Al día de hoy, en todo el mundo existen 152 millones de niños que realizan algún tipo de trabajo infantil, reveló ayer el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Casi la mitad de ellos lo hace en condiciones peligrosas o de explotación, comunicó la organización en Colonia en ocasión del Día Mundial contra el Trabajo Infantil que se conmemora hoy.

En este contexto, gobiernos y empresas de todo el mundo deben hacerse responsables de evitar el trabajo infantil, enfatizó Christian Schneider, director de Unicef Alemania.

De acuerdo con estimaciones de la agencia internacional, la mayoría de los afectados vive en África, 72 millones. Mientras que otros 62 millones habitan en Asia.

Además, más de 70 por ciento de los niños que trabajan lo hacen en la agricultura.

Asimismo, la organización Terre des Hommes explicó que los niños trabajan además en minas, en canteras o forman parte del servicio doméstico.

Según el organismo que depende de la ONU, la cifra de niños y niñas afectados se redujo en casi 100 millones entre 2000 y 2016. Sin embargo, en los últimos tiempos ese retroceso se ralentizó.

No es suficiente con condenar y prohibir el trabajo infantil”, sentenció Schneider.

Para proteger a los niños de manera efectiva de la explotación deben mejorar las condiciones de vida de los niños afectados”.

El experto agregó que el acceso a la educación es una herramienta fundamental.

Unicef contabiliza como trabajo infantil toda actividad para la cual los menores de edad aún son demasiado pequeños o que se da en condiciones peligrosas o de explotación.

También trabajos que generan daños físicos o sicológicos, así como actividades que evitan que los niños puedan ir a la escuela, son consideradas trabajo infantil.

La explotación de la infancia constituye el mal más espantoso e insoportable para el alma humana. Una labor seria en materia de legislación social empieza siempre con la protección de la infancia”, dijo Albert Thomas, primer director de la Organización Mundial del Trabajo.

EXPLOTADOS
En las formas más extremas de trabajo infantil, los niños son sometidos a situaciones de esclavitud, separados de su familia, expuestos a graves peligros y enfermedades, alertó la OIT.
Estas actividades son peligrosas y prejudiciales para el bienestar físico, mental o moral del menor de edad.
El trabajo interfiere con su escolarización. Les priva de la posibilidad de asistir a clases o los hace abandonar la escuela.