Aborto

El asalto a la razón
Abortó una demencial acusación
Carlos Marín
 
Menos que “conceder”, pero tan efectivo como “ordenar”, la sugerencia que el gobierno de Barack Obama hizo a un tribunal de New Haven (Connecticut), para que se otorgue inmunidad diplomática a Ernesto Zedillo y el ex presidente no sea procesado por el perverso y fantasioso cargo de ser el “autor intelectual” de la matanza de Acteal, termina con los sueños guajiros de deudos anónimos que quisieron alzarse con 50 millones de dólares.
Presentada por el bufete gringo Rafferty, Kobert, Tenneholtz & Hess, la demanda se sustenta en un reportaje del autor de estas líneas sobre paramilitares en Chiapas y publicado un par de semanas después de la masacre, ocurrida el 22 de diciembre de 1997.
Lo demencial de la acusación no estriba solo en que supone a Zedillo planeando la matanza, sino que para ejecutarla se basara en un plan del Ejército de 1994, cuando su predecesor en la Presidencia era Carlos Salinas de Gortari, de quien vive agraviado porque le endilgó los costos del “error de diciembre” de aquel año y con quien dos meses después rompió tan drásticamente que le encarceló a un hermano.

La historia en breve
López Obrador es solo un buen jugador que se va al Real Madrid
Ciro Gómez Leyva
 
Hagamos una analogía futbolera, le digo a Jesús Ortega, líder histórico de la corriente de Los Chuchos en el PRD, tan despreciada por Andrés Manuel López Obrador. Si ustedes fueran un equipo, López Obrador sería el superestrella, el goleador, el que lleva la gente al estadio.
—Es un buen jugador —responde aceptando la invitación—. Pero estoy seguro de que Messi no puede solo con el Barcelona, porque un hombre no hace un equipo, como un hombre no hace un partido político, ya que necesita el concurso de todos los jugadores y de toda la gente. No creo que la historia la hagan unos personajes brillantes, unos buenos jugadores. La historia la hace la gente, el pueblo, la sociedad en su conjunto.
—¿Es solamente un buen jugador?
—Un buen jugador que ahora se cambia al Real Madrid, o al Manchester, pero no se acaba el equipo. El equipo tiene otros jugadores que están jugando en conjunto, que es lo que importa en la política para lograr el campeonato.
Jesús Ortega, secretario general del PRD cuando lo presidió López Obrador, y presidente él mismo entre 2008 y 2011, no regala la frase de que está muy contento por la decisión del tabasqueño de separarse en paz del partido para formar uno nuevo, propio. Pero apenas lo oculta.
—Más que contento, se abre una oportunidad —dice—. Una oportunidad que, con inteligencia, deberíamos de aprovechar todos. La gente podrá optar ahora por una izquierda con visos de extremismo y un programa anacrónico, o una izquierda moderna, progresista, socialdemócrata, libertaria, como la que nosotros pensamos que podemos representar.
Nadie hasta el momento ha sido más claro que el Chucho mayor.

Trascendió
Trascendió
 
:Que en la reunión de los 300 líderes mexicanos con el presidente electo, Enrique Peña Nieto, el dirigente del PRD, Jesús Zambrano, se sinceró con sus compañeros de mesa, la ministra Olga Sánchez Cordero, Tristán Canales, de Tv Azteca, y Juan Alberto González Esparza, director de Microsof México.
Zambrano les contó su reunión con Andrés Manuel López Obrador previa al anuncio de la ruptura con el perredismo, y adelantó que, según sus cálculos, la salida del tabasqueño le costaría a su partido un máximo de ocho senadores y diputados.
¿Será por eso que El Peje ordenó a sus legisladores que todavía no abandonaran sus partidos?
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:Que resultó una volada la versión difundida por el diario español El País, en el sentido de que Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera, Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Camacho Solís y Juan Ramón de la Fuente presentarían en los próximos días un nuevo proyecto político de corte socialdemócrata.
El supuesto objetivo sería alejarse tanto de López Obrador como de la burocracia del PRD. Pero, tajante, el propio Cárdenas desmintió la especie y aseguró que no hay intención alguna de crear otro grupo político ni una corriente dentro o fuera del PRD.
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:Que a quien de plano parece que no le va a tocar nada en el próximo gobierno federal es al ex gobernador del Estado de México Emilio Chuayffet.
¿Será por eso que se ha concentrado en colocar incondicionales en el gobierno de Eruviel Ávila? Seguramente, dicen en Toluca y en la Ciudad de México.
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:Que en el tema cultural prácticamente solo hay un nombre que se menciona en el equipo de Peña Nieto para ocupar la presidencia del Conaculta: Rafael Tovar y de Teresa.
El diplomático e historiador, quien ocupó el cargo de 1992 a 2000, es visto como un gran gestor y administrador cultural, y alguien que cuenta con el respeto, simpatía y confianza de todas las personalidades y grupos de ese sector.
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:Que a tres meses de la fecha límite para entregar al Congreso el Presupuesto 2013, en la Secretaría de Hacienda no saben aún quién será el interlocutor de Fernando Galindo, vicecoordinador del área del paquete económico de Peña Nieto.
En la oficina del secretario José Antonio Meade todavía no se define quién encabezará su equipo para la transición en el delicado tema presupuestal, que siempre está expuesto a un intenso estira y afloja.

Día con día
Izquierdas: división y liberación
Héctor Aguilar Camín
 
La salida de López Obrador de los partidos de izquierda, anunciada el domingo pasado en el Zócalo capitalino, tiene el sabor de una liberación y una ruptura. Deja libre a los partidos del liderato de López Obrador, y éste queda libre de compromisos con tribus y dirigencias a las que vive como un lastre.
Los dirigentes de los partidos quedan fuera de la exigente tutela de López Obrador y éste queda fuera de las cuotas, los intereses y las negociaciones inevitables en las tareas de gobernar, legislar o manejar un partido.
Partidos y gobiernos de izquierda quedan dispensados para hacer el juego de toma y daca político que les gusta, López Obrador queda desamarrado para hacer la política de movilización social en la que no quiere restricciones ni lideratos institucionales.
La separación libera a las partes, pero a inmediata continuación empieza a ser costosa para todos, pues reparte la misma baraja entre más jugadores. Es el fin de la unidad alcanzada por las izquierdas frente a las elecciones de 2012. Es también el inicio de una nueva fragmentación, riesgosa para la izquierda en su conjunto y para cada una de sus partes.
Para la izquierda en su conjunto, porque si unida no ha podido ganar las elecciones en 2006 y 2012, separada menos las ganará en 2015 o 2018. Para las izquierdas por separado, porque pone a todos en la lógica de pelear por el mismo espacio. López Obrador quiere un partido político propio para no quedar en manos de los partidos existentes. De ser el candidato común de esos partidos, pasa a ser su competidor compartido.
Que López Obrador tenga un partido propio, como es su intención con Morena, equivale casi a la extinción electoral de PT y Movimiento Ciudadano, pues perderán al único político que les da votos. La salida de López Obrador supone también un riesgo de vaciamiento de votantes y militantes para el PRD.
La decisión de crear un nuevo partido político y abandonar los existentes supone un largo camino en el desierto para López Obrador. Su final feliz está lejos de ser seguro. No tendrá en su nuevo camino la solidaridad de los gobiernos y los partidos de izquierda que tuvo en 2006. Tendrá probablemente lo contrario: animadversión y celo de competidores.
El terreno de la izquierda queda dividido pero abierto. Todos podrán redefinir su proyecto ante sí mismos y ante el país, lo cual no deja de ser una oportunidad para quien tenga proyecto y esté dispuesto a volverlo su programa.
Interludio  
La izquierda está rota
Román Revueltas Retes
 
La izquierda mexicana se rompe”. Lo pone así, con estas palabras y de manera tan lapidaria, mi diario español favorito. Hablan, desde luego, del anuncio que Obrador hizo a sus partidarios reunidos anteayer en ese gran templo ceremonial del llamado Movimiento Progresista que es el Zócalo de la capital de todos los estadunimexicanos.
Bien a bien no sabemos qué es esa tal izquierda conformada por simpatizantes y militantes de todo pelaje pero aquí podemos echar un expeditivo vistazo a la fauna en cuestión, a falta de definir asuntos más abracadabrantes: intelectuales y artistas, desde luego, que no pueden jamás exhibir otras credenciales porque el espíritu contestatario es elemento consustancial a su naturaleza más profundísima y más esencialísima (aunque, en el momento de pasar a la caja registradora, se acomoden perfectamente a las insalvables diferencias habidas con el pagador de turno); académicos, naturalmente, aunque en menor medida porque los apóstoles de la ideología (neo)liberal han llegado a ser perfectamente aceptados socialmente; ciudadanos de a pie contagiados de populismo; grupos clientelares deseosos de recuperar las prerrogativas antaño concedidas por el PRI corporativista y que ahora han sido inmisericordemente sacrificadas en el altar de la competitividad; damnificados directos de la globalización; grupos de marginados sin esperanza ni porvenir alguno; mexicanos pobres (pero no priistas); señoras burguesas con aspiraciones artísticas, pretensiones neuronales y “conciencia social”; chavales “bien” de universidades privadas profundamente hastiados de las comodidades ofrecidas por papás consumistas, frívolos y estúpidamente millonarios; resentidos de todos los orígenes y proveniencias; antiguos jerarcas del antiguo partido oficial que no lograron que les actualizaran sus antiguas prebendas; comunistas de la primera hora; auténticos luchadores sociales a quienes resulta imposible militar bajo ninguna otra bandera; conservadores disfrazados de progresistas; etcétera…
Pues sí, está rota la izquierda.

Juegos de Poder
Consecuencias de la separación de AMLO
Leo Zuckermann
EXCÉLSIOR

De lo que no hay duda es que López Obrador, fiel a su estilo, ha hecho de nuevo una apuesta arriesgada con tal de mantenerse como el líder indiscutible de la izquierda mexicana.
Nadie creyó que López Obrador se iba a ir a La Chingada, el nombre de su rancho, si perdía la elección, tal como se lo dijo a un grupo de empresarios. Lo suyo es la política y, sin ella, se muere de aburrimiento. Además, como buen político que es, quiere aprovechar la fuerza que le dieron los casi 16 millones de votos que sacó en la pasada elección. En este sentido, quiere seguir siendo el líder indiscutible de la izquierda mexicana.
Para este propósito, fiel a su estilo, ha doblado las apuestas. En lugar de continuar con el statu quo, lo ha sacudido con una jugada arriesgada. Ha anunciado que se separa de los tres partidos que lo lanzaron como candidato presidencial en 2006 y 2012. Que ahora se concentrará en consolidar y fortalecer su movimiento social, Morena, para quizá convertirlo en partido político. Esta decisión tendrá consecuencias importantes para todos los grupos que hoy conforman el conglomerado de personalidades y grupos de izquierda.
Para empezar están los dos partidos chicos: el PT y MC. Potencialmente son los que tienen más que perder con la decisión de AMLO. Para ellos, el tabasqueño ha sido tabla de salvación. Gracias a él han mantenido su registro oficial, logrado presencia en el Congreso y obtenido financiamiento público. Corren el riesgo de desaparecer como partidos sin López Obrador debajo de sus emblemas en las boletas. Por eso, continúe Morena como movimiento social o se convierta en partido, el PT y MC tratarán de continuar siendo las rémoras del lopezobradorismo. Tratarán de cachar algunas sobritas de votos si AMLO se los permite. De lo contrario, buscarán aliarse con otros partidos; quizá con el PRD o incluso con el PRI, como lo han hecho en el pasado.
La separación de AMLO es particularmente dolorosa para el PRD. Era el partido en el que militaba. Incluso fue su dirigente nacional. Pero a últimas fechas López Obrador no se llevaba nada bien con la oligarquía partidista controlada por Nueva Izquierda. Para los llamados Chuchos, AMLO era un dolor de muelas, y viceversa. Al parecer era inevitable la separación.
Pero el PRD es más que Los Chuchos. Son muchas las tribus que ahí hacen política. Está, por ejemplo, el grupo que comanda René Bejarano, quizás el más cercano a AMLO. No obstante, esta facción logró a últimas épocas un acomodo con Nueva Izquierda para repartirse las principales candidaturas y puestos partidistas. De esta forma, bejaranistas y chuchistas son los que hoy parten el pastel en el partido y dejaron a un lado a las otras facciones incluida la que lidera Marcelo Ebrard, que no ha podido despuntar. ¿Qué harán el jefe de Gobierno capitalino y su sucesor, Miguel Ángel Mancera, ahora que AMLO se ha separado del PRD? ¿Podrán desafiar más fácilmente a bejaranistas y chuchistas para quedarse con el liderazgo de este partido?
Desde antes de la elección de julio, varios líderes de la izquierda traían la idea de formar un “partido-frente” a la uruguaya que aglutinara a todas las diversas fuerzas izquierdistas: desde los radicales hasta los más moderados, a todos, a las múltiples tribus del PRD, el PT, MC, Morena, sindicatos, como el SME o la disidencia magisterial, el movimiento #YoSoy132, etcétera. Ya veremos si es posible hacerlo porque suena bien en teoría, pero el asunto se puede complicar, y mucho, en la práctica, es decir, cuando se repartan las candidaturas, puestos partidistas y prebendas político-económicas.
Este año comenzó con la unión de la izquierda que fue factor clave para venir de atrás y lograr un buen resultado electoral. Se sentaron juntos en la competencia política y ganaron muchas fichas. Este año termina, sin embargo, con la separación de la izquierda y la repartición de las ganancias. Cada uno de los grupos, incluido el de AMLO, se lleva su tajada: tanto para el PRD, tanto para el PT y MC, y tanto para Morena. La pregunta es si a partir del año que entra podrán volver a sentarse juntos en las elecciones que vienen o si la separación anunciada eventualmente terminará en divorcio. De lo que no hay duda es que López Obrador, fiel a su estilo, ha hecho de nuevo una apuesta arriesgada con tal de mantenerse como el líder indiscutible de la izquierda mexicana.

Razones
Hezbolá, Irán, Zetas

EXCÉLSIOR

El peligro existe y es real. Ya a fines del año pasado hubo una investigación que ligaba a la diplomacia iraní con Los Zetas.

Jorge Fernández Menéndez
Hace exactamente 11 años el mundo cambió con los atentados a las Torres Gemelas y al Pentágono. Estados Unidos modificó sus prioridades y lanzó una guerra contra el terrorismo, que se continuó con la intervención en Irak y terminó derivando, directa o indirectamente, por el enorme gasto militar y de seguridad financiado a través del déficit, en una crisis financiera global de características inéditas.
México también cambió y cambiaron las prioridades en la relación con Estados Unidos. Si unos días antes de los atentados, cuando el entonces presidente Fox visitó Washington, México fue presentado, en el saludo de cowboy que intercambiaron Fox y George Bush, como el más importante aliado de la Unión Americana, unos días después, luego de los ataques, la declaración quedó en el olvido: el gobierno de Fox no atinó ni siquiera a tener una respuesta y solidaridad rápida con Washington y, meses después, cuando en una decisión atinada, decidió no participar en la invasión a Irak, la relación se enfrió casi por completo.
Pasaron los meses y en los últimos años esa relación se ha fortalecido en forma sustancial: la lucha contra el narcotráfico y la llegada de Barack Obama y Felipe Calderón a los respectivos gobiernos lograron cambiar las cosas. El desempeño de Arturo Sarukhán en Washington contribuyó en forma importante y, pese a los desacuerdos que suscitó su gestión, Carlos Pascual no fue un mal embajador de la Unión Americana, y Anthony Wayne lo ha hecho con tacto y mucho acierto.
El hecho es que la relación sigue pasando, en muy buena medida, por la seguridad. Puede ser que México no haya intervenido en lo de Irak, pero su participación en las medidas de seguridad global ha sido estricta, y los intercambios de información y complementación de sistemas han sido la norma.  Pese a que uno de los mayores temores de la seguridad estadunidense ha estado desde hace 11 años en la posibilidad de que personajes o grupos terroristas ingresen u operen desde México hacia Estados Unidos, lo cierto es que no ha habido un solo caso significativo al respecto y, cuando se ha intentado hacerlo, esos esfuerzos han sido desarticulados. El caso más reciente fue la detención y deportación de un presunto miembro de Hezbolá, la organización terrorista pro iraní, en Mérida, como parte de una serie de investigaciones que comenzaron desde hace casi tres años en el sureste del país.
Pero el peligro existe y es real. Ya a fines del año pasado hubo una investigación que ligaba a la diplomacia iraní con Los Zetas, en la búsqueda de realizar atentados en Estados Unidos. En aquella ocasión, un diplomático de Irán asentado en Estados Unidos buscó un contacto con Los Zetas para efectuar esos atentados. Resultó que la persona que encontró y que supuestamente trabajaba para ese cártel, era un agente de seguridad de Estados Unidos infiltrado en el grupo. El “diplomático” finalmente fue detenido, precisamente en nuestro país y desde aquí enviado a Estados Unidos. También se difundió la información de que Los Zetas y Hezbolá utilizaban el mismo “blanqueador” de dinero del otro lado de la frontera.
Y todo ese flujo de información ha coincidido con una creciente presencia del gobierno de Irán en la región, sobre todo en Venezuela y Nicaragua. El tema no es menor, porque, sobre todo, pasada la elección presidencial en la Unión Americana, el capítulo de Irán se transformará en uno de los más destacados de la agenda internacional de ese país y, por ende, de México.
El tema no es menor, como tampoco lo serán, por las repercusiones que pudieran tener en nuestro país, las negociaciones que comenzarán el mes próximo en Oslo, de las FARC con el gobierno colombiano. Pero eso ya lo analizaremos esta semana.
Dos casos más EU-México
Jesús Quiñones era el responsable de los enlaces de seguridad del gobierno de Baja California con diversas agencias de Estados Unidos. El problema es que Quiñones trabajaba para el cártel de los Arellano Félix. Está siendo juzgado en San Diego por narcotráfico y lavado de dinero, pero, sobre todo, por haber proporcionado información de seguridad de ese país a los cárteles. Esta semana podría ser condenado a cadena perpetua en uno de los casos más delicados de infiltración del narcotráfico en las áreas de seguridad en nuestro país.
El gobierno estadunidense ha solicitado inmunidad para el ex presidente Ernesto Zedillo en el proceso que se le intentó acreditar por su supuesta responsabilidad en la masacre de Acteal. Lo que ocurrió en esa población, más allá de visiones intencionalmente deformadas, ha sido investigado al detalle por el CIDE, y por autores como Gustavo Hirales y Héctor Aguilar Camín, en forma concluyente. Más allá del juicio que se tenga sobre su gestión, era evidente que Ernesto Zedillo no tuvo responsabilidad alguna en esos hechos.

Frentes Políticos
Frentes Políticos

EXCÉLSIOR

I. Sin perder el tiempo. El presidente electo, Enrique Peña Nieto, presentó una de las tres iniciativas de reforma prioritarias en su agenda. Luis Videgaray, coordinador general para la Transición Gubernamental, informó que envían a la bancada del PRI en el Senado un proyecto para modificar artículos constitucionales y de diversas leyes vigentes, para incrementar las facultades del Instituto Federal de Acceso a la Información y dotarlo de autonomía, además de ampliar el espectro de la transparencia en información pública eliminando todas las reservas de ley, salvo en los casos de los datos personales y los asuntos de seguridad nacional.
II. Todo en calma tras la salida de AMLO. Silvano Aureoles, coordinador del PRD en la Cámara de Diputados, confía en que no habrá una desbandada. Aseguró que, “por ejemplo, la postura de Cuauhtémoc Cárdenas diciendo que se queda en el amarillo, y como él habrá muchos que están y que estamos pensando lo mismo, y más bien debemos dedicarnos a construir nuestro partido. Lo que percibo es que no habrá esa desbandada”, dijo, y reiteró que la de López Obrador es una separación “coherente y sin conflictos”. Tiempo propicio para la reflexión en el sol azteca.
III. Se puso tenso el IFE. Los consejeros electorales ya se querían ir de vacaciones, pues no aguantaban el humor del consejero presidente, Leonardo Valdés Zurita, quien la semana pasada, en un acto con mujeres legisladoras, se acercó al consejero Francisco Javier Guerrero para decirle que ya lo iba a mandar de vacaciones, pero a la finca de Andrés Manuel López Obrador. Al consejero Alfredo Figueroa le dijo que se veía muy, digamos, “fregado”, pero en su peculiar lenguaje. Desde ayer empezaron 15 días de vacaciones después de que, como dijo Valdés Zurita, se condujeron con legalidad e imparcialidad, durante el pasado proceso electoral.
IV. La procuradora general de la República, Marisela Morales Ibáñez, fue madrina de la botadura de un buque de apoyo logístico de la Secretaría de Marina, a cargo del almirante Mariano Francisco Saynez, en un astillero de Salina Cruz, Oaxaca. Ella advirtió que en el país nadie está por encima de la ley. “Las acciones violentas y de vil infamia que la delincuencia organizada realiza y que afectan a la sociedad y transgreden la moral nacional están muy lejos de doblegar nuestro carácter y determinación de hacer el bien, mucho menos someter nuestro espíritu de lucha”, precisó.
V. Malova visitó Guasave el domingo para dar banderazos de obras. Su miedo fue evidente, pues más de 50 unidades y Tigger blindados lo cuidaron. De eso se habla en Culiacán. De que el Grupo Especial de la Policía Ministerial del estado, en un fuerte operativo en Bachoco, poblado perteneciente al municipio de  Guasave, logró la captura de un multiasesino, que tiene en su haber unos 40 asesinatos. Es Felipe de Jesús Gastélum Castro, tiene 30 años y pertenece al grupo delictivo que comanda El Chapo Isidro y que también participó en la emboscada al grupo especial de la Policía Ministerial de Sinaloa, el 11 de mayo de 2011. De ahí tanta impunidad.
VI. La PGR, la Procuraduría de Morelos y las corporaciones policiacas federales involucradas en el caso de Tres Marías realizaron una reconstrucción de los hechos sobre el ataque a la camioneta blindada de la embajada estadunidense. La diligencia comenzó en el camino rural que conduce del poblado Fierro del Toro a El Capulín, en la zona boscosa de Huitzilac. Por la emboscada, hay 12 policías federales detenidos, señalados como los responsables, con 40 días de arraigo en la Ciudad de México. Pero hay, sobre todo, muchas respuestas pendientes de los jefes que permitieron este tremendo acto de “descortesía” diplomática.

Itinerario Político

Amigos de Peña y amigos de Calderón

Ricardo Alemán
EL UNIVERSAL
Parece haber llegado a su fin la tersura con la que se había llevado a cabo la transición presidencial –el relevo del presidente–, y la alternancia –la salida del PAN y el regreso del PRI–, en el poder. ¿Por qué?

Porque la tarde de ayer, en el encuentro con “Los 300 Líderes” del país, el presidente electo, Enrique Peña Nieto, expuso que en su gestión “el presidente no tendrá amigos, sino un compromiso con la eficacia y con el país”. La saludable promesa de que el de Peña Nieto no será un gobierno de amigos, no sólo fue bien recibida por la nutrida concurrencia, muchos de los cuales recordaron de inmediato a Felipe Calderón. ¿Por qué?

Porque el encuentro de la tarde de ayer con “Los 300”, pareció que fue aprovechado por el presidente electo para marcar las primeras diferencias claras de lo que será su gobierno, con el de Felipe Calderón.
Y sin duda que el mensaje enviado desde el Museo de Antropología llegó a su destinatario, en la no muy distante casa oficial de Los Pinos; casa presidencial en proceso de mudanza. Pero, ¿cuál fue el mensaje? Ese, que el de Peña Nieto no será un gobierno como el de Felipe Calderón; un gobierno de amigos.

Y es que todos saben, que el talón de Aquiles de la gestión de Felipe Calderón fue ese; sus amigos. Y que a lo largo de los seis años de su gobierno predominó, en la mayoría de los puestos de relevancia, el amiguismo.

En pocas palabras, que la tarde de ayer, a la sombra de la emblemática sombrilla del bellísimo Museo de Antropología, Enrique Peña Nieto mandó el primer mensaje de una de las muchas diferencias que existirán entre el gobierno que se va y el que viene; entre los presidentes Calderón y Peña Nieto.
Acaso por eso el mexiquense pareció recurrir al refranero popular cuando mandó el mensaje, de que su presidencia no será de amigos: “Escucha Juan, para que entiendas Pedro”. Escuchen líderes, para que entienda Felipe; habría dicho.
Pero además, Peña Nieto también aprovechó para mandar otro mensaje, que marcará una importante diferencia de lo que se propone como gobierno; diferencia respecto de la gestión de Felipe Calderón.
Dijo que al integrar su gabinete, su equipo de colaboradores y a los llamados “hombres del presidente”, la premisa será la de llamar a “los perfiles idóneos, más allá de partidos”. Dicho de otro modo, que en el gabinete de Peña Nieto aparecerán políticos y especialistas de otros signos partidistas, además del PRI, lo que marcará otra notoria distancia del gobierno que llega, con el que se va.

Y el mejor ejemplo de esa tendencia es la incorporación, en su gabinete de transición, de la señora Rosario Robles, ex dirigente del PRD, quien ya trabaja activamente en tareas de desarrollo social.
Pero ese no es y no parece ser el único caso. También se habla de posibles incorporaciones vinculadas con el PAN, con el Panal y hasta con el Partido Verde.
Pero tampoco ahí terminaron los mensajes. No, no fue todo. En otra parte de su discurso, el presidente electo explicó que él no será “un presidente que encante con los discursos”. No, la de Peña Nieto –según dijo el presidente electo–, será “una presidencia de resultados; porque mi único interés es el país”.
¿Y qué quiere decir una presidencia de resultados? Dejó entrever que esa respuesta la dio en el Estado de México; cumplir, y punto.
Y se equivocaron aquellos que creyeron que ahí habían terminado los mensajes de Peña Nieto. No, para todos los que cuestionan que la llegada del mexiquense pudiera significar el regreso al viejo régimen, el propio presidente electo se encargó de aclarar que “en México no se puede imponer una visión única”, y prometió que en las grandes decisiones de su gestión, tomará en cuenta todos los puntos de vista.
Contrasta que Enrique Peña Nieto pareciera haber pintado su raya respecto del gobierno de Calderón, sobre todo porque hace apenas unas horas, en su gira oficial por Rusia, el presidente Calderón deslizó la idea –en diversas entrevistas de prensa–, que no habría una diferencia sustantiva entre el gobierno mexicano que se va –el gobierno de Calderón–, y el que está por llegar –el de Peña Nieto–, a partir del 1 de diciembre.
Y no falta mucho para comprobar si Peña Nieto es congruente con lo que dice y si cumple lo que promete. Por lo pronto, es cierto que en la integración definitiva del gabinete se barajan muchas alternativas que parecen sacadas “de un mundo raro”. Y dicen los que saben, que ninguno de los amigos de Peña Nieto tiene nada seguro. Al tiempo.
EN EL CAMINO
Empezó la rebatinga en las izquierdas. La pelea es por los 15 millones de votos.

Campos Elíseos
Los saludos de Zambrano

Katia D’Artigues
EL UNIVERSAL
Curioso momento eligió Jesús Zambrano para “saludar a algunos amigos”: Justo en el momento en que Enrique Peña Nieto estaba entrando al Museo de Antropología y seguramente pasaría por su mesa. Y sus amigos, claro, estaban completamente del otro lado…
Como para qué, parecía decir. Está bien que el divorcio planteado con Andrés Manuel López Obrador —de mutuo acuerdo, al parecer en buenos términos— ya es un hecho, pero también salir a estas alturas en la foto saludando al presidente electo y no al dueño, digo, creador de Morena, era too much. Ah, la cultura de la foto en los mexicanos… Es más, ni lo escuchó. Se fue antes de que diera su discurso. Aunque claro, puede ser que haya sido por agenda. La comida anual de los “300 líderes de México” seleccionados por la revista Líderes Mexicanos tardó mucho más de lo esperado.

Cobijados bajo el monumental paraguas del patio del museo, Peña escuchó el Proyecto de Nación trazado por cinco hombres —sí, ni una mujer— que le presentaron Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial; Alejandro Ramírez; director general de Cinépolis; Federico Reyes Heroles, presidente de Transparencia Mexicana; Claudio X. González, presidente de Mexicanos Primero; y Alejandro Martí, presidente de SOS. Luego Peña habló. No llevaba discurso escrito. De memoria dijo lo que ha dicho en estos últimos días de las prioridades de su gobierno. Aseguró que no estaban ensayadas las muchas coincidencias con los planteamientos anteriores: Reducir la violencia, dar resultados, dar resultados y dar resultados (en resumen). Pero quizá la nota fue la promesa: “Un presidente no tiene amigos”, dijo. Por favor ayúdenos usted que lo lee a difundirlo porque tantos se presentan como tales…
También que siempre será un presidente que escucha y tomará “decisiones informadas”. Que hará su gabinete —¿dónde lo he escuchado?— con las y los mejores. Y ahí estaba gran parte de su ahora equipo de transición para escucharlo.
Corren las apuestas. Ahora que AMLO ya anunció que hará —bueno que consultará si hace— de Morena un partido político, ¿quién se irá del PRD, PT y MC para acompañarlo en la aventura? Al parecer, por lo pronto, la idea es que nadie se mueva. Así lo dijo Martí Batres: Que AMLO les pidió que se quedaran con los grupos parlamentarios por los que fueron electos. No es el mejor momento de AMLO para hacer un partido; pero es el que le tocó. Era ahora o nunca, más si en el futuro quiere tener la independencia —de decisión y económica, de ahí la moderación de su discurso— para hacer lo que quiera.

Será una odisea porque ahora las leyes para hacer un partido son más duras y tendrá que probar —creo que lo logrará— que tiene base. Pero no será sencillo. Recuerde que el PRD nació con base en el registro del PMS… ¿o será que Morena no comenzará de cero? Quién lo diría. Morena resultó ser La Chingada.
Me queda claro que el “Nuevo PRI” —si existe— no es cuestión de edad. Para muestras tres botones recientes encarnados en tres jóvenes gobernadores. Los pongo por edad.
Uno: Roberto Borge, quien en diciembre cumplirá 33 añitos. Para muestra su más reciente informe de gobierno de pesada convocatoria: Arturo Montiel, Roberto Madrazo, y un Carlos Salinas de Gortari que dijo que tendría que tener cirugía plástica para quitarse la sonrisa de que ganó Enrique Peña Nieto; la esposa de Mario Villanueva, Isabel Tenorio; el ex gobernador Fidel Herrera… Y, bueno, muchos más, ¡hasta Juan Gabriel y Óscar de la Hoya!
Dos. Javier Duarte de Ochoa, quien la próxima semana cumplirá 39 años. Cuando fue a Tercer Grado, Peña lo puso como ejemplo de precisamente “el nuevo PRI”.
Pero, ¿podría serlo alguien que encarcela tuiteros e intenta pasar leyes que coartan la libertad de expresión y al parecer no conoce transferencias electrónicas, pues transporta 25 millones de pesos en efectivo al aeropuerto de Toluca?
Tres. Miguel Alonso, de casi 41, góber de Zacatecas. Al inicio de su gestión lanzó su cacería de brujas contra Amalia García, y ahora, de ser ciertas las informaciones publicadas, creo que sus escándalos se quedan chicos con respecto a la ex gobernadora.

Ahora sabemos que a dos años de estar al frente de la gubernatura —mañana los cumple— echó el presupuesto por la ventana a fin de remodelar o reconstruir la casa de gobierno.

En resumen —lo puede ver en Reporte Índigo— se gastó 20 millones de pesos. En sonido, 460 mil pesos; aire acondicionado, 986 mil 877 pesos; 51 mil 883 pesos en plantas. Con decirle que la recámara principal es una copia de la suite presidencial del mítico Hotel Bellagio, de Las Vegas.
Ayer se presentó la que será la primera iniciativa legislativa de Peña Nieto. ¿En qué consiste? Se la describo en la edición online de esta columna, además de la megafiesta del hijo del ex gobernador San Luis Potosí, y las confesiones del presidente Calderón desde el extranjero.

Partido y movimiento
Jesús Silva-Herzog Márquez
GRUPO REFORMA
Andrés Manuel López Obrador ha sido el Hitchcock de la política mexicana desde hace mucho tiempo. Un maestro de la tensión dramática, un talentoso manipulador de las expectativas, un hombre que juega con el fuego, que camina siempre en el precipicio. Nadie como él ha sabido atraer la atención y gobernar la tensión. Ayer, en el zócalo de la Ciudad de México adelantó su estrategia tras la conclusión del proceso electoral.
Era ya sabido que no aceptaría la decisión del tribunal y que no reconocería como presidente legítimo a Enrique Peña Nieto pero no era claro cuál será el siguiente paso. La película, hasta el momento, repetía el libreto del pleito anterior. El tono había sido distinto y la intensidad menor, pero el guión de la ilegitimidad parecía calca del episodio previo. De la sorpresa de la noche a una incoherente denuncia de irregularidades, de la demanda ante el tribunal al desconocimiento de las instituciones secuestradas.
En 2006, Andrés Manuel López Obrador optó por exilarse de la realidad. En una ceremonia francamente ridícula hizo que una plaza de simpatizantes lo proclamara “presidente legítimo”, se cruzó el pecho con una tela tricolor y asumió un cargo de fantasía. Andrés Manuel López Obrador: Presidente Legítimo. Se hizo rodear de un gabinete tan leal que estuvo dispuesto a pagar los mismos precios del ridículo y acompañarlo en su política de guiñol. Aunque muchos en la izquierda no creyeran en la estrategia, no tuvieron más remedio que acatar su dictado: prácticamente nadie llamó Presidente a Felipe Calderón ni estuvo dispuesto a dialogar públicamente con su gobierno.
La ficción en la que se refugió López Obrador fue el encierro de la izquierda del 2006 al 2012. Aprisionada en esa historieta, regaló al PRI la plataforma privilegiada de la oposición. Mientras la izquierda seguía atrapado en el cuento del Legítimo, el partido de Peña Nieto aprovechaba el baldío que dejaban quienes desertaban de la realidad.
En 2012 Andrés Manuel López Obrador no vuelve a romper con la realidad. Se aferra a su discurso de la ilegitimidad del nuevo gobierno, es cierto, pero no pretende regresar a su república paralela, ahí donde los suyos le llaman “presidente” mordiéndose los labios. Por el contrario, lo que anuncia el político es su decisión de afincarse en la realidad de la lucha política, en el territorio que es suyo, en sus dominios: los del movimiento social.
López Obrador se separa de una política que nunca le ha acomodado: la política de partido, la política de las instituciones. De hecho, el anuncio de ayer sólo formaliza lo que ha sido su conducta desde hace años, lo que constituye su convicción política profunda: la verdadera política no está en los partidos políticos, ni se hace en el Congreso. Ese es el territorio enemigo: las burocracias de derecha pero también de izquierda que obstruyen lo que él considera “cambio verdadero.” Para López Obrador ese cambio auténtico sólo puede impulsarse desde fuera, desde abajo. Por eso no extraña que en su convocatoria de ayer no haya una sola mención a la fuerza legislativa de las izquierdas, a la posibilidad de que la representación parlamentaria negocie para convertir en ley las propuestas de su movimiento.
Podría pensarse que la convocatoria de ayer es un paso atrás en el complejo proceso de unificación de las izquierdas en México. Tras décadas de difícil convergencia, el máximo líder de esa fuerza decide apartarse del partido que recoge las alianzas históricas para caminar por su propia ruta. No lo veo así o, por lo menos, no lo veo así en este momento.
Entiendo que la convocatoria implica sobre todo, una opción espacial, es decir, estratégica. López Obrador ejercerá su liderazgo ahí donde apenas hay restricciones normativas, en el movimiento social que dirige como caudillo incuestionable. No pretende ajustarse a los ritmos y a las cargas de la política partidista: será padre y dueño de un movimiento social que lo secundará con la aclamación. López Obrador reinará en el movimiento y desde ahí seguirá ejerciendo un inmenso poder sobre los partidos afines. Caudillo e institución siguen necesitándose.
Por ello la amigable separación permitirá mayor autonomía al partido y al movimiento; generará distinciones saludables para la izquierda, podrá alentar también futuras coaliciones de conveniencia.
Defender la ruta institucional de la democracia mexicana no implica creer que la única forma de hacer política o de construir oposición sean los partidos y la representación parlamentaria. Necesitamos, sin duda partidos sólidos y bien institucionalizados que sean referentes de confianza para los electores, que sean puentes de acuerdo y murallas contra la arbitrariedad. Pero la política no se agota en los logotipos. También necesita de organizaciones sociales vivas y de movimientos sociales potentes.

Cristalazo
Las redes y las mitosis
Rafael Cardona
CRÓNICA
El viernes 7 de septiembre Ignacio Marván, Juan José Rodríguez Prats, Enrique Jackson, Brozo y este redactor, tuvimos un debate sobre varios asuntos de interés político. Lo hemos hecho así desde hace más de 100 programas y por ello hasta un premio nacional le han dado al “Payaso tenebroso”, quien –como ya he dicho en otras ocasiones—, es una de las personas más serias y profesionales con quienes me ha tocado trabajar en los últimos 40 años.

En ese programa abordamos –entre otros—, el tema de las “redes sociales” y lo hicimos a la luz del pánico irresponsable dispersado en los días anteriores en la zona oriental de la ciudad de México.
Al calor de la discusión yo asocié la convocatoria de Andrés Manuel para convertir a cada uno de sus seguidores en un canal personal de divulgación informativa (petición reiterada el domingo en el Zócalo), pues según él, los medios tradicionales estamos sometidos al imperio del mal, somos esbirros de la dictadura informativa  y somos, de alguna manera, responsables del cerco dentro del cual las malévolas industrias de la tele, la radio y la “gran prensa” lo han confinado.
Quizá en mis palabras faltó precisión y de ello nadie es culpable. Sólo yo.
Cuando dije, “las redes sociales son un peligro para México”, lo dije –obviamente con sarcasmo por aquella frase de las elecciones del 2006— y también por los casos recientes en Ciudad Neza, Chimalhuacán, Ixtapaluca y lugares cercanos sobre cuya circunstancia caótica de miedo generalizado  y todo lo demás (tiendas cerradas, niños sin escuela, señoras en la histeria), no es necesario abundar.
En todo caso, y ante la avalancha de tuits enfurecidos no tanto por la alusión a AM, sino por la osadía de censurar a las redes mismas, (ya se sabe, son intransigentes e intolerantes con quien se atreve a discrepar de sus dogmas), lo reconozco, debí haber sido más claro.

Ahora lo pretendo ser: la utilización irresponsable de las redes sociales es un peligro para México. ¿Así sí?
Como es un peligro la conducción irresponsable de un automóvil, de un arma de fuego, de una máquina de escribir (una lap top, es una máquina  de escribir, entre otras cosas) o de un condón agujerado; un perro de pelea sin bozal, una fonda sin limpieza o un autobús o un tráiler sobrecargados y sin frenos en la carretera, un avión sin piloto o un cirujano borracho. O un tuitero sin conciencia.
No es una cuestión de respeto a la libre expresión. Se trata –en todo caso—, de respetarla honrando su contenido, no poniendo en peligro a la gente con la dispersión  de rumores por maldad o por lúdica y pueril inercia imitativa.
La libertad existe y los excesos no hacen sino comprobarlo. Pero ni los medios tradicionales ni los amplios recursos tecnológicos al servicio del chismorreo irreflexivo deben actuar sin responsabilidad.
Hay leyes de Radio y TV; de Imprenta; de Asociaciones Religiosas y de control de donación de órganos. Se obtienen licencias para conducir o para ejercer una profesión; boxear o editar un folleto, publicar una inserción y hasta para contraer matrimonio.

¿No deberían someterse las redes a una vigilancia, a un control, a un reglamento, precisamente por su penetración sin réplica?
Yo sí lo creo. Y lo he dicho  en público, sin tapujos y lo escribo y lo firmo. Y no por valentía o cosa parecida. Así es mi oficio.
Quien opine lo contrario, pues santo y bueno y con su pan se lo coma. O no, pero está en su derecho (de opinar como le plazca). Pero no hay derecho de sembrar el terror como lo han hecho en Cuernavaca, en Veracruz, en Morelos y ahora en el Estado de México.

Como dijo La Jornada el sábado en su nota principal: “Pagaron 400 pesos a personas que espantaron a la población. Intereses sin identificar financiaron el caos en el valle de México: PGJDF.”
Pues identificarlos sería muy sano, hasta para los tuiteros de buena voluntad de quienes, no lo dudo, será el reino de los cielos. Por lo demás, botellitas de jerez  y  frasquitos de vinagre para quien le venga el saco.
MITO Y MITOSIS
Estos son algunos párrafos del discurso de Andrés Manuel:
“En consecuencia, reitero, no voy a reconocer a Peña Nieto como Presidente legítimo de México”.
“Esta postura forma parte, como aquí se ha dicho, del plan de desobediencia civil, que incluye el compromiso de seguir luchando bajo el principio de la no violencia, sin caer en provocaciones, sin afectar a terceros y, sobre todo, de oponernos por medios pacíficos a la aplicación de las llamadas reformas estructurales como la laboral, la fiscal, la energética y todas aquellas medidas que se tomen en contra de los intereses del pueblo y de la nación.

“…Morena seguirá sembrando ideas y haciendo conciencia. Fortaleciendo valores culturales, morales y espirituales. En esta nueva etapa se pondrá énfasis en la formación política de los jóvenes. Se mantendrá el periódico Regeneración y se continuarán usando las redes sociales para difundir nuestro proyecto, fijar posiciones y contrarrestar la propaganda de los medios de información al servicio del régimen.

“…En lo que a mí corresponde, en esta nueva etapa de mi vida, voy a dedicar toda mi imaginación y trabajo a la causa de la transformación de México. Lo haré desde el espacio que representa Morena, por esta razón me separaré de los partidos del movimiento progresista”.
Con Morena convertido en un partido político se disiparán en lo futuro algunas incógnitas. Entre ellas, ¿quién sostiene al movimiento y a su líder? Pues cuando estén satisfechos los requisitos, Morena tendrá –como todos los partidos políticos—  financiamiento del Estado. O sea, lo vamos a mantener entre todos los contribuyentes.

Astillero
•    La(s) sonrisa(s) de Salinas
•    Modalidad triunfante
•    Camacho gemelar
•    PAN, neodieguismo
Julio Hernández López
 
A su máscara política, largamente sombría y socialmente repelida, Carlos Salinas de Gortari ha tenido a bien agregar desde Quintana Roo una reivindicación estética practicada por sí mismo: tanto es su contento por la instalación de Enrique Peña Nieto como ocupante de la casa comercial denominada Los Pinos SA de CV, y por la reinstauración generalizada del priísmo como factor dominante del país, que comentó a reporteros asistentes al primer informe de labores de Roberto Borge como gobernador de Quintana Roo (zona de alta política mafiosa) que sólo recurriendo a una operación cirujana podría borrarse de la cara el rictus gozoso que hoy, inocultable, le acompaña.
Es obvio que el primer motivo de esa alegría facial proviene de la colocación que el Padrino Sonriente mantiene en el nuevo acomodo político que se deriva del retorno del PRI al poder federal. Es muy probable que sea exagerada la presunción generalizada de que él controla la parte mayor y más importante de los hilos de poder que sostienen en escena el cuerpo político de Peña Nieto (presunción que el propio Salinas se esmera en cultivar mediante sus apariciones triunfales en actos de la élite priísta), pero no hay desproporción en decir que mantiene una influencia abierta en el entorno del mexiquense (Videgaray, quien hoy sigue siendo el principal operador del ex gobernador, es hechura de Pedro Aspe, quien fue secretario de Hacienda durante el sexenio salinista) y que el rediseño priísta actual descansa en la armonización de factores múltiples de poder que buscan consejo o sugerencias del ex presidente virtualmente de nuevo en funciones.
Pero no es solamente en el PRI donde han vuelto a emerger las artes políticas de Salinas de Gortari. El desenlace de la más reciente de las batallas de la izquierda electoral en busca del poder es una victoria más del modus operandi del salinismo. Dicho de otra manera: la derrota política de Andrés Manuel López Obrador es un triunfo de la escindida modalidad operativa del salinismo practicada por Manuel Camacho Solís. No se está diciendo aquí que Camacho trabaje de la mano o por encargo de Salinas (aunque, en el pragmatismo extremo del ex regente de la ciudad de México, nada debería impedir que esos virtuales gemelos políticos, ahora distanciados, se reúnan, analicen, discutan y lleguen a acuerdos, siempre defendiendo cada cual su posición circunstancial, la de Camacho en el PRD y como tutor y promotor de Marcelo Ebrard).
Mas sí ha de señalarse que la visión, el estilo y la filosofía operativa del salinismo han tenido un desarrollo exitoso en su trasplante a la izquierda electoral. Camacho ha privilegiado un reformismo cosmético, una modernidad conciliadora, una constante búsqueda de dar continuidad al sistema mediante arreglos establecidos en las cúpulas, con el interés popular y la necesidad de transformaciones profundas convertidas en meras estaciones de paso, en escalones prescindibles conforme se da un paso más arriba en un proceso frío, gerencial, administrativo, de búsqueda del poder.
La estrategia de Camacho fue aceptada por López Obrador, al igual que la amorosidad de Alfonso Romo (otro personaje relacionado con Pedro Aspe,  Romo, al que el propio AMLO incluía entre los principales personajes de la mafia del poder cuando de ello se hablaba en libros de la autoría del tabasqueño).
Hoy, el nuevo perfil de quien ya coloca ladrillos que podrían llevarle a su tercera postulación presidencial es abiertamente lejano del sostenido luego de 2006 y en abierta armonía con el cambio de tonalidad ostentado a lo largo de la campaña de este año. Frente a este cuadro, Salinas tiene derecho a dibujar su segunda sonrisa, más allá de lo netamente priísta.
Ya en la parte postrera de su sangriento mandato, Felipe Calderón está dedicado a exterminar políticamente a sus adversarios para quedar como virtual dueño del Partido Acción Nacional y ejercer durante el sexenio peñanietista una función parecida a la de Diego Fernández de Cevallos. El JeFe Lipe ha puesto a su parentela y círculo íntimo en posiciones legislativas relevantes (con tal vocación por la minusvalía política manipulable que Ernesto Cordero es el coordinador de los senadores panistas), sostiene una guerra de descalificación contra Josefina Vázquez Mota (ahora FC, metido hasta el tuétano presupuestal en apoyo de las campañas que sí deseaba que ganaran, se declara casi en estado de gracia porque, dice, no aceptó dar más apoyos de los debidos al equipo de la ex candidata presidencial de blanco y azul) y pretende convertirse en negociador, ejecutor y garante de acuerdos con Peña Nieto y su salinismo circundante. Frente a esta versión achicada del Jefe Diego, hay razones para la tercera sonrisa partidista del rutilante Salinas.
Astillas
Enrique Peña Nieto cree llegado el momento de comenzar a arriesgar propuestas que en circunstancias normales generarían repulsa sólo por provenir de una fuente política históricamente practicante y beneficiada de lo mismo que supuestamente se desea combatir: ni más ni menos que una comisión nacional contra la corrupción. La iniciativa de ley que por adelantado promueve el mexiquense (precocidad legislativa tal vez en reciprocidad con lo hecho por Felipe Calderón al presentar una propuesta de reforma laboral a la hora de enviar su sexto informe de labores al congreso) no va acompañada de propuestas para dirigir o presidir esa comisión. Lo cierto es que el retablo de tres colores tiene en abundancia personajes especializados en la materia, que no en el combate de ella… Violencia creciente en todo el país (ayer, muertes en el Distrito Federal, San Luis Potosí, Guerrero y Nuevo León, al momento de teclear tempranamente esta columna), rumores y confusión, en los días previos a los Gritos institucionales que en algunas regiones están en riesgo de no realizarse… Y, mientras las armas gubernamentales anuncian que impondrán las leyes terrenas en la Nueva Jerusalen de Michoacán, ¡hasta mañana!

Clase Política
Limitar poder al SNTE
Miguel Ángel Rivera
 
Malos augurios para el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y para su dirigente, Elba Esther Gordillo.
Ayer, en la comida que organiza la revista Líderes Mexicanos con los más destacados representes de los diversos sectores de la ciudad, desfilaron cinco oradores para presentar diferentes aspectos, como economía, seguridad y programas sociales, pero sólo uno de ellos, Claudio X. González, fue interrumpido por aplausos generalizados cuando, al hablar de educación, pidió limitar poderes del SNTE para nombrar y promover profesores, directores de escuela e inspectores, pero sobre todo, terminar con los comisionados sindicales, que según los conocedores son más de 20 mil y significan una carga de más de mil millones de pesos anuales, sin ningún beneficio para los estudiantes.
El invitado principal, el presidente electo, Enrique Peña Nieto, agradeció las propuestas y ofreció mejorar el sistema educativo nacional, aunque no dio respuesta directa a las demandas de González.
La cosecha
Antes, el primer mandatario electo entregó el proyecto de reformas para fortalecer el derecho a la información y conceder mayor autonomía al IFAI a los coordinadores en el Senado, Emilio Gamboa Patrón, del PRI, y Jorge Emilio González, del PVEM, cuyas bancadas presentarán de manera conjunta la iniciativa en las próximas sesiones.
El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, el panista Luis Alberto Villarreal García, informó que los grupos parlamentarios dieron a conocer sus propuestas para integrar de la Comisión de Trabajo que se encargará de dictaminar la propuesta de reforma laboral del presidente Felipe Calderón, pero todavía no hay acuerdo acerca de qué partido tendrá la presidencia.
El PRD es más fuerte que cualquier circunstancia y cualquier personalidad, afirmó el presidente de ese partido, Jesús Zambrano, al expresar respeto por la decisión del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador de abandonar sus filas y aseguró que no hay ruptura de los partidos de izquierda.
Gobernar es sinónimo de sumar y de acordar para que juntos construyamos las soluciones, afirmó el gobernador electo de Yucatán, Rolando Zapata Bello, luego de dar a conocer a su equipo de transición, que fundamentalmente recae en miembros de la academia y la sociedad civil. Recordó haber firmado 227 compromisos de gobierno que surgieron a partir de los diálogos ciudadanos realizados en todos los municipios del estado.
Por ser considerada la ciudad más segura de Baja California y, segundo, por la calidad de sus servicios turísticos, Ensenada se ha convertido en el sitio preferido de turistas nacionales y extranjeros, aseguró su alcalde, Enrique Pelayo Torres –considerado fuerte aspirante por el PRI al gobierno del estado–, al anunciar el inicio de una campaña publicitaria nacional para promover los atractivos de ese municipio.