Dice un dicho: “¿Quieres hacer reír a Dios? Cuéntale tus planes. Y aunque su significado suena obvio, el mensaje es una invitación a aceptar que no todo depende de uno y que hay otros factores que influyen en que algo se realice o no.

Si no habría que preguntarle a tantas parejas que planean cuidadosamente la llegada de su primer hijo, luchan por su estabilidad económica para darle lo mejor y les sucede que no son aptos físicamente para procrear o en algo tan sencillo como cuando esperas con ansias el día de una cita importante, te arreglas y sales a tu encuentro con anticipación y cae tal tormenta que te es imposible llegar a tiempo.

Eventos como estos, tan determinantes o tan sencillos, en los que piensas que tienes injerencia total, se suceden para demostrarte que hay muchas cosas que no está en tus manos dirigir y que lejos de enfadarte o tomar una mala actitud, aprendes a fluir con ellas.
Este término se ha llenado de mala fama, porque comúnmente quienes lo adoptan asumen una actitud poco comprometida, sin recordar que también es necesario esforzarse para llegar a una meta.
Pero se trata, dice la psicóloga Adriana Peña, de no aferrarte a nada “aprender de lo que vivimos ya sea que se hablemos de algo muy positivo o de otra situación que no estamos logrando con facilidad, nos da la oportunidad de auto observarnos, reconocer nuestras reacciones y por otro lado advertir que la vida está en constante movimiento y podemos elegir nuestros movimientos en esta hermosa danza”.

El hecho de fluir puede marcar una diferencia inmensa en el curso que tomen tus planes y proyectos, porque no equivale a que te quedes estático, sino a que hagas lo que te corresponde y como dice la especialista, siembres esas semillas de acción que en algún momento van a dar frutos y tal como funciona la naturaleza, lo harán cuando el momento sea apto.

Retomando el ejemplo de alguien que se prepara para tener un hijo y no está en condiciones de procrear, esto no significa que debe conformarse, fluir en esta situación equivaldría a soltar su preocupación, a no alimentar el dolor y permitir que esto impacte de forma determinante en su vida, también la pareja podría acudir a revisión médica y entender a qué se debe esta limitación, qué tipo de opciones tienen para buscar la paternidad, aceptando que incluso la ciencia tiene un límite.

En este caso ellos ya habrían hecho lo que está en sus manos resolver y si aun con ello no logran ser padres por la vía biológica, siempre estará la opción de adoptar o de aceptar con humildad que esa no es parte de su misión en esta vida: “Hay que aprender a soltar cuando nos estamos aferrando a algo que nos hace daño.

“Podemos distinguir que no fluimos cuando tenemos un comportamiento egoísta, cuando nos cuesta sostener un compromiso con algo o alguien, que experimentamos inestabilidad en cualquiera de los campos de nuestra vida. Lo que vemos afuera, con nuestras acciones y reacciones, son un espejo de lo que hay dentro de nosotros, por ejemplo, si dejamos de esforzarnos y elegimos dar menos, hemos dejado de sembrar generosidad, así que lo más probable es que la carencia se manifieste en nuestra vida”, explica la especialista.

Soltar, equivale a vivir con alegría y aceptación, que no es lo mismo que ser conformista. Se trata de dejar de pensar que tienes el control de todo y hacer lo que te corresponde, sin que los resultados te vulneren, pero que sí te den la certeza de que por tu parte el trabajo está hecho.

Para leer
Flow
Mihalyi Csikszentmihalyi
Editorial Kairos

Colaboración de Fundación Teletón México.
#EscuelasLibresDeBullying
[email protected]