EL BORREGO DE LA SEMANA
Quien que esté metido en los intríngulis de la política y todo lo que pasa en su al derredor, no recibió la respectiva llamada, mensaje telefónico o correo electrónico urgente, preguntando o informando del presunto fallecimiento del Gobernador del Estado FAUSTO VALLEJO FIGUEROA. Desde la tarde del viernes, todo el sábado y parte del domingo, se estuvo manejando con el respectivo “sigilo” y “discreción” la muerte del ejecutivo estatal.
Primero: qué bueno que no fue cierto, porque por más que no sea santo de nuestra devoción una persona, no se le debe desear la muerte y en este caso, lo que se desea por el bien de Michoacán y los michoacanos es que FAUSTO VALLEJO Y FIGUEROA goce de buena salud.
Segundo: No solo simples declaraciones se deben de hacer para que la rumorología en ese sentido, se acabe de una buena vez. El propio ejecutivo estatal, debe de hacer lo necesario ante los medios de comunicación para desmentir todo tipo de rumores, relativos a su estado de salud.
Tercero: Sí por una remota casualidad, el ejecutivo estatal tuviera alguna afección física, que le impidiera ejercer sus responsabilidades al 100%, debe comunicárselo al H. Congreso del Estado, pedir una licencia, por el tiempo necesario e irse a atender médicamente y ya. Cualquier ser humano es susceptible de enfermarse o tener algún padecimiento, es normal y más en una persona de la edad de VALLEJO, así que habría más seguridad jurídica y política de ser así, pero debe de asumirse con toda la responsabilidad que el asunto requiere.