Y eso que decían que limitaba las sonrisas…

¿Puede el bótox curar la depresión?

Esta pregunta se le ocurrió a Eric Finzi cuando estaba viendo retratos de mujeres francesas que estuvieron hospitalizadas en el siglo XIX. Se preguntó si estas serían curadas si sus rostros no pudieran expresar sus emociones depresivas. Finzi usó bótox para probar esta hipótesis en 2003 y 2006 con asombrosos resultados.

Según Pacific Standard, 9 de 10 pacientes revelaron una completa remisión de la depresión en el estudio de 2003, y los pacientes en el análisis de seguimiento de 2006 reportaron una reducción de 47% en los síntomas depresivos gracias al tratamiento con bótox.

¿Y esto por qué? Por la hipótesis del “reconocimiento facial”.

Finzi comenzó a explorar esta hipótesis cuando pensó que la expresión física es un componente integral de las emociones. Puedes sentirte triste o molesto sin mover tu rostro, pero, según esta teoría, esas emociones no serán tan fuertes o persistentes si tu rostro no lo expresa. Es decir: lo que hagas con tu rostro transmitirá tus sentimientos de regreso a tu cerebro.

El autor del post del Pacific Standard, Taffy Brodesser Akner, quien sufre de depresión clínica, probó el bótox. Reportó que cuando las emociones negativas no estaban en su rostro, la gente se sentía más cómoda acercándose a ella. Por otro lado, sentía las mismas emociones pero no se relacionaba con ellas, que le dificultaba ser empática con las noticias buenas o malas de la gente.

Así que hay una buena y una mala noticia: el bótox atenúa las emociones negativas, pero también las positivas.