Un oso polar llamado “Arturo”, quien vive en el zoológico de Mendoza, ha pasado los últimos dos años con el corazón roto. En 2012, su compañero de hábitat y mejor amigo, “Pelusa”, murió.

Desde que Pelusa ya no está a su lado, Arturo ha mostrado un comportamiento errático; se balancea de lado a lado, muestra los dientes a la menor provocación y en ocasiones, se deja caer y no responde para levantarse.

Pero además, medios internacionales reportan que las condiciones en que vive Arturo son pésimas; la temperatura del recinto donde vive llega a los 40 grados centígrados y la piscina de que dispone apenas alcanza los 50 centímetros de profundidad.

Ya se ha propuesto trasladar a este triste oso polar al Assiniboine Park Zoo en Winnipeg,

Canada, donde se encuentra un nuevo Centro de Conservación del Oso Polar, sin embargo la administración del Zoológico de Mendoza se ha negado pues argumentan que Arturo no resistirá tantos días de viaje.

Gustavo Pronotto, director del zoológico argentino, advierte que el equipo médico tomó esa decisión para evitar una tragedia.

Por su parte, Greenpeace ha iniciado una campaña para exigir el traslado de Arturo, hasta el momento llevan 160 mil firmas reunidas.

No obstante, Pronotto y su equipo no dan su brazo a torcer. “Tenemos que evitar cualquier error, como su posible muerte durante el viaje o a su llegada. Hay que evaluar los riesgos con mucho cuidado. Es viejo y el viaje requiere muchas horas bajo anestesia”, explicó el director del zoológico.

Arturo pesa más de 408 kilos y tiene 29 años de edad. Vive en el Zoológico de Mendoza, Argentina, como la mayor atracción del parque.