La Secretaria de Salud, desde hace muchos años, padece una insuficiencia presupuestal severa. Patito feo de la medicina institucional si se le compara con el IMSS o incluso con el ISSSTE, su atención está enfocada fundamentalmente hacia las capas de la población que carecen de derecho a los servicios de la medicina institucionalizada y que notoriamente no están en condiciones de pagar la onerosa atención medica privada, así sea en los más deprimentes y destartalados sanatorios de barriada.
Y no es ninguna novedad que la crónica insuficiencia monetaria de la Secretaria de Salud se ha agudizada en los últimos sexenios, y tampoco es ningún secreto que con la creación de ese esperpento disfuncional y demagógico que es el Seguro Popular la situación empeoró, siendo el problema particularmente severo en Michoacán, sobre todo durante el gobierno del Sr. Godoy. De esta situación dan testimonio muchos de los empleados pasados y actuales adscritos a diversos hospitales del Estado. Durante la administración perredista el sector salud fue pésimamente administrado y peor manejado por funcionarios cuya única virtud era el ser allegados al mandamás en turno. Al ser utilizada la Secretaria como “caja chica” del gobierno la atención medica se fue a los suelos. ¿Que eso deterioraría la de por sí mala calidad de la atención en Salubridad? ; al parecer eso no les quitaba el sueño.
Las unidades hospitalarias dependientes de Salubridad son, por donde se vean, insuficientes para atender la demanda de una población progresivamente depauperada. Pero no me refiero únicamente al numero de camas, médicos y consultorios, el problema es más grave, sencillamente esas unidades, año con año tienen menos recursos para mal atender a la población que solicita sus servicios; no hay medicamentos, ni materiales de curación, suturas, gasas etc. y de plano en ocasiones ni siquiera tienen ni para limpiar los pisos.
Con el retorno del PRI al poder en Michoacán, representado por el Sr. Vallejo se pensó que la tragedia del sector salud se resolvería; grave equivocación, pues como en una de las leyes enunciadas por Murphy, “nada esta tan mal que no pueda empeorar” las cosas, increíblemente, empeoraron. Prácticamente todo se hizo mal, desde el nombramiento de funcionarios y directivos por razones de amistad y no de competencia hasta el ocultamente y opacidad en los aspectos presupuestales y financieros. Directores y jefes timoratos, mediocres y quiero pensar que cobardes mas que corruptos, dieron a traste con el manejo de los hospitales.
El asunto ha estallado ahora al hacerse del conocimiento publico que algunas unidades hospitalarias no tenian recursos para proporcionar comida a los pacientes y personal médico, y no tan solo hablamos falta de recursos para pagar los alimentos, sino también de la carencia de materiales y medicamentos más elementales para el funcionamiento de estas unidades. Los proveedores, cansados de esperar un pago que nunca llega, sencillamente no surten a Salubridad.
El problema es mayúsculo, pero es solo la punta de un iceberg monstruoso llamado corrupción. No se resolverá con parches, transferencias de partidas presupuestales de otras áreas o defenestrando a algún funcionario de medio pelo. El sector salud en Michoacán esta corrompido hasta la medula y sin una cirugía mayor el problema seguirá.
Los grandes funcionarios estatales y municipales no tienen problema, pues tienen recursos y seguros privados que les garantizan una atención médica adecuada, incluso, como ya vimos, en el extranjero. ¿Pero que va a pasar con la inmensa mayoría de los ciudadanos? ¿Que se jodan? ¿Eso quieren?
Alejandro Vázquez Cárdenas
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