El hallazgo de Scott Sheppard y su equipo de científicos del Instituto Carnegie de Ciencia (CIS – por sus siglas en inglés) fue toda una casualidad. Estaban estudiando desde el Observatorio Interamericano del Cerro Tololo (Chile) posibles planetas ubicados más allá de Plutón, en los confines del Sistema Solar, cuando Júpiter se cruzó en el plano seguido por estos doce satélites naturales.

Esas lunas fueron detectadas gracias a una “cámara mejor que cualquier otra empleada antes. Esto nos ha permitido obtener imágenes más profundas y encontrar lunas más pequeñas”, explicó Sheppard (principal autor del descubrimiento) en El País. Según los expertos, estas lunas miden menos de tres kilómetros cada una y son poco luminosas; de hecho, dos de ellas están más al interior de la órbita de Júpiter y giran en el mismo sentido de rotación que el planeta.

Con este descubrimiento, Júpiter ya suma un total de 79 satélites naturales. Convirtiéndolo en el planeta con más lunes en el Sistema Solar.

Otras nueve, por su parte, están más en el exterior y orbitan en dirección opuesta. Mientras, la otra luna cuestiona a los científicos pues esta (nombrada como la duodécima, mide menos de un kilómetro y mezcla las dos direcciones en una órbita singular con respecto a los otros satélites jovianos. En palabras de Sheppard, “esta luna avanza en la dirección de las lunas interiores, pero al nivel de las exteriores, como un kamikaze. Es un bicho raro”.

La hipótesis de los expertos es que éstas doce lunas hayan sido restos de satétiles más grandes, que en un pasado orbitaban en torno a Júpiter. La teoría es que en aquel tiempo pudieron haber chocado entre sí y haber sido capturados por la gravedad de este planeta.