Cuando me meto a mi timeline de Facebook siempre veo a personas felices: matrimonios sonrientes, amigos que publican sobre sus viajes y personas con trabajos increíbles, pero a veces esas fotos no son lo que aparentan.
Siempre tratamos de proyectar nuestra mejor cara buscando la autoafirmación y la aprobación de los demás, y en Facebook esto se nota muchísimo.
Más de una vez hemos visto las vidas ajenas a través de las redes sociales, recorriendo las fotografías que retratan vidas. Un placer Voyeur que todos llevamos dentro y que las redes sociales nos permiten sin problemas. Tenemos además el exhibicionismo, acentuado más en unos que en otros. Algunos dejan su día documentado desde el despertar, pasando por los alimentos, compras y viajes. Detrás de esa perfecta vida puede haber algo más.
El cortometraje What’s on your mind? habla de este tema precisamente, dirigido por Shaun Higton y presentado en el festival de Cannes.
Muchos estudios se han enfocado en tratar de comprender este fenómeno, revelando lo que ya sabemos, mostramos lo mejor de nosotros, inhibiendo lo que realmente ocurre. Al recibir un estímulo positivo lo repetimos; cuando el estímulo es negativo, lo extinguimos. Cada pensamiento lleva a una emoción y éste a una conducta, cuando te sientes bien hay un estado positivo, por lo que repetimos la conducta.
Existen personas que actúan de forma distinta en la vida real que en la virtual. Pensar en posar en ropa interior en medio de la oficina puede sonar descabellado, no así cuando lo hacemos a través de nuestros teléfonos y mensajes personales. Hay una ansiedad de ser notado o de seguir una moda. Medimos nuestra popularidad de acuerdo con el número de amigos que tenemos en las redes sociales, cuando lo más probable es que no conozcamos a la mayoría.
Las publicaciones en las redes sociales pueden afectar nuestro estado de ánimo, son emociones que se transfieren de unos a otros. Un polémico estudio señaló que Facebook lleva años manipulando las noticias que aparecen para los usuarios. Esta red social manipuló 700 mil cuentas de usuarios para conocer el impacto en sus emociones, lo que concluyó en el uso de palabras más positivas o negativas, de acuerdo con el contenido al que fueron expuestos.
La envidia es un tema recurrente, de acuerdo con otro estudio, el hecho de observar vacaciones y vidas exitosas nos provoca envidia, frustración, enfado y sensación de soledad, pues comparamos todo ello con nuestra propia realidad. Una de cada tres personas se siente insatisfecha y peor después de visitar las redes sociales. La envidia puede llegar al punto de suspender cuentas o reducir el tiempo que pasamos en la red.
Si bien el Voyeurismo es natural en el ser humano, puede llegar a ser problemático en quienes presentan rasgos obsesivos. Esto genera casos de personas que alteran sus horas de sueño o desatienden sus actividades para satisfacer esa necesidad. Podemos encontrar personas con habilidades sociales disminuidas que hacen un uso excesivo de la tecnología. Cuando hay una baja autoestima, las redes sociales permiten crear lo que se quiere ser.
Aunque no todo es malo, las redes sociales pueden tener un efecto positivo, haciéndonos sentir menos solos y favoreciendo el contacto con quienes están lejos, además de facilitar que los tímidos se relacionen. Un estudio realizado en la Universidad de Berlín señaló que actualizar nuestro estado nos ayuda a sentirnos conectados aún cuando nadie preste atención. Quienes encuentran difícil relacionarse en la vida real, pueden tener nuevas oportunidades para hacerlo en línea.