Confieso que, como economista, nunca he tenido talento de broker y quienes me piden asesoría en relación con el mundillo de los ahorros -no tengo un manual-, empero, mi primer consejo es ser cautos, prudentes y optar por instrumentos conservadores.
Me parece improbable decirles que se jueguen la fortuna pequeña o grande en el mercado accionario carezco de ese olfato y también del know how bursátil.
Lo que sé es que tanto la teoría como la práctica me han enseñado que a mayor riesgo mayor ganancia y es casi equiparable a meterse en un casino en Las Vegas.
Y dónde unos muchos pierden otros pocos ganan así se moviliza esta rueda de la fortuna. Aunque también es verdad que hay cada vez más instrumentos y fondos de inversión que permiten combinar los esquemas tradicionales con los de renta variable.
Pero siempre, siempre, en primera y última instancia el cliente debe tener un amplio conocimiento del sitio e instrumento elegido para rentabilizar su dinero y de los riesgos intrínsecos.
Si se trata de instrumentos tradicionales ofrecidos por una institución de crédito simplemente preguntarse por qué en un banco de los grandes los depósitos pagan tasas mínimas y por qué hay otros pequeños que hasta operan online que triplican o quintuplican los intereses. Yo desconfiaría de los segundos.
En el renglón bursátil, cada día se facilita más que medianos y hasta pequeños ahorradores ingresen como tenedores accionarios, no obstante, iniciarse en esta ruta de la mano de un mal broker o asesor es elegir el camino de la ruina.
Hay que recordar el tópico “todo lo que sube tiene que bajar”. Todavía quedan vivos recuerdos del crack bursátil de 1987, black monday, el terrible lunes negro del 19 de octubre cuando la Bolsa de Nueva York cayó 22.6% luego de que el Dow Jones perdió 508 puntos; y arrastró a otras mercados.
En ese entonces México había empezado con el pie izquierdo el décimo mes de 1987: el 5 de octubre, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) perdió el 50% de su volumen de capitalización. Y para el lunes negro se sumó al contagio del NYSE con una pérdida del 16.5 por ciento.
En el crash las víctimas del fallo fueron muchos nuevos participantes, gente clasemediera, tentada por las facilidades para participar en el mercado accionario mexicano y seducidas por las constantes alzas bursátiles. Simplemente, entre el 31 de diciembre de 1986 y mayo de 1987, el IPC acumulaba un incremento del 148 por ciento.
Más vale advertir, por el pasado reciente y las cambiantes condiciones económicas y financieras, a la hora de explorar mercados, fondos e inversiones.
A COLACIÓN
La Bolsa de Madrid cerró el año pasado con un beneficio de 30 mil 414.5 millones de euros, fue una de las mejores dentro del parqué accionario europeo. Su principal indicador, el Ibex 35, subió en el año un 3.66% y cerró en 10 mil 279.50 puntos.
Antonio Zoido, siempre políticamente correcto, preside Bolsas y Mercados Españoles (BME) una etapa marcada por la inclusión de más empresas ibéricas y también de empresas latinoamericanas a través del Latibex.
Grandes empresas se han convertido en monstruos gracias a la bursatilización. En 2014, el segundo año boyante en la bolsa, empresas como Inditex, Banco Santander, Endesa, BBVA, Telefónica e Iberdrola lideraron muchas de las ganancias. Hay otras que sorprendieron como por ejemplo: Jazztel, Red Eléctrica y Enagás.
El horizonte bursátil va siempre muy ligado de la mano en los cambios de expectativas en el mercado internacional, sumado a incertidumbres y volatilidades; ajustes en los grandes tipos de interés de referencia, de la cotización del precio del petróleo y de la inestabilidad de las grandes divisas; entre otros factores que se conjugan sensiblemente.
En sentido contrario, del otro lado del Atlántico, la BMV no pasa por su mejor racha. El mercado tiene una bruma de información y carece de señales claras derivadas del entorno nacional que afecta a las propias empresas cotizantes y sus planes inmediatos.
Este año, el 1 de enero, Jaime Ruiz Sacristán, un hombre de carisma espontáneo, tomó el relevo como presidente de la BMV tras la salida de Luis Téllez, polémico personaje.
A lo largo de los casi tres primeros meses de 2015, Ruiz Sacristán se ha volcado a convencer de la fiabilidad del mercado, entre otras cosas, desmintiendo “que exista una salida de capitales del mercado accionario”.
El diciembre del año pasado, el IPC, el principal referente de la BMV obtuvo un rendimiento negativo del 2.36%; en todo 2014 el indicador avanzó 418.57 unidades, un 0.98% para ubicarse en 43 mil 145.66 puntos.
En términos de dólares se registró una pérdida anual acumulada del 10.42 por ciento. Por esa razón, no le podría venir mejor a México la noticia de que la Reserva Federal aguardará hasta su próxima reunión de junio para decidir si ya es tiempo de romper la parálisis en sus tasas de interés.
Aunque es un plazo relativamente corto -un trimestre-, Ruiz Sacristán tiene que convencer a los mexicanos que mueven los grandes volúmenes que no castiguen a la bolsa que dejen su dinerito en el parqué nacional antes de trasladarlo a otros instrumentos fuera del lindero azteca.
Lo cual es como pedirle a una golondrina que nunca deje el nido…