En su visita a Roma
Las añoranzas exteriorizan su sinceridad, a manera particular evocando lo que es la amistad, la que vivió y hubo dejado atrás. Ha sido una esencia imperiosa ansí simulase el aire, formado de congeniadas partículas invisiblemente inalterables que subsisten a su entrega total cual es la pureza y la perdurabilidad, sutileza afín a los vínculos afectivos. Fueron meditaciones, dirigidas a que él concerniría y aún más escribiese el libro Inocencia, del cual Gérard Depardieu, exponé sus recuerdos latentes dentro de su trayectoria existencial. Son descripciones francas ligadas a ese toqué suyo tan genuino y espontáneo de este extraordinario actor francés, nacionalizado ruso y ciudadano del mundo, referente a su vida. Depardieu, inicia relatando de esa infancia pobre en Chateauroux, Francia, allí donde nació en 1948 y es desde ahí adonde emergé como individuo libre de grande talento que lo ha entregado a la actuación.
Depardieu denota su afán, continuativo explorando sin interrupción, tampoco se detiene ni a la hermosa edad madura superado los 70 años, plasmado su destino en el cine. Siendo una persona de una sencillez tal, sin embargo, así deslumbrante entre naturalidad y nobleza, no obstante cedé a la pluma exponiendo su biografía, la cual enlaza amistad, política y poder. Además, se descubre un eterno viajante pisando suelos diversos, sintiendo la acogida de la gente en India, China o la amada Rusia o aún en el resto del mundo. Hacerse una impresión del gran Gérard, es imprescindible encontrarlo, ahí sucumbiréis a su humanidad sin igual, sin prepotencia ni altanería de Divo, todo sino lo contrario es un adorable y reflexivo mortal…
Es otoño en Roma y hoy el día es soleado … como no decir que siempre emergé el sol en la capital italiana, probablemente siguiendo un diluvio de otoño, incluso seguro esa luz nos dona un buen día posiblemente estrechando la mano a Gerard Depardieu en la capital italiana. La fuerza de la vida, la encuentra siempre, su madurez como actor y como hombre, lo lleva a reflexionar y a ser amado por su público mundial.
Es en la actuación se codea a amistades incondicionales, casi familiares usando un tono personal próximo al lector, así lo realizó en su encuentro con el público italiano.
Inocencia, una narrativa que va captando intensidad, mezclando nítidos recuerdos de aquella voluntad suya de haber elegido vivir como él lo deseo con inmensa pasión y generosidad. Sabemos de sus personajes, sin embargo, de su sensibilidad antes se conocía poco, sí, ahora a narrado alternando amistad, poder y política a esto último dice:
“No he encontrado ningún hombre de poder honesto”, “El poder mata la inocencia”.
Es un actor que permanecé en la cima de la fama, pero todavía añorará aquella incertidumbre donada por la simplicidad conocida …. yo nunca trabajé, porque realmente viví, de tal modo señala que sus experiencias dentro del cine y en el teatro fueron realidades no representaciones sino al reverso constituyeren pedazos de su vida, junto al compañerismo y gracias a la amistad la cuál le otorgó esa sustancia que nutrió su existencia, sin hipocresía simplemente leal lo guiará y seguirá la política entre anécdotas revelará cierta con poder a lo que señala Putin, amigos sin contar la política. Verlo sentado frente a mí, me parece increíble serán sus cabellos largos grisáceo que le sientan muy bien y acentúan más su modo de ser libre y veraz, aún más hemos amado a personajes inolvidables como el Conde de Monte Cristo al que no se puede separar la figura de Gerard Depardieu.
Hubo transcurso años aventurados y desenfrenados pero felices y algo de emancipados, más siempre compartidos con camaradas o amistades del teatro, siendo sus aliados del trabajo asimismo de la cotidianidad, comiendo, cobijándose, creando aquel pequeño gran y vasto mundo llamado cine, Depardieu pertenece a aquellos seres paseantes de la vida, acompañadores del cosmos libremente leal.
Así, nos hemos entregado, acaso al rol de fervientes lectores, sin embargo, formamos parte de su público desde siempre y al momento de despedirnos me siento emocionada y participé sobre sus propias introspecciones haciéndolas de la misma manera mías… ¿Por qué?… indudablemente porque las amistades son sublimes, fidedignas, auténticas… nos unimos a otra afirmación suya, de Depardieu el cuál afirma que el poder corrompé… es la autenticidad de los hechos.
Bueno, tanto admiramos al actor, pero quizá aún más todavía nos sorprendé el hombre sensible y nos ennoblecé este hecho de eterno luchador de camaradería adherida a la política honesta y defensa de la libertad representada en el cine ídem en la realidad.