Un científico alemán de 52 años quedó atrapado este fin de semana en una gruta a mil metros de profundidad, en la frontera entre Alemania y Suiza, está herido y no podrá ser rescatado hasta el próximo fin de semana, según indicó el servicio de rescate de montaña de Baviera.
El hombre, quien se dedica a la espeleología (estudia la naturaleza, el origen y formación de las cavernas, y su fauna y flora), quedó atrapado tras un derrumbe en la cueva más profunda de Alemania y tiene una herida sangrante en la cabeza.
Unas 200 personas participan del rescate, que se realiza por etapas. Los expertos estiman que la operación, en la que participa un equipo de especialistas de Suiza, durará entre tres y cinco días.
El equipo de rescate ya instaló un sistema de radio que facilita las comunicaciones con el interior de la gruta, de por sí complejas por la profundidad en la que está el espeleólogo.
Qué pasó. El hombre, identificado como Johann Westhauser, tiene 52 años y fue sorprendido en la madrugada del domingo por un desprendimiento de piedras cuando investigaba el sistema de cuevas a mil metros de profundidad junto a dos acompañantes.
Westhauser sufrió heridas en la cabeza y en el torso que le impiden salir por sus propios medios de las cuevas conocidas como Riesending.
Uno de sus acompañantes regresó a la superficie para buscar ayuda, en un trayecto que demandó medio día de marcha a través de lagos subterráneos y túneles estrechos en los que apenas puede moverse una persona.
A partir de entonces se puso en marcha un gran operativo de rescate. Un primer equipo llevó medicamentos y provisiones.
Según la guardia alemana de montaña, el estado de salud de Westhauser es mejor de lo que se pensaba. El científico está consciente y puede estar de pie. En principio se creyó que solamente podría ser transportado acostado.
Dónde. El Riesending es un sistema de cuevas cercano a la localidad de Berchtesgaden, en el sur de Alemania, cerca de la frontera con Suiza. Alcanza una longitud de 19,2 kilómetros y una profundidad de 1148 metros. Fue descubierto en 1995 durante unos trabajos de medición de una meseta.
Su ingreso está a 1843 metros de altura y para entrar hay que bajar ya en el comienzo unos 3000 metros colgado de sogas. En las cuevas reina la oscuridad y las temperaturas oscilan entre 1°C y 5°C.