Investigadores del INAH descubrieron dos entierros prehispánicos en la zona arqueológica de Ranas, en la Sierra Gorda de Querétaro, los cuales datan de entre 900 y mil años dC. Esos hallazgos se sumarán a los que encontró en los años ochenta Margarita Velasco y permitirán hacer el primer estudio sistemático de este tipo de inhumaciones, señala Alberto Herrera Muñoz.
El especialista señaló que uno de los entierros es una fosa de 72 centímetros de diámetro, con la osamenta de un individuo que al morir tenía entre 13 a 16 años de edad, del cual aún falta determinar el sexo. El esqueleto se halló en posición fetal, y debajo de los restos óseos desarticulados de otro personaje.
Indica que el entierro se ubicó en una capa de sedimento, correspondiente a la segunda etapa de uso del templo, que data de los años 900 y 1100, dC, lo que sirvió para datar las inhumaciones. Además, tenía una ofrenda con cuchillos bifaciales de obsidiana gris, dos conchas procedentes del Pacífico, un silbato y un anillo grabado hecho con hueso humano.
El segundo entierro, se trata de un espacio oval —de 90 centímetros— en la cual, de acuerdo al avance de las excavaciones, se hallaron tres cráneos y se desconoce si corresponden a esqueletos completos o si se trata de restos que fueron removidos. “Vamos a tomar muestras de material para efectuar pruebas genéticas y de fechamiento, así como para determinar patologías, añadió Alberto Herrera.
El especialista precisa que el hallazgo de los entierros es significativo para la investigación en Ranas, pues aunque en los años 80 —durante los trabajos dirigidos por la arqueóloga Margarita Velasco en el sitio— se localizaron varias inhumaciones que no se estudiaron de manera sistemática y, ahora, la investigación partirá justo con este par de inhumaciones, descubiertas hace una semana.