A punto de concluir el primer trimestre del año, el mapamundi económico empieza a desvelar sus cuitas y mostrar lo que marcará la tendencia del resto de 2015.

En el tablero, los jugadores más significativos necesitan salvar sus piezas conforme se intuyen -unos a otros-, sus intenciones. A fortiori hablamos de geoeconomía.

Así están las cosas: Estados Unidos va camino de solidificar su crecimiento económico dejando atrás la recuperación postcrisis mientras que la osada China ralentiza al 7 por ciento.

En Europa, el Banco Central Europeo (BCE) realiza combativas maniobras para evitar que el tren económico de la eurozona desacelere e inclusive descarrile hacia una tercera recesión.

A contrario sensu Japón no logra establecer las reformas necesarias para dotar de estabilidad al PIB nipón; en tanto que, los BRIC, Brasil, Rusia e India (desagregué a China por ser la segunda economía global) enfrentan cada uno sus propios dramas particulares dignos del mejor culebrón en horario rosa y en canal telepetrolero. Brasil su PIB seguirá cayendo mientras la inflación aumentará y Rusia está arrinconada con los pretroprecios. India sigue en expansión convirtiéndose en la nueva amenaza del motor chino.

En tanto que otros emergentes, sí emerging markets (por si hay que explicárselo al presidente Enrique Peña Nieto) como México estará con la pata coja: muy dependiente del ritmo de las exportaciones hacia la Unión Americana y de los movimientos en tasas que realice la FED a lo largo del año. Por supuesto, ampliamente correlacionada por los petroprecios.

No hay que soslayar que en este ajedrez de la geoeconomía, la recuperación de unos implica la desaceleración de otros en la medida que se maniobra con la política monetaria y cambiaria como turbinas de aire para mover las hélices del PIB.

Donde unos países venden otros compran, es decir, el superávit de unos es el déficit de otros; donde unos ofrecen mejores tasas de interés con un escenario de recuperación atractivo se convierten en imanes para atraer flujos de capital. Hay furor si el que se recupera se llama Estados Unidos.

A COLACIÓN

Han ido muy de la mano en el tema de la crisis económica, en su estrategia y gestión de ésta, me refiere tanto a Estados Unidos como la UE y la eurozona. Más bien me atrevo a afirmar que el BCE ha seguido muy atento a las maniobras aplicadas por la FED.

La Reserva Federal pautó el precio del dinero, de las tasas de interés, entre cero y 0.25% para estimular el consumo interno y la demanda y así tejer la recuperación por la vía que fuera sea usando dinero en efectivo o bien a crédito; el BCE le secundó colocando las tasas a 0.05 por ciento.

La FED no sube los tipos de interés desde 2008 y el próximo 18 de marzo que será la reunión clave podría por vez primera romper esta inercia en momentos en que la economía americana se recupera, baja su desempleo, su industria está maciza, desciende su déficit en la balanza comercial y el dólar se fortalece. De subir las tasas, los capitales internacionales se moverán hacia los bonos del tesoro americanos so pena de los mercados europeos y asiáticos. Jaque mate.

Y quizá tomará desprevenido al BCE porque la UE y la eurozona no han salido de sus problemas y porque Mario Draghi confía en que abaratar el precio del dinero y devaluar el euro respecto del dólar serán los pivotes para evitar un triple deep.

La moneda única es la candidata para propulsar la recuperación. El euro, al abaratar su valor respecto del dólar, con ello se logran varios efectos una carambola de doble banda: 1) Depreciar el precio de bienes, servicios y mercancías colocadas en el mercado exportador con lo cual beneficia a la balanza comercial fomentando las exportaciones y desacelerando las importaciones.   2) La zona gana en atractivo para el turismo internacional al ser un destino mucho más al alcance del extranjero. 3) Al perder poder adquisitivo respecto del dólar la gente en la eurozona optará por consumir, gastar, viajar, comprar más dentro de sus fronteras europeas lo que incentiva precisamente la demanda interna y el consumo, ambos pilares, para sacar a varias economías de la deflación. 4) La corrección monetaria, devaluación, es siempre la fórmula clásica más eficaz para salir de la crisis después de que ya fueron rebajados los precios del factor trabajo mediante ajustes a sueldos, salarios, prestaciones en general a los contratos laborales.

Al final se ve esperanza para Europa, queda la incógnita de qué hará la díscola Grecia (cuál sera su decisión de riesgo) si continuar montada en el tren europeo o en definitiva hacer stop en la parada del destino incierto.

El euro cotiza en 1.08 dólares su nivel más bajo desde 2003 y no es descartable que descienda todavía más.