Se llama Sudan y vive en Kenia.
Mientras tú piensas qué música poner en tu playlist para ambientar un nuevo fin de semana o te preocupas por poder ver toda la temporada de Daredevil en Netflix, o sea cual sea tu preocupación, un grupo de técnicos y guardias vigilan las 24 horas del día a Sudán, para salvar a una especie.
En realidad, se trata de una subespecie del rinoceronte blanco conocida como rinoceronte blanco del norte. Actualmente quedan apenas 5 en todo el mundo, pero el único ejemplar macho es Sudán.
Los científicos creen que la extinción es el único destino para este animal y que la mayor esperanza es poder fertilizar a otros tipos de rinoceronte mediante fertiliación in vitro.
El motivo por el cual se llegó a esta situación es que al mundo no le importa el medioambiente. O por lo menos, el interés no supera en acciones a la destrucción que el ser humano genera día a día, segundo a segundo.
La caza furtiva, el tráfico de animales, las guerras, las matanza por deporte, deforestación, lluvias ácidas, deshielo de los glaciares… Para cada animal en peligro de extinción existe uno o más motivos y siempre la mano del hombre está detrás.
Actualmente existe una campaña liderada por la reserva OI Pejeta Conservancy en Kenia con el objetivo de poder mantener los altos costos de cuidado hacia Sudan. “Hay posibilidades de que asistamos a la desaparición de una especie. Esa es la realidad, morirán aquí”, resume Richard Vigne, director general de la reserva keniana. “Es un símbolo de lo que los humanos le hacen al planeta, no sólo concierne a los rinocertones”, asegura.