El análisis de los gases está siendo realizado en estos momentos e inicialmente no se esperan grandes sorpresas. El gas más abundante será el dióxido de carbono.
El CO2 es el principal componente del aire marciano, algo que fue constatado ya por las sondas Viking. Más interesante para los científicos será explorar la presencia de metano.
Este gas ha sido observado recientemente a través de telescopios desde la Tierra y su presencia en el planeta rojo es intrigante.
El metano es un gas de corta vida, por lo que su presencia constante indica la existencia de alguna fuente de producción, sea biológica o geoquímica. Y se espera que Sam pueda ayudar a dilucidar el misterio.
Los resultados de estos primeros análisis podrían ser anunciados la semana entrante, señaló Joy Crisp, vicedirectora científica del Curiosity. Pero la investigadora advirtió que pasará algún tiempo antes de que sea posible anunciar resultados definitivos sobre el metano en Marte.
“De acuerdo a lo observado desde la Tierra pensamos que en el caso de Marte la presencia de metano se medirá en una pocas o diez partes por trillón”.
Curiosity –también conocido como MSL, Mars Science Laboratory o Laboratorio Científico de Marte–, se ha desplazado más de 100 metros desde el sitio en el cráter Gale donde aterrizó hace un mes.
Una nueva imagen de la sonda espacial Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) muestra el progreso del robot.
“Puede verse el techo blanco del robot con sus ruedas negras y sus huellas detrás”, dijo el director de la misión, Mike Watkins.
“Estamos a una distancia del punto de aterrizaje de aproximadamente un estadio de fútbol”.
Curiosity se dirige a un punto denominado Glenelg por los científicos, que se encuentra a unos 300 metros al este de su ubicación actual.
Imágenes satelitales muestran a Glenelg como una intersección de tres tipos diferentes de terrenos rocosos y los investigadores creen que sería un sitio ideal para estudiar la geología del cráter Gale. Pero pasarán varias semanas antes de que Curiosity llegue a Glenelg.