Ni la garra charrúa, ni la rebeldía y fuerza que dijo su técnico habían adquirido tras la sanción a Luis Suárez, le alcanzaron a la Selección de Uruguay para detener a James Rodríguez y la imparable Colombia.

Los cafetaleros ganaron 2-0 y así sumaron su cuarta victoria en igual número de partidos, paso perfecto que ni el propio anfitrión de esta Copa del Mundo ha logrado alcanzar.

La conversación alrededor de Uruguay se centró la última semana en la mordida de Suárez, polémica que dejó de lado la falta de juego colectivo del equipo, que clasificó a octavos sufriendo.

Nada que ver con la situación colombiana. Los amos del ballenato le pegaron un baile a Uruguay con la serenidad que les da el defenderse con suma precisión, además de tener adelante a un James Rodríguez quien por cierto, marcó el que podría ser el gol más hermoso de la copa.

Al delantero del Mónaco le enviaron un balón espaldas al arco que controló con el pecho, y mientras esperaba que cayera, orientó su posición para patear el balón de zurda. Antes de cruzar la línea de gol el esférico rozó los dedos del portero y después pegó en el travesaño para entrar de campana y abrir el marcador.

El letal delantero estuvo acompañado por primera vez en el torneo por Jackson Martínez y Teófilo Gutiérrez, combinación que no había usado de arranque el Director Técnico.

En las áreas técnicas hubo dos cabezas blancas llenas de experiencia. Ambos desarrolladores de talento, sólo que en esta ocasión, la mejor parte se la llevó el argentino José Pekerman, porque al uruguayo Óscar Tabárez, no le alcanzó toda su cordura para orientar a un equipo distraído en la cancha y fuera de ella desde que inició la copa.

Tabárez buscó recuperar el liderazgo dentro del campo mandando desde el inicio al veterano Diego Forlán, quien a sus 35 años, probablemente disputó su último mundial.

En la última parte del partido apareció la garra charrúa que por momento parece violencia, evidenciando la impotencia de verse superados por mucho, como el inexplicable duelo de Forlán-Yepes, o el berrinche de Cavani al cuarto árbitro por no agregar más tiempo de compensación al finalizar la primera parte, y el patadón que le dio Gastón Ramírez a Pablo Armero en la segunda mitad.

Futbolísticamente Colombia parece superior a muchos equipos, incluido su siguiente rival, el anfitrión Brasil que además, tiene el potente peso de su localía y al delantero más mediático del torneo, Neymar, a quien por cierto, James Rodríguez superó en goles por el momento.