempre busco que estén bien, así como el bienestar de mis compañeras y compañeros del grupo, porque es un beneficio para todos el que la gente pueda conocer el trabajo que hacemos”, declara la alfarera, María Guadalupe Pérez Domínguez, mejor conocida como Joana.
El trabajo en su taller con el grupo es muy dinámico, todas y todos tiene buena relación, se ríen, platican y trabajan alrededor de nueve horas diarias de lunes a viernes, para elaborar sus principales productos, que son: candeleros, candelabros, tazas, juguete, platos, platones, aretes, alcancías, macetas, cazuelas, entre otros, así como pedidos especiales según se los soliciten sus clientes.
Todas las piezas que hacen son sin plomo, ya que a través de Instituto del Artesano Michoacano (IAM), han recibido diferentes capacitaciones para trabajar con este esmalte, así como en mejorar la calidad de sus piezas, su proceso y su taller.
El taller artesanal de Joana se llama “Jhankiri atsimu”, nombre purépecha que significa “Manos de barro”, y los pueden visitar durante todo el año en la calle Pauacume sin número, barrio San Pedro 1, cerca de la carretera Quiroga-Zacapu.