La población de Líbano intenta recuperarse del horror causado por una fuerte explosión en el puerto de Beirut que el martes dejó decenas de muertos y miles de heridos en la capital libanesa.
Según informó la Cruz Roja libanesa este miércoles, hay al menos 100 víctimas mortales y más de 4.000 heridos, cifras que las autoridades temen que aumenten dada la cantidad de desaparecidos que pueden estar entre los escombros de los edificios colapsados.
Al menos 78 muertos y más de 4.000 heridos por una fuerte explosión en el puerto de Beirut que deja “daños generalizados”
Las impactantes imágenes tras la explosión en el puerto de Beirut
El incidente causó además graves destrozos materiales en el puerto y zonas colindantes.
Las autoridades de Líbano apuntan que lo ocurrido se debió a la explosión de una gran cantidad de fertilizante depositado durante seis años en un almacén en el puerto.
El presidente del país, Michel Aoun, escribió en Twitter que era “inaceptable” que hubiera 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas de forma insegura.
Aoun decretó tres días de luto y anunció un fondo de emergencia por valor de unos US$66 millones.
Entre el estupor y la tristeza, la pregunta que muchos se hacen nes cómo pudo producirse esta mortal explosión.
En una reunión de urgencia con el presidente, el primer ministro de Líbano, Hassan Diab, reveló que había un cargamento de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que llevaba seis años almacenado en el puerto sin las medidas de seguridad adecuadas.
Los peligrosos químicos habían sido confiscados a una embarcación en 2013.
Lo que nadie explica hasta ahora es qué es lo que hizo que el material prendiera.
¿Un ataque?
En un país como Líbano, que ha vivido una larga guerra civil (1975-1990) y que se encuentra en una región donde no faltan los conflictos, no es extraño que una explosión como la del martes se asocie rápidamente con un ataque intencionado.
La explosión dejó daños severos.
Algunas miradas giraron hacia Israel, país vecino con el que Líbano tiene un pasado de enfrentamiento bélico y con el que persisten las tensiones fronterizas.
El episodio más reciente ocurrió la semana pasada cuando el gobierno israelí afirmó que había desmantelado un intento del grupo radical libanés Hezbolá de infiltrarse en su territorio.
Las imágenes y videos que comenzaron a difundirse poco después de la explosión evidencian la gran magnitud del desastre.
En conversación con la BBC, un funcionario israelí negó rotundamente que su país tuviese algo que ver con la explosión, y el propio jefe de seguridad libanés también descartó esa posibilidad.
El corresponsal de la BBC en Medio Oriente, Jeremy Bowen, señaló que el desmentido israelí “parece bastante creíble”.
Un país en crisis
La explosión ocurre en un país con un contexto ya delicado, agravado por su peor crisis económica desde la guerra civil de 1975-1990.
La situación pone de relieve las profundas divisiones en la sociedad libanesa, donde muchos ciudadanos acusan a la élite política dominante de acumular riqueza en lugar de realizar las amplias reformas necesarias para resolver los problemas del país.
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Los cortes de electricidad, la falta de agua potable y el acceso limitado a la salud pública se han convertido en parte de la rutina de buena parte de la población.
Además, la pandemia de covid-19 ha puesto al sistema sanitario bajo una presión todavía mayor, a lo que se suma ahora la llegada de miles de heridos por la explosión a los hospitales de la capital.
Lo ocurrido este martes tiene además conexión con otro episodio sensible en el país. La explosión se produjo cerca del lugar donde un atentado con auto bomba mató al ex primer ministro Rafik Hariri el 14 de febrero de 2005.
Precisamente, en los próximos días se espera que se anuncie el veredicto del juicio a cuatro hombres acusados de organizar el ataque.
El primer ministro, Hassan Diab, prometió en un breve discurso televisado este martes que los responsables de la gran explosión