Como casi todo el mundo se enteró hasta en tiempo real del tan sangriento como demencial suceso en Las Vegas, el paraíso del juego legal – e ilegal – de los Estados Unidos, ahí en un evento musical al que asistían más de 20 mil festivos concurrentes, un norteamericano bien pertrechado con armas de fuego de largo alcance y de fuerte capacidad de fuego – se difundió que tenía en su habitación y en dos de sus casas cerca de 37 armas largas y 37 mil municiones – y bien municionado disparó contra la multitud e hirió a más de 500 y mató a cerca de 60; en otras palabras, dio cuenta del 5% de quienes estaban presentes y disfrutando del evento musical.

Como se sabe, el multi homicida fue abatido por elementos de seguridad pública del condado de Las Vegas y del estado de Nevada.

El suceso levantó en la población y sociedad norteamericana una ola de indignación y molestias; era, fue, el suceso más sangriento cuantitativa y cualitativamente más enorme y sangriento registrado en la historia de los Estados Unidos.

Se llegó a demandar mayor control en la venta de armas de fuego y se criticó la permisibilidad de todas las autoridades norteamericanas – locales, estatales y federales – sobre la venta de armas.

En esta ocasión no hubo no hubo ni un juicio en tuíter por parte del presidente Donald Trump y no la hubo porque tiene compromisos políticos con la poderosísima Asociación Nacional del Rifle y con los fabricantes de armas de fuego, quienes respaldaron sus campañas políticas – por y para la nominación como candidato y para la presidencia de la República con fuertes – millonarias – donaciones.

Según analistas, sociólogos, investigadores y comentaristas de, y por, todos los medios de comunicación, la sociedad norteamericana es la sociedad mayormente armada del mundo, a firmando que existen 3 armas de fuego por cada ciudadano y que es mucho más fácil comprar armas de fuego y adquirir drogas – cualquier tipo de drogas no permitidas, legales y legales – que antibióticos. Sugieren que algo debe hacerse para equilibrar esta desventaja – natural y legalmente – en la que se encuentra la sociedad norteamericana.

Para completar el panorama, de acuerdo con informaciones de Donald Trump, USA es un paraíso de heroinómanos y el 90% de la heroína que entra a Estados Unidos, les llega por México, afirmación que le da fundamento para exigir recursos y autorización para levantar el muro. Olvida el señor Trump que estados Unidos tiene aduanas y que si entra, lo hace por las garitas-aduanas de su país o ilegalmente – lo que indica que en esa área es evidente la altísima corrupción – y que su nación es el marcado más grande en el mundo de consumidores de drogas.