Es evidente, muy sensible ya hasta excesivamente notoria la ola de asesinatos en los cuales la víctima es una mujer.

Y no es clásico, típico, natural de una región, de un estado, de una población. Es en todos los estados de la República.

Analistas, criminalistas, comentaristas, etc., han realizado análisis, reflexiones sobre estos escenarios, sobre estos hechos y no encuentran una receta única para resolverlo, ni recomendaciones para evitarlos.

Igualmente se ha tratado de encontrar a alguien culpable de esta situación y se ha dicho que es una falla de formación familiar, de formación escolar, de carencia de vigilancia, de incompetencia de los cuerpos de seguridad …X, Y, Z justificaciones, pero ninguna llena es aceptada confiablemente, creíblemente por la sociedad, particularmente por las mujeres.

Recientemente, en una entrevista televisiva por el canal 44, después de asistir a una plática de la COPARMEX, el arzobispo emérito de Guadalajara y cardenal de esa ciudad, Juan Sandoval Íñiguez consideró que el alarmante aumento de los asesinatos de mujeres en el país se atribuye a la prudencia de las mujeres…De parte de la mujer puede haber, cuando menos, imprudencia. Con cualquiera que sale por ahí, bien vestido, se comprometen, se enganchan. Las mujeres están conscientes de las razones de las razones que han propiciado el incremento de los feminicidios y por ello deben cuidar con salen y con quien andan.

Y citó un experimento que se efectuó en ciudad Juárez, Chihuahua, cuando esta ciudad encabezaba los índices de feminicidios en el país: un policía vestido, de civil, a bordo de un auto de lujo conquistaba a mujeres…para llevarlas a la presidencia municipal, donde las reprendían por su comportamiento, diciéndoles que “con cualquiera se suben, por eso las matan”.

La postura del cardenal Íñiguez es congruente con frases pronunciadas años atrás por él, entre ellas que “LAS MUJERES NO DEBEN ANDAR PROVOCANDO, POR ESO HAY MUCHAS VIOLADAS. LOS GAY SON UNA MINORÍA QUE NO ME PREOCUPA”.

Estas palabras desataran tormentas en las llamadas redes sociales, pero no están alejadas de la verdad.

A las damas no se les mata por el simple hecho de que sean mujeres, sino porque, con su perfil, o son protagonistas-cómplices o, lamentablemente, están en el momento y lugar no recomendables y, curiosamente, el protagonismo de las mujeres en los hechos delictivos va y está en aumento. ¿Por qué?

Es imposible saberlo, lo que sí es cierto es que en este escenario están mezclados la situación económica, el perfil cultural el llamado afecto, las ambiciones y aspiraciones individuales y el deseo de cambiar, por la vía que sea, su situación personal.