Un ataque aéreo devastador de la aviación siria causó hoy más de 30 muertos en una ciudad cerca de Alepo (norte). Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), el ataque, realizado por un avión que rompió la velocidad del sonido antes de lanzar misiles contra Azaz, ciudad rebelde de 70 mil habitantes cerca de la frontera turca, causó por lo menos 31 muertos y más de 200 heridos.
El balance anterior del OSDH era de más de 20 muertos. El ataque desató pánico en la ciudad y cientos de personas, sobre todo mujeres y niños, se dirigían por la noche hacia la frontera turca.
En el lugar del ataque, un periodista de AFP vio a decenas de personas gritando y buscando desesperadamente a supervivientes entre los escombros en que quedó reducida una zona donde había una decena de viviendas.
“Los muertos son civiles y combatientes, pero lo que está claro es que era una base del Ejército Sirio Libre”, integrado por desertores y civiles que tomaron las armas, explicó Rami Abdel Rahman.
“Es una zona civil. Todas estas casas estaban llenas de mujeres y de niños que dormían debido al ayuno del Ramadán. Ni siquiera Israel se atrevería a hacer algo así”, denunció Abu Omar, un ingeniero de 50 años. En el hospital, un periodista de AFP vio a una niña de cuatro años aparentemente fallecida y el cuerpo de un bebé cubierto de polvo, además de restos humanos ocultos bajo una sábana.
“En este momento, nadie sabe hasta dónde subirá el balance. Llevará días buscar entre los escombros”, declaró Abú al Baraa, un médico radiólogo llegado hoy de Arabia Saudita. Según él, el hospital de Azaz sólo dispone de otro médico: un anestesista.
Según testigos y miembros del ESL llegados para reforzar la seguridad después del ataque, el avión disparó dos veces, y la segunda, de menor potencia, tuvo como blanco un centro de prensa improvisado, sin que se sepa si causó víctimas.
En la frontera, varias familias, con paquetes de ropa y comida sobre la cabeza, intentaban buscar refugio en Turquía. Precisó que el ataque alcanzó también a los once peregrinos chiitas libaneses secuestrados el 22 de mayo en el norte de Siria, y que cuatro de ellos resultaron “gravemente heridos”.
El anuncio erróneo de su muerte por parte de medios de prensa libaneses provocó el caos en las zonas chiitas en el sur de Beirut. Hombres armados secuestraron decenas de sirios y vandalizaron sus bienes, según la Agencia Nacional de Información (ANI). Siria entra en el 18º mes de una revuelta que se militarizó frente a la represión, causando más de 23 mil muertos según la OSDH.
En el plano diplomático Rusia advirtió que no permitirá que las potencias occidentales “saboteen” el acuerdo de transición política para Siria establecido en Ginebra a finales de junio, que preconiza la formación de un gobierno de unión nacional sin pedir abiertamente la partida del presidente Bashar al Asad.
En La Meca, los dirigentes del mundo musulmán, reunidos desde el martes, acordaron la suspensión de Siria de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), según el comunicado final. Los participantes se pusieron de acuerdo sobre “la necesidad de poner fin inmediatamente a los actos de violencia en Siria y en suspender a este país de la OCI”, declaró el comunicado.
En Ginebra, Ahmad Fawzi, portavoz de Kofi Annan, afirmó que Damasco aprobó la candidatura del argelino Lakhdar Brahimi a su sucesión como mediador internacional en Siria.
El conflicto en Siria divide profundamente al vecino Líbano, país con equilibrio confesional muy frágil, en especial entre chiitas que expresaban su simpatía por el régimen alauita – emanación del chiismo – y de los sunitas que son favorables a los insurgentes.
Los Emiratos Arabes Unidos y Catar llamaron oficialmente hoy a sus ciudadanos a salir “immediatamente” de Líbano a causa del contexto de tensión por el conflicto. Lo mismo pidió Arabia Saudita.