Cuando las dudas resurgían, y el técnico Alejandro Sabella se desgañitaba desde la banca a gritos para romper el que sería un humillante empate a cero ante la débil y aguerrida selección iraní, apareció la magia y le dio a Argentina el triunfo 1-0 sobre la escuadra persa.
Mientras Leo Messi corría con los brazos abiertos, en una estampa icónica de la gran figura, los aficionados en la tribuna se arrancaban los cabellos ante la incredulidad de presenciar la estela de magia del ‘10’ argentino.
Lionel Messi apareció en la agonía del encuentro. Tomó la pelota y tuvo un segundo para pensar qué hacer con ella. Era inevitable, con un poco de tiempo y espacio, lograría su objetivo.
La Selección Argentina sigue dejando enormes dudas, otorgando concesiones en defensa y sin mostrar argumentos solidos para ser considerado como candidato a Campeón del Mundo… pero tiene a una figura que puede sacarlos del hoyo.
El cuadro iraní se encargó de revertir los papeles. Apareció en el campo como víctima, pero ante su estilo de juego y sus dotes de guerreros en el campo, lograron aguantar hasta el último momento, e inclusive tuvieron oportunidades que asustaron a muchos en Porto Alegre; de hecho fue Irán quien avisó primero en el encuentro, con un cabezazo al minuto 3’, apenas desviado.
Higuaín se encargó de la primer llegada argentina, al minuto 15’, y Rojo también tocó la puerta minutos después, pero al cumplirse la media hora de partido, la vista se le nubló al equipo de Sabella y perdió claridad, yéndose al descanso con el empate a cero goles.
Reza Ghoochannejad tuvo otra clara opción en los primeros minutos del segundo lapso para los iraníes, con un remate de cabeza, al 52’, que por poco sorprende al “Chiquito” Romero.
El mismo Reza tuvo otra clara, al 59’, luego de una barrida de Zabaleta, donde el árbitro dudó en cobrar penal, pero no concedió.
La situación se puso negra para Argentina cuando Sergio Romero tuvo una gran intervención al 66’, tras un remate de cabeza de Dejagah, que Romero mandó a tiro de esquina.
A Sabella no le quedó de otra y mandó a todo su arsenal ofensivo. Lavezzi y Palacio entraron al campo, buscando generar más ocasiones.
Fue hasta la recta final, cuando el juez central agregó cuatro minutos, cuando apareció la magia de Lionel Messi. Prácticamente inexistente durante todo el encuentro, aprovechó una oportunidad, y no la desperdició, cruzando su disparo desde la derecha, doblegando al guardameta iraní.
Con la victoria, Argentina se coloca a la cabeza del Grupo F, con seis unidades, amarrando su boleto a la siguiente fase de la Copa del Mundo, dejando en manos de Nigeria y Bosnia la responsabilidad de determinar quién le compañará a la siguiente fase.