Si al eslogan oficial de los Rayados de Monterrey “En la vida y en la cancha”, le agregaran las palabras “hay revancha”, también podría ser el título que describiera la final de la Concachampions 2019.
La noche del primero de mayo, del año ya mencionado, quedará marcado como el día en que los Rayados se vengaron de los Tigres y los vencieron en una final. Dos años después de que los felinos los derrotaran en la serie por el título de la Liga MX, la Pandilla hizo lo propio en la Concachampions.
El cuadro actualmente dirigido por Diego Alonso, superó 2-1 a los universitarios en el marcador global y se consagró campeón del certamen internacional por cuarta vez en su historia.
Monterrey nunca se vio abajo en la serie, ni en resultado, ni en funcionamiento. Los albiazules llegaron al encuentro de vuelta en su estadio con la mínima ventaja, gracias al gol que consiguió Nicolás Sánchez en la ida.
El defensa argentino volvió a ser factor en el duelo de vuelta. En esta ocasión, Sánchez convirtió el penal que les marcaron a los 23 minutos por una clara falta de Luis Rodríguez sobre Rodolfo Pizarro. El zaguero engañó al portero Nahuel Guzmán de tal forma que al guardameta le fue imposible siquiera rozar el balón.
Rayados tuvo varias oportunidades en el segundo tiempo para aumentar la diferencia, no obstante, ni Funes Mori, ni Dorlan Pabón, ni Jesús Gallardo lograron aprovechar sus opciones.
Tal y como sucedió en el partido del Estadio Universitario, Ricardo Ferretti metió al delantero francés, André-Pierre Gignac para el segundo tiempo. La diferencia fue que, en esta vez, el atacante galo Gignac sí logró hacer diferencia.
A cinco minutos del final, Gignac hizo que el cierre fuera cardíaco, metiendo un gol de media tijera. El árbitro agregó cuatro minutos al reloj, pero el visitante no pudo marcar el 2-2 global.
A partir de ahora, Rayados ya no tendrá que aguantar las burlas del vecino por haber perdido la final del Apertura 2017, ya que, desde ayer, el historial de finales entre ambos, se reparte en partes iguales para cada bando. Dos años después, Monterrey tiene nuevo Rey y México a su representante en el próximo Mundial de Clubes.