El asalto a la razón
AMLO, la inseguridad y las promesas
Carlos Marín
En su visita a Monterrey, Andrés Manuel López Obrador se comprometió a que, de ganar la Presidencia, su gabinete de seguridad sesionará cada dos semanas en esa ciudad.
La oferta refleja la importancia que para el candidato reviste la feroz narcoviolencia que campea en el estado de Nuevo León y el área conurbada de su capital.
Tanto le preocupa la situación que, aunque no le merece confianza el mandatario Rodrigo Medina, promete que establecerá con él “una relación institucional”, llamándole por teléfono todos los días (“a las seis de la mañana”), para que le informe cómo andan las cosas en materia delincuencial.
Ambos compromisos tienen sus bemoles: reuniones de un gabinete federal de seguridad en Monterrey cada 15 días, muy bien, pero, ¿y cada cuándo en las capitales de estados emblemáticos del crimen organizado como Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Veracruz, Durango, Sinaloa o Michoacán?
Y lo de la llamada para que el priista Medina le informe, nada tendría que ver con una “relación institucional”. No, al menos, si los estados son “soberanos”.
La historia en breve
Más pronto cae un “Peje” que un cojo
Ciro Gómez Leyva
La historia de la política mexicana contemporánea le debe a Cristina Covarrubias un notable momento de honestidad intelectual. La revelación que hizo a finales de 2006 aclaró un controvertido capítulo de la elección de aquel año.
Cristina, fundadora y directora de Covarrubias y Asociados, y encuestadora de Andrés Manuel López Obrador, contó que en sus mediciones, el candidato del PRD apenas estaba un par de puntos arriba del panista Felipe Calderón. Es decir, igual que las de otras empresas, marcaba un empate técnico. Sus palabras desnudaron la mentira de su cliente, que apelaba a una fantasmal encuesta que le daba diez puntos de ventaja.
La relación de Covarrubias y López Obrador no se fracturó. Tanta confianza le siguió teniendo el tabasqueño que la propuso para dirimir la candidatura de las izquierdas con Marcelo Ebrard.
Retrotraigo lo anterior porque López Obrador descalifica un día sí y otro también la encuesta de seguimiento diario MILENIO-GEA/ISA. Pero, como hace seis años, la realidad termina por imponerse.
Covarrubias presentó ayer el resultado de una encuesta nacional levantada la semana pasada. Los números son iguales a los nuestros:
Covarrubias
Peña Nieto 47%
López Obrador 27%
Josefina 25%
***
MILENIO-GEA/ISA (abril 21)
Peña Nieto 48%
Josefina 26%
López Obrador 25%
Esperar una disculpa de López Obrador sería una ingenuidad. Pero ahí quedan las cifras que le tapan la boca. Más pronto cae un Peje que un cojo.
En la encuesta de sus confianzas, y en la nuestra, está 10 millones de votos atrás de Peña Nieto.
En Privado
La báscula del amigo del Presidente
Joaquín López-Dóriga
Aquí estoy, atorado en el tránsito
de la vida. Florestán
Cuentan que en 1952, a la victoria electoral que llevó a don Adolfo Ruiz Cortines a la Presidencia de la República, recibió a uno de sus amigos más queridos.
—Ora sí, compadre —le dijo don Adolfo—, pídame lo que quiera menos, ya sabe, una secretaría, piense en una empresa de gobierno.
—Muchas gracias, compadre —le respondió el amigo. Yo con la báscula de Puebla tengo.
—¿Cómo la báscula de Puebla? —dijo sorprendido Ruiz Cortines. ¡No, compadre!
—Sí, compadre, y solo por un año. Con eso tengo.
—Pues si usted lo dice, compadre, ¡sea la báscula de Puebla! —concedió el Presidente.
El amigo se puso al frente de esa báscula y al año renunció. Nunca más tuvo que volver a trabajar.
Por aquella báscula de la Secretaría de Comunicaciones, a la salida de la carretera México-Puebla, pasaban todos los camiones de carga que iban a Veracruz y en la que todos pagaban una cuota, una mordida, por no ser pesados y seguir su camino con su exceso de carga.
Las básculas se convirtieron en una de las más terribles fuentes de corrupción en México, al punto que años más tarde los gobiernos, incapaces de controlar esa aduana de corrupción, las desaparecieron en todo el país.
Esto lo cuento porque en la actualidad no hay autoridad que vigile con eficacia el peso de los transportes de carga.
Así vimos que hace dos semana un doble remolque se soltó y mató a seis universitarios en la carretera Toluca-México, accidente que se repitió el viernes en una carretera federal de Veracruz con saldo de 44 muertos.
En ambos casos, la causa fue el exceso de carga.
Cuando pregunté sobre las revisiones, el delegado de la SCT en Veracruz me dijo que tienen dos básculas móviles, dos, para un estado que tiene tres mil kilómetros de carreteras federales por las que transitan al día cinco mil camiones de carga.
Sí, se acabó con la fuente de corrupción, las básculas, pero no con la corrupción fatal: el exceso de peso y el peligro mortal en las carreteras.
RETALES
1. POSDEBATE. El domingo 6, después del debate de candidatos, habrá un posdebate en Canal 5 de Televisa, con sus coordinadores: Roberto Gil Zuarth, Luis Videgaray, Ricardo Monreal y Luis Castro;
2. DEBATE. Todavía no hay acuerdo entre los representantes de los candidatos presidenciales para ese primer debate. Ahora discuten si pueden o no llevar documentos; y
3. GEOPOLÍTICA. Si Paul McCartney se presenta en el Zócalo es un gran evento; si se presenta en Chichén Itzá es un acto electoral. ¿Quién es el clasificador? ¿Qué no hay elecciones en el Distrito Federal? Sí, pero es la habilidad de Marcelo Ebrard contra la torpeza de los demás.
Nos vemos mañana, pero en privado
Trascendió
Trascendió
:Que cuando se va arriba en las encuestas, “ninguna precaución es demasiada”. Al menos esa es la consigna en el cuarto de guerra de Enrique Peña Nieto, donde se modifica la agenda a cada paso para no exponer al candidato.
Por eso su equipo decidió aplazar la visita a la Universidad Iberoamericana, como antes pospuso un encuentro con estudiantes del ITAM. Ya habrá tiempo para ello, se escucha en la oficina que coordina Luis Videgaray.
:Que en la sesión de la Comisión de Quejas del IFE se revisará un caso de presunta venta de tiempo en un medio de comunicación.
El monitoreo de dicha comisión detectó cientos de spots que parecen comprados por una fuerza política en MVS Radio.
Al parecer, y con el pretexto de promover un libro, se estarían violando jurisprudencias del Tribunal Electoral.
:Que esta mañana el PAN pensaba ir al frente con nuevos spots sobre los “compromisos incumplidos” de Enrique Peña Nieto.
Se aseguraba que los blanquiazules habían corregido los errores de ejecución de la semana pasada, y lanzarían nuevos misiles. El crew de artilleros lo formarían: Ricardo Anaya, Rubén Camarillo, Luis Alberto Villarreal y el suavecito Federico Döring.
Pero… el anuncio se canceló de última hora. ¿Qué les pasa?
:Que, hablando de suavecitos, el cardenal Norberto Rivera le solicitó a la candidata Josefina Vázquez Mota sacar de su comité de campaña al ex sacerdote Alberto Athié, quien está al frente del enlace con víctimas y grupos vulnerables.
El problema viene de lejos, de la época en que Athié exhibió al purpurado por no atender sus denuncias contra el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel.
:Que quien también estuvo frente a estudiantes fue el presidente Felipe Calderón, el primer jefe de Estado en funciones que participa en la Kissinger Lecture, en la Librería del Congreso en Washington.
Ante Henry Kissinger; la directora del FMI, Christine Lagarde; la secretaria de Seguridad, Janet Napolitano; la canciller, Patricia Espinosa, y estudiantes de Georgetown, Calderón habló de Cuba, migración, la guerra al narco, su futuro y, sobre todo, se le vio tranquilo, seguro, como quien ya casi acabó.
Cubículo Estratégico
Manlio lanzará cambio constitucional “revolucionario”
Carlos Mota
Al senador Manlio Fabio Beltrones se le ha metido una idea en la cabeza: materializar una nueva reforma, de gran calado, que involucrará un cambio constitucional. ¿La materia? El gas shale.
El gas shale (esquisto, pizarra), es un recurso energético (en realidad, gas natural) del cual se están descubriendo muchos depósitos. Algunas estimaciones hablan de que hay tal cantidad en Estados Unidos y Canadá, que su cuantía y facilidad de extracción podría servir como un elemento equilibrador frente a la gran exportación rusa de gas hacia Europa; en otras palabras, parece que ahora “sobra” el recurso energético en el mundo, o cuando menos hay bastante. Sin embargo, es necesario construir las plantas para la extracción, procesamiento y transporte.
Manlio quiere una reforma constitucional que dé vida a una nueva ley, que permita la inversión de capital privado en la cadena de valor de este recurso. En este sentido, es una reforma revolucionaria. Se estaría hablando por primera vez en décadas de competencia en el mercado de energía.
El razonamiento es simple: mucho del gas ha estado asociado a los hidrocarburos que extrae y procesa Pemex. No obstante, también hay gas natural que se encuentra casi “puro”, y que podría ser extraído con tecnología de punta e incluso separarle algún residuo “húmedo” que trajera añadido como colateral… sin la necesidad de Pemex.
Con la reforma, los “territorios” de Pemex, decididamente enfocados en petróleo, no se verían afectados, porque se separaría la actividad del gas shale a la del petróleo.
El senador tiene un as: lanzar la reforma desde el Senado, donde se podría cabildear en las siguientes semanas para aprobarla ahí; y luego “recibir” el pitch desde la Cámara de Diputados —ya como diputado él, en septiembre—; lo que permitiría amarrar los consensos en la Cámara Baja para también aprobarla y darle cauce completo antes de que termine el sexenio, pero ya en el nuevo periodo ordinario.
Es posible que los puristas —¿interesados, rentistas?— de Pemex se opongan rápidamente a esta propuesta. Pero una cosa es cierta: Pemex no ha podido construir ni su propia refinería. ¿Por qué habremos de suponer que logrará algo digno en cuestión de gas shale?
Día con día
¿A quién sirven abstención y voto nulo?
Héctor Aguilar Camín
Oigo decir a mucha gente en muchas partes que no votará o anulará su voto.
Lo escucho en la lógica de ejercer una protesta, para manifestar un rechazo a todos los políticos sin distinción, y, también, para salirse del brete de tener que votar por algún candidato de carne y hueso, cuando ninguno convence.
Por lo que percibo en las redes sociales, tendrá muchos seguidores la idea de abstenerse o votar nulo. La experiencia de 2009 me lleva a pensar que, conforme se acerque la elección, crecerán los partidarios del voto nulo, el cual jugó ya un papel en las elecciones intermedias de aquel año.
Y un papel interesante. Si recuerdo bien llegó a representar casi 10 por ciento del voto en Jalisco y algo más en Puebla.
Conviene recordar que el voto nulo funciona como una señal de protesta genérica, pero equivale a dejar que los demás votantes decidan por uno.
Si esa protesta genérica no adquiere una agenda visible, específica, vinculada a ciertas demandas de reforma y cambios institucionales o legales, termina convirtiéndose solo en un rechazo testimonial.
En el fondo es una forma indirecta de votar por el ganador, al que el abstencionismo y los votos anulados le mejoran automáticamente el valor porcentual de los votos que sí consigue.
Los votos efectivamente conseguidos por el ganador valen más si el total de los votos válidos es menor. Diez votos efectivos de cien, valen 10 por ciento. Los mismos diez votos efectivos de 50, valen 20 por ciento. Los mismos 10 votos efectivos de 20, valen 50%.
En este sentido, el voto nulo tiene el mismo efecto práctico que la abstención, aunque su registro pueda ser un termómetro de la inconformidad ciudadana.
Ni el voto nulo ni la abstención sirven para corregir instituciones o para castigar políticos. Como protesta genérica, el voto nulo tiene un poco más de sentido en una elección intermedia, pero en una presidencial consigue el efecto, probablemente no buscado por el anulista, de dar mayor ventaja proporcional al ganador de la contienda.
Me sorprende la sorpresa con que diversos interlocutores abstencionistas o anulistas escuchan este argumento.
Quien quiera influir en esta elección debe votar, a favor o en contra de algo, por el candidato que le gusta o por el que le disgusta menos o por el que menos abomina.
Esto es lo efectivo, y lo que será contado en las urnas el día de la elección. Lo demás puede ser sintomático, pero es testimonial y, en la práctica, solo ayuda al ganador.
Interludio
El tenebroso “spot” de Josefina
Román Revueltas Retes
No miro mucha televisión o, en todo caso, sintonizo cadenas de deportes donde no necesariamente aparecen las propagandas de los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos (Mexicanos). Pero ayer, no recuerdo ya en qué canal de la llamada tele “abierta”, tuve la ocasión de apreciar, uno tras otro, tres spots de los competidores que participan de verdad en la contienda (el señor Quadri, con perdón, va de figurante, de comparsa, de relleno aunque, a lo mejor, logra quitarle algunos votos preciosos a los aspirantes que se disputan el segundo lugar).
En el primero de los spots aparece Obrador con su hijo pequeño sentado en sus rodillas. Nos habla el hombre del México que quiere para el chico, un país mejor, más justo, más igualitario, más próspero, etcétera, etcétera, etcétera. Al final, el nene le da un beso a su padre y éste le corresponde muy cariñosamente. La escena es, creo yo, tremendamente eficaz porque vemos a un candidato humano y caluroso en un papel familiar que, sin duda alguna, tocará el corazón de mucha gente.
Luego viene la propaganda de Peña Nieto, en la casa de la abuela en Atlacomulco. Nos enseña una fotografía de él mismo cuando tenía un año y nos muestra también los objetos del antiguo mobiliario entre los que figura un tocadiscos. En ese fonógrafo escuchaba canciones, de pequeño. Las tomas de la cámara, el decorado y la iluminación parecen de superproducción de Hollywood; la realización del cortometraje propagandístico es absolutamente impecable, obra de profesionales de altos vuelos.
Y, al final de la “pausa publicitaria”, el spot de Josefina. Casi te da susto, la mujer, emergiendo en un entorno tenebroso para recitar, tiesamente, una soporífera admonición sobre la suerte que habrán de correr los políticos corruptos, o algo así, en caso de que ella llegue al poder. No hay naturalidad alguna ni espontaneidad en sus ademanes. ¿Quién asesora a la candidata del PAN, por Dios? Y, ella misma ¿no quisiera parecer un poco más franca y más abierta? Digo…
Política cero
Para Peña, sin debate no hay desgarriate
Jairo Calixto Albarrán
Si yo fuera Peña Nieto, tampoco querría debatir fuera del mundo de caramelo del IFE. Si calladito me veo más bonito, qué necesidad tendría de exponerme ante la furia resentida de mis oponentes, que me preguntarían a cómo está el kilo de tortillas o la gruesa de naranjas, a sabiendas de que yo no soy la señora de la casa. Si estoy a N puntos de distancia, para qué diantres exponer mis ventajas, ni que fuera Sarkozy, que ahora exige debatir hasta con AMLOve luego de la pequeña recia que le aplicó Hollande, representante de una izquierda que venía muy de capa caída después de los líos padroteriles y de viejo cochino de Strauss Kahn, el ex del FMI. Contra todos los pronósticos, la gauche divine y la de los sans coulottes rompieron la máxima de somos pocos pero sectarios y votaron unidos.
Como quiera que sea, don Dorian Gel y su Yago Luis Videgaray tienen toda la razón de declinar invitaciones a debatir y contrastar ideas, lo mismo en medios de comunicación que en universidades. Sobre todo si no hay la certeza de que el elogio y el panegírico sean unánimes, de que los aplausos sean de pie y el llanto de los fans sea genuino. Digo, si no me van a tratar como en el programa de Maxime Woodside donde cundieron epítetos como el de “galán de galanes”, no tiene caso. Sobre todo porque el que es playboy, es playboy, aunque a los guapos con capacidades distintas les duela.
Es como el Gallito Feliz, Cristian Castro, quien con toda razón anunció su retiro de Twitter aduciendo que “a la chingada con ese medio pedorro”. Él, simplemente ya no quiere debatir con sus trolls y cerró con el derecho que le asiste su cuenta para no escuchar los barruntos de la prole.
Todo tiene su chiste. De la misma manera en que Peña se niega a darse un tête a tête con sus contrincantes, también alega en el mejor estilo de Calderón que es “simplista” hablar de la legalización de las drogas. De hecho, ahora que lo pienso, don Quique Ken es calderonista de clóset, pues también prometió que seguiría el combate al narco.
Igual 60 mil muertos se le hacen pocos y quiere superar la cifra. Ese quizá sea el enigmático compromiso 127.
A ver, ¿por qué acusan a Peña de que le hace el agua la canoa por no querer debatir, y no le dicen nada al ChikiliQuadri por no querer mostrar su declaración patrimonial hasta que llegue a Los Pinos?
Para él, si no hay debate, no hay desgarriate.
Juegos de Poder
Peña sube, Josefina baja, AMLO, estable
Leo Zuckermann
EXCÉLSIOR
Hasta ahora la competencia presidencial parecía un muerto: la línea de un electrocardiograma de un cadáver que no se movía nada. Desde octubre del año pasado, en que comenzaron a levantarse sistemáticamente encuestas sobre la elección, Peña aparecía en primer lugar con 50% de las intenciones de voto; en segundo lugar Josefina con 30% y en tercero López Obrador con 20% de las preferencias. Puntitos más, puntitos menos, así pasaron seis meses. La noticia es que el muerto, al parecer, empieza a revivir. La competencia presidencial se mueve.
Contra lo que predecían muchos, en lugar de cerrarse, se está abriendo a favor de Peña. En la encuesta de ayer de Buendía-Laredo para El Universal, el candidato priista aparece con 54% de las preferencias, cuatro puntos más que en la levantada en marzo por esta casa encuestadora. En el sondeo de Parametría para El Sol de México, Peña obtiene 51%, cuando hace un mes estaba en 47 por ciento.
Ahora bien, la noticia más importante parece ser la caída que ha tenido recientemente la candidata del PAN. En la de Buendía-Laredo cae de 28 a 23 por ciento. En la de Parametría de 31 a 25 por ciento. Sigue estando en segundo lugar, pero ya muy cerca del tercero, López Obrador, quien cuenta con 21% de las preferencias en la de Buendía y 23% en la de Parametría.
A nueve semanas de la contienda, Peña está cada vez más firme en el primer lugar por lo que surgen dos cuestionamientos. El primero es la disputa por el segundo lugar. Como el puntero está muy despegado, el interés se está centrando en quién podría convertirse en la principal fuerza opositora en caso de que Peña ganara las elecciones.
Irse al tercer lugar sería un verdadero desastre para el PAN. Es extremadamente raro que el partido gobernante se convierta en la tercera fuerza política. Que yo recuerde, este tipo de situación sólo ha ocurrido con el PRD en las elecciones de gobernador de Baja California Sur y Michoacán. Imagine usted cómo se interpretaría en los medios el hecho de que el partido del presidente Calderón se amaneciera el 2 de julio como tercera fuerza electoral.
Para la izquierda, en cambio, sería una buena noticia quedar en segundo lugar, por muy alejado que esté del PRI. La medalla de plata se vería como una especie de logro de López Obrador, quien arrancó en tercero, pero habría remontado al segundo lugar. El problema es que este resultado dificultaría la reestructuración a fondo que necesita la izquierda en México que pasa, creo yo, por sacudirse de López Obrador para comenzar una nueva etapa postAMLO.
El segundo cuestionamiento que surge de los resultados de las encuestas es si el PRI, además de regresar a Los Pinos, ganará ambas cámaras del Congreso. De arrastrar Peña el voto a favor de los candidatos a diputados y senadores priistas, por primera vez desde 1997, el Presidente tendría mayoría absoluta en el Poder Legislativo. De esta forma habría un gobierno unificado.
En lo personal me gusta la idea de que el Ejecutivo tenga mayoría en el Legislativo para gobernar. El Presidente ya no tendría pretextos. Contaría con los votos necesarios para sacar adelante su agenda legislativa. Para bien y también para mal. Si es para bien, pues qué bueno por México. Si es para mal, y se complican las cosas en el país, pues no dude usted que en las próximas elecciones le cobraríamos los platos rotos al partido gobernante por sus fracasos.
En México necesitamos gobiernos responsables que no tengan pretextos para dar buenos resultados. En un sistema presidencialista esto sólo puede suceder cuando el partido del Presidente tiene mayoría en el Congreso, lo cual empieza a verse factible por primera vez en muchos años.
Itinerario Político
Camino al cielo
Ricardo Alemán
EXCÉLSIOR
AMLO ha recurrido a los instrumentos más extremos de la guerra electoral: la difamación, el engaño, la mentira y… hasta la fantasía.
Ya estamos en campaña. Ahora sí es posible decir que vemos en plena acción el músculo de los presidenciables; que presenciamos el tamaño y los alcances de sus estrategias y, por consecuencia, que sólo es cuestión de tiempo para que sean visibles las estrategias fallidas.
Por lo pronto, está claro que tres de “los cuatro” en contienda han movido todas sus baterías contra el puntero, Enrique Peña Nieto. Pero también es cierto que la estrategia que han seguido es la correcta: debilitar la imagen, la credibilidad y todos los vestigios de una percepción ciudadana positiva a favor de Peña Nieto.
El PAN, por ejemplo, centró su estratagema en cuestionar y hasta ridiculizar “los compromisos” de Peña Nieto en el Estado de México, al grado de que hizo de esa batalla su motivo fundamental. Y tan fue acertada la apuesta del PAN, que el IFE validó el spot de los azules en contra del mexiquense, a quien motejan de “mentiroso”, que no cumple.
Todos saben que Peña Nieto montó su campaña en su “fortaleza” como un político “que cumple” —más allá de mentiras reales o inventadas—, y que resultó tan exitosa, que no sólo lo convirtió en gobernador, sino que hizo ganar a su delfín Eruviel Ávila y hasta le dio para colocarse en la punta de las encuestas, de la elección presidencial. Por eso, el PAN atacó por ese flanco, para minar “la confianza” ciudadana “en el candidato que cumple”.
Sin embargo, lo que debemos entender los ciudadanos es que —en el fondo— lo que realmente está en juego no es si Peña miente o no. Lo que se juega es la capacidad estratégica de “engañar al ojo social”, de los electores, para quitarle votos a Peña Nieto y trasladar esos votos a la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota.
Pero resulta que los estrategas del PAN se equivocaron y no lograron derrumbar la imagen de Peña Nieto. Peor aún, desde el inicio formal de las campañas presidenciales la candidata del PAN es la única que ha visto reducir su preferencia de votos. Acaso por ello, pronto cambiará de objetivo para buscar otro flanco débil de Peña Nieto.
En el caso de Andrés Manuel López Obrador, sus estrategas —en realidad él es su propio estratega— también tienen “en la mira” a Peña Nieto. Está claro que AMLO hará todo lo que tenga que hacer para debilitar al mexiquense, lograr que tropiece y, si es necesario, aniquilarlo políticamente. En el fondo, de eso se trata en la política, de acabar con el adversario político.
Por eso, AMLO ha recurrido —con toda razón— a los instrumentos más extremos de la guerra electoral: la difamación, el engaño, la mentira y… hasta la fantasía. AMLO ha mentido sobre los spots de Peña Nieto; acerca de la incorporación de la profesora Gordillo a la Secretaría de Educación en el eventual gobierno de Peña; miente al comparar a Peña con Santa Anna y miente al subirse al carro de los compromisos incumplidos de Peña Nieto.
¿Es bueno o es malo que AMLO mienta, engañe, difame, invente y llegue al extremo de la fantasía? Sería malo si AMLO estuviera peleando por entrar al cielo. Pero los procesos electorales, en tanto batallas por el poder, son una guerra en la que se vale todo. Y todo es todo; por inmoral y nada ético que parezca. Y aquellos que pretendan creer que una lucha político-electoral por el poder es igual a una competencia moral, ética, de valores y principios, se equivocan de cabo a rabo.
AMLO está en lo suyo —con todas sus mentiras y engaños—, en tanto Josefina hace lo propio con la guerra de contraste. Pero les guste o no a los fanáticos de AMLO y a los creyentes de Josefina, la diferencia es que Peña Nieto aplicó la mejor estrategia de todas. Y el ejemplo es el “no voy a dividir a México”, que es uno de los fantasmas que rondan a AMLO. Pero de eso hablaremos mañana.
EN EL CAMINO
Los fanáticos de AMLO —que suelen actuar como jauría—, junto con los malquerientes de Peña Nieto, vivieron su mayor excitación cuando el equipo del mexiquense informó que no debatiría en el informativo de la señora Aristegui. Atrapados por un ataque de histeria colectiva, miles cuestionaron que Peña Nieto decidiera acudir a una entrevista con Maxine Woodside, y que rechazara la “invitación” de la más fiel de las militantes del lopezobradorismo. Y, claro, ciegos y sordos como suelen ser, no ven que los candidatos van a donde más les conviene. Y con toda razón Peña no acude a donde lo van a madrear, como AMLO no fue a que lo madrearan al primer debate, en 2006. Pragmatismo puro que, por pura casualidad, suele ser veneno puro para los fanáticos. “¡Serenos!”, que el cielo espera. Aconseja el mesías. ¿Qué, no?
Razones
Legalización de drogas y seguridad pública
Jorge Fernández Menéndez
EXCÉLSIOR
Ayer fue el rector José Narro y con él son muchas las voces que coinciden en la necesidad de modificar las estrategias de combate a las drogas, y que de una u otra forma plantean la posibilidad de su legalización. Apenas ayer escuchaba al ex presidente Fox en una entrevista con Pedro Ferriz insistir en lo mismo, y dejar la decisión del consumo o no de drogas, de cualquier droga, en cada una de las personas. También ayer mismo, el periódico La Razón, en su primera plana, destacaba el inicio de operaciones de expendedores automáticos de mariguana en Estados Unidos y, obviamente, contrapunteaba esa información con la legalización de la droga en varios estados de la Unión Americana y la postura, en torno a la prohibición, de la administración de Barack Obama.
En un aspecto todos ellos tienen razón: el consumo en general sigue muy alto y Estados Unidos plantea una suerte de doble moral respecto a las drogas. Ante ello, la legalización puede ser una alternativa, pero lo cierto es que esas son verdades a medias, o verdaderas falacias cuando se intenta convertir la legalización de las drogas en una estrategia de Estado, y más aún cuando se considera que simplemente con ello se acabará con el crimen organizado y la violencia, mucho menos con la inseguridad.
No creo que la legalización abierta de las drogas sea una solución a los problemas que se intenta atacar con esa propuesta: legalizar o no ciertas drogas tiene que ser una política de salud pública, debe ser una decisión de los especialistas del sector, con base en las posibilidades existentes y las soluciones a corto y largo plazos de un tema que debe ser tratado en una forma eminentemente científica. Lo mismo debe suceder con las diferentes drogas: la legalización de la mariguana no puede equipararse con la de drogas sintéticas o con la heroína y muchos de sus derivados.
Pero eso no tiene nada o muy poco que ver con el tema de la violencia y la inseguridad, por lo menos no con la forma en que ha evolucionado la misma. Tampoco acabará, no tiene por qué hacerlo, con el crimen organizado, que incursiona en la droga pero también en la piratería, en el contrabando, en el tráfico de gente, en la prostitución, en el robo de carros, en la extorsión o el secuestro.
De la misma forma que se suele poner como ejemplo que la década de la Ley Seca en los años 30 no acabó con el alcoholismo, se puede decir que tampoco acabó la legalización con el crimen organizado, que ha crecido, se ha hecho más poderoso y sofisticado.
La legalización o no de las drogas (y no creo que en este momento se pueda hablar de legalizar alguna otra droga más allá de la mariguana) es un tema de salud pública; el combate al crimen organizado es un desafío de seguridad pública y nacional; consumir o no ciertas drogas puede ser parte del libre albedrío de las personas, acabar con el crimen organizado es una responsabilidad del Estado.
Hay aspectos en este tema que se están sacando adelante, pero que no tienen ni la difusión ni el impulso, social y de recursos, que requerirían. Se ha puesto como ejemplo la decisión de la Casa Blanca en su llamada “estrategia de la política del siglo XXI para el Control de Drogas”, de no considerar a los consumidores como delincuentes sino como enfermos y dejar de llenar las cárceles de ese país con consumidores. Y me parece, sin duda, un acierto. Pero no se debe olvidar que la despenalización del consumo de drogas está vigente en México desde hace ya varios años y que nuestras cárceles no están llenas de consumidores, detenidos y castigados por eso, sino de personas relacionadas en distintos grados con grupos delincuenciales, que no sólo venden droga, sino que roban, asaltan, extorsionan, entre muchos otros delitos.
México y Estados Unidos llevan trabajando por lo menos diez años en esas vacunas. Si tuvieran el apoyo político y los recursos necesarios se podría avanzar mucho más rápido aún, pero según los especialistas, antes de un lustro esas drogas estarán listas para su comercialización. Y ese solo hecho podrá cambiar toda la visión sobre el consumo de drogas e incluso el debate sobre la legalización.
Todo eso se hace y se debe hacer aún mucho más, pero nadie debería confundirse: ninguna de esas medidas o propuestas acabará con la violencia, tampoco con la delincuencia organizada, mucho menos con las pandillas que asuelan muchas zonas del país. No confundamos la educación y la salud públicas con la seguridad. Ninguna de ellas puede reemplazar a las otras. Y necesitamos eficacia y visión de futuro por lo menos en esos tres ámbitos para tener, en realidad, una sociedad más sana.
Ventana
Peña Nieto no va
José Cárdenas
EXCÉLSIOR
¿Porque tiene miedo… y es una persona incapaz… que no puede sin el teleprompter, como alegan sus adversarios y detractores?
Los asesores de Peña Nieto son más pragmáticos. Prefieren pagar el costo de tales críticas que arriesgar al candidato puntero en las encuestas.
Juan Gabriel lo dijo cantando, de mejor manera: “Pero qué necesidad… para qué tanto problema… no hay como la libertad de ser, de estar, de ir, de amar, de hacer, de hablar, de andar así sin penas”.
Peña Nieto no va al debate convocado con la periodista Carmen Aristegui, como tampoco responderá a una decena de invitaciones de otros medios de comunicación. Ya lo verá.
Y no lo hará por tres razones.
Primero, porque la ley sólo obliga a asistir a dos debates… segundo, porque no le conviene… y tercero, porque no se le hinchan los hue… sos.
Peña Nieto es el que tiene menos que ganar… y más que perder.
–¿Se acuerda usted cuando hace seis años Andrés Manuel iba arriba y no fue al primer debate con Calderón, Patricia Mercado y los Robertos, Campa y Madrazo? Pues ahora ocurre algo parecido con Peña Nieto.
Los medios de comunicación estamos en nuestro legítimo derecho de convocar a los candidatos presidenciales. Y ellos, Peña Nieto incluido, en su legítimo derecho de negarse.
En el caso de Carmen Aristegui las razones son obvias. Mi colega ha manifestado públicamente su animadversión hacia el candidato del PRI —a quien siempre ha señalado como el candidato de Televisa—. Tampoco es posible ocultar las simpatías de la informadora por Andrés Manuel López Obrador.
– ¿Si usted fuera Enrique Peña Nieto aceptaría la invitación, a sabiendas de que no tendría posibilidad alguna de salir bien librado?
Para calmar los ataques, su cuarto de guerra le organiza una entrevista con un medio extranjero, Univisión, y ahí declara: “Soy el más interesado en contrastar las ideas y propuestas políticas en los debates presidenciales”. Obvio, se refiere a los debates a que obliga el IFE. –¿O qué, hay de otros?
Lo que no dice es que no irá a ningún escenario donde lo saquen de su zona de confort… donde tenga que arriesgar de más… donde no haya las condiciones mínimas para poder nadar de muertito… para ir pateando el bote.
– ¿A Peña Nieto ya se le subió el agua al tinaco y está como Carlos Salinas con sus adversarios… que ni los ve ni los oye?
MONJE LOCO: Pocos han caído en la cuenta de que los dos candidatos a diputados federales representantes de las Fuerzas Armadas son postulados por el PRI. El almirante Raúl Galván Villanueva, subsecretario de la Armada a principios del sexenio, irá por la primera circunscripción plurinominal, y el general de brigada ingeniero industrial Raúl Macías Sandoval llegará a San Lázaro por la quinta. Sí… y a ambos los propusieron directamente los secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina Armada. –¿Será una velada protesta de los altos mandos militares contra el gobierno calderonista, que los ata y no los desata… y por eso montan a sus próximos representantes a lomos del PRI y no del PAN? Nadie sabe, nadie supo…
Arsenal
Administrar la ventaja
Francisco Garfias
EXCÉLSIOR
El sábado pasado nos enteramos de que Enrique Peña Nieto no tiene la intención de ir a ningún debate organizado por los medios de comunicación. Si el guión no cambia por la presión creciente, el puntero en las preferencias electorales sólo asistirá a los dos que convoca el IFE.
Ya se hizo oficial la decisión de declinar la invitación que le hizo Carmen Aristegui para el 25 de abril, lo que ha desatado una cascada de críticas por no enfrentarse al llamado “periodismo independiente”. La carta de Luis Videgaray a la conductora no precisa los motivos de la negativa.
En el equipo de campaña del candidato del PRI nos explicaron que la decisión no se debe a que jugaría de visitante y en un ambiente adverso, sino al hecho de que decirle sí a la conductora estrella de MVS obligaría a aceptar las invitaciones de otros conductores y cadenas. “¿Cómo les decimos que no a los demás?”, preguntan en el entorno del candidato del PRI.
Miguel Osorio, uno de los lugartenientes de Peña, ya había dado color sobre las intenciones del candidato tricolor. Si se aceptaran las invitaciones “nos iríamos a puros debates y no hacemos gira”.
Sabemos que la estrategia en el cuarto de guerra del mexiquense es “administrar la ventaja” de aquí al primero de julio. Lo escuchamos en el entorno inmediato del candidato. El priista le lleva de 20 a 25 puntos a Josefina y un poquito más al Peje, según el promedio en las encuestas.
El fuerte de Peña no es la esgrima verbal. Una de las figuras mujeres del tricolor —y no es Beatriz Paredes— nos comentó que “más le vale” al candidato no salirse del script.
En síntesis: La cúpula del PRI siente que llevarlo al terreno de los debates es arriesgar la amplia ventaja que tiene.
No le hace que en la precampaña del PAN hayamos visto que Josefina no es Diego Fernández de Cevallos o que El Peje haya mostrado que no tiene la destreza verbal de un Porfirio Muñoz Ledo.
A la hora de ponderar suponen que es de mayor riesgo debatir que dejar la silla vacía, a pesar de lo que le sucedió al Peje en 2006.
Acompañamos a Peña Nieto en su gira por Aguascalientes. Era día 23 de la campaña. La entidad 16 que visita. Allí firmó su compromiso 29: sumar esfuerzos con las autoridades estatales y municipales, más allá de signos partidarios, para sacar a México de su rezago.
Al priista lo vimos más seguro, más confiado. Ya le quitaron el teleprompter. Improvisó. No trastabilló en sus discursos, en los que incluyó idéntico mensaje: No voy a responder a las campañas “agresivas, sucias, denostativas” —así las calificó— de sus adversarios. “No voy a dividir a México”, repitió.
Ese 21 de abril se iniciaba la Feria de San Marcos. Juanga estaba anunciado en el Palenque. Peña en el templete de la Plaza de la Patria. Ambos lograron el lleno. El compositor, vestido con un traje verde limón, con su aplaudido espectáculo. Al candidato le alcanzó con la estructura del PRI, que pudo movilizar a miles de personas.
Peña llegó al templete 50 minutos después de lo programado. El considerable retraso se debió al tiempo que le tomó estrechar las manos que se le extendían en su camino, tomarse la foto con quien se lo pedía, dar un abrazo, una palmada. El sol caía a plomo, el calor era insoportable. Llegó empapado. El grito de una mujer reflejó su estado físico. “Se va a deshidratar…”, dijo.
En el mitin se registró un detalle de intolerancia, antes de la llegada del candidato. Un parroquiano levantó una pancarta en la que se leía: “Peña no cumple con el debate del 25 de abril (convocado por Aristegui). Fírmalo. México lo pide”. No duró mucho con el letrero alzado. Guaruras y priistas se lo arrebataron.
Peña comió en las instalaciones de la feria. En la Cava Domecq para ser precisos. Asistieron toreros —Armillita, Arturo Macías, Joselito Adame—, ex gobernadores como Otto Granados, el cantante Napoleón, empresarios, deportistas.
La mesa principal la ocupaban Fernando Lozano, gobernador de Aguascalientes; su esposa Blanca; Egidio Torre Cantú, de Tamaulipas (es el estado invitado este año a la feria), su esposa, María del Pilar. Lorena Martínez, presidenta municipal de Aguascalientes, y Karina González, Nuestra Belleza México.
En el hotel Fiesta Americana, donde se reunió con los dueños de los medios locales, se registró un detalle que posteriormente se comentó ampliamente en la mencionada comida.
Media docena de mujeres que se asoleaban en la alberca salieron en bikini hasta el vestíbulo del hotel para tomarse la foto. Angélica Rivera no lo acompañó a Aguascalientes. “Luego eso inhibe”, dicen en su equipo de campaña… El candidato accedió a las solicitudes. “Anda en campaña”, explicaron.
Manuel Espino escribió ayer el epitafio de Vázquez Mota: “A Josefina había que ponerle alas como a Mercurio, pero con esos cambios en su equipo le pusieron losas como al Pípila. No va a avanzar con esos perdedores de campañas. Al tiempo, y no mucho…”
México SA
• Wal-Mart: prescribió el delito
• PGR: nadie sabe, nadie supo
• Peña Nieto, igual que Salinas
Carlos Fernández-Vega
La trasnacional Wal-Mart no sufre ni se acongoja. Sabe que su apuesta en México se mantiene segura y boyante, fundamentalmente por dos cosas: a) los delitos denunciados por The New York Times, simple y sencillamente prescribieron, y b) el total silencio (léase complicidad) del gobierno mexicano sobre el particular, en el que nadie sabe, nadie supo, y si llegara a saberlo de todas maneras tampoco actuará en consecuencia. Ya lo dijo la procuradora Marisela Morales: el de los sobornos es un caso que todavía no tenemos, pero que si en un momento dado es competencia nuestra, por supuesto que vamos a actuar y a solicitar lo que sea necesario. Y en el éter, como siempre, el enorme elefante blanco que es la Secretaría de la Función Pública.
De cualquier suerte a la trasnacional le salió caro el numerito, aunque sea momentáneamente: el precio de sus acciones en la Bolsa Mexicana de Valores se desplomaron 11.66 por ciento, por mucho que el presidente de la BMV, Luis Téllez (afamado promotor y colocador de inversiones privadas foráneas y representante del Grupo Carlyle en México, amén de ex funcionario de los gobiernos salinista, zedillista y calderonista), salió en temeraria defensa de Wal-Mart porque, dijo, es una empresa que contribuye de forma importante a la economía mexicana y cumple con todos los requerimientos que exige el mercado; es una compañía apreciada por el público inversionista y es la empresa privada que más da empleo al país (aplausos). Entonces, según esa versión, la trasnacional tendría derecho de violar la ley, porque da empleo al país, aunque sea en condiciones más que precarias.
Pero Wal-Mart tampoco se preocupa por el desplome en el mercado bursátil nacional (también en Wall Street cayó 5 por ciento), porque México le representa 25 por ciento de su ingreso global, muy al estilo de la banca extranjera que opera en México, que anualmente remite a sus matrices gruesas rebanadas de utilidades generadas en este país tercermundista con gobiernos de octavo mundo. La supuesta pérdida bursátil la recuperará en unas cuantas semanas, pues obtiene una ganancia neta cercana a 60 millones de pesos, libres de polvo y paja, según su información, al cierre del primer trimestre de 2012.
Prescritos los delitos reseñados por The New York Times, y con la tranquilidad que le da contar con la mano amiga del gobierno mexicano (en sus tres niveles, más un empujoncito del Legislativo), Wal-Mart se carcajea de todo esto. Con una generosa campaña publicitaria en los medios de comunicación amigos, el fuego se apagará rápidamente. Y es así, porque México es una inagotable mina de oro para Wal-Mart: 140 mil millones de pesos en utilidades netas (y contando) en una década y el segundo lugar internacional (sólo después de Estados Unidos) en número de establecimientos es prueba de ello. Para dar una idea de lo bien que en México la ido, el valor de capitalización (en el país) pasó de 255 mil millones de pesos en 2005 a 678 mil 500 millones en 2011, un modesto incremento cercano a 130 por ciento. Y todo, porque las autoridades carroñeras le permitieron –módico soborno de por medio– que su estrategia expansiva de negocios fuera rotundamente exitosa.
Hecha pública la red de sobornos orquestada y pagada por Wal-Mart, el gremio empresarial mexicano reaccionó, como sólo él puede hacerlo: el problema no es que la trasnacional soborne, que viole la ley, sino que la cachen, que le caigan en la maroma. Entonces, de acuerdo con esa versión empresarial, al consorcio estadunidense se le puede acusar de pendejo, pero no por actos ilegales, algo que, por lo demás, es práctica más que común en la estrecha relación gobierno-capital privado. Desde luego que Wal-Mart no es el único corporativo que promueve la ruta de la corrupción para facilitar estrategias de negocios, pero destaca en la materia.
Por medio de la Bolsa Mexicana de Valores, Wal-Mart emitió un comunicado, que en su parte medular señala: “las imputaciones hechas en el reciente artículo del New York Times, de ser ciertas, no reflejan la cultura de Wal-Mart de México y Centroamérica. El año pasado, Wal-Mart Stores Inc inició la revisión de prácticas de anticorrupción en todos los países donde opera. Posteriormente Wal-Mart Stores Inc inició una investigación independiente de las acusaciones que se describen en el artículo (del rotativo estadunidense), muchas de las cuales datan de más de seis años. Wal-Mart de México y Centroamérica está cooperando con esta investigación”.
Pero esa cooperación se ve truncada porque, dice, desafortunadamente estamos conscientes de que en este momento hay preguntas para las cuales no tenemos respuestas. Quisiéramos poder decir más, pero no estamos dispuestos a poner en riesgo la integridad de la investigación. Wal-Mart de México y Centroamérica espera que todos nuestros asociados cumplan tanto con las políticas corporativas como con las leyes de anticorrupción, y que siempre se conduzcan con los estándares más altos de conducta. No podemos calcular razonablemente la responsabilidad potencial, de haber alguna, con relación a estos temas. No obstante, con base en los hechos conocidos actualmente, creemos que estos asuntos no producirán efectos adversos para nuestro negocio, situación financiera, resultados o flujos de caja. Y se acabó el pleito.
Por cierto, Wal-Mart ya tiene una representante en la cargada empresarial a favor de Enrique Peña Nieto, quien al estilo del candidato salinista, armó su Consejo Consultivo Empresarial para el Crecimiento Económico y el Empleo, con el fin de amarrar el apoyo de los hombres y mujeres más ricos de México, a cambio de jugosos contratos en el sexenio, si es que llega. Resulta que el encopetado, directa o indirectamente, reunió a la crema y nata del gran capital para formalizar el compromiso de tal Consejo Consultivo, y entre sus integrantes (23 en total) aparece la señora Blanca Treviño de la Vega, presidenta de la empresa Softtek e integrante del consejo de administración de Wal-Mart. Peña Nieto, obviamente, no dijo ni pío sobre el asunto de los sobornos.
Las rebanadas del pastel
En 1987, como candidato al hueso mayor, Carlos Salinas de Gortari armó su Comité de financiamiento de la campaña electoral. En él participaron 20 empresarios y 10 políticos tricolores. Los primeros, sin ser pobres antes del arranque sexenal de la solidaridad, rápidamente se convirtieron en mexicanos Forbes, al amasar rápidas cuan enormes fortunas, todas ellas superiores a mil millones de dólares, al tiempo que se quedaron con la mejor tajada de las empresas paraestatales privatizadas; los segundos simplemente agarraron buenas posiciones, aunque algunos de ellos se quedaron en el camino. Entonces, Peña Nieto va por la misma ruta, con los mismos barones.