carlosfuentes

“Señora Lemus, el pueblo está con usted. ¡Ánimo!”, gritó un lector de Carlos Fuentes minutos antes de que se escuchara el Himno Nacional de México para despedir el féretro con los restos del escritor y ensayista mexicano, al que ayer se le rindió un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes. Silvia Lemus, la viuda del narrador fallecido hace dos días, sonrió y agradeció el gesto.

Mientras hacía una última guardia de honor, sus oídos se siguieron llenando con los gritos de “viva Carlos Fuentes”, “viva Silvia”; con los coros de “Fuentes, amigo, el pueblo está contigo” y con los incontables “goyas” lanzados por muchos estudiantes con los brazos en alto.

Los ojos de Silvia se extasiaron de pancartas que decían: “Carlos Fuentes hasta pronto. Amor y paz”, “Fuentes te leeremos siempre. Hasta la lectura…” o “Carlos Fuentes, nos vemos allá en otros pasajes, en otros capítulos o en algún final” que externaban alumnos y maestros y lectores; sin embargo, Silvia no escuchó el dolor de una mujer de rasgos fuertes que en ese momento decía: “No se quiso quedar. Que se va a París”.

Luego todo fue rápido, Silvia Lemus apoyada y aplaudida por todos vio salir de Bellas Artes el féretro con los restos del hombre al que amó, con el que tuvo dos hijos, con el que sorteó la vida y la muerte de sus dos hijos, Carlos y Natasha; vio cómo cientos de personas del pueblo de México lo despedían con vítores y con claveles blancos, desde que fue dejando Bellas Artes hasta que la carroza fúnebre se perdió de vista rumbo a la funeraria situada en Félix Cuevas, donde sus restos fueron cremados y depositados en una urna de finas maderas de un estilo que mandó a diseñar la familia Kennedy. El modelo fue elegido por su hija Cecilia.

En tanto, Silvia Lemus, rodeada por decenas de amigos que le daban el pésame, paradójicamente estaba sola, recordando la última frase que Carlos Fuentes le dijo: “Sí güerita”, cuando ella insistió que debían ir al hospital donde al final murió. Hoy le queda el recuerdo y el sufrimiento porque ante la pregunta de si Fuentes había sufrido ella dijo: “Sufrí yo”.