El ex gobernador Javier Duarte de Ochoa, por la acción de las instituciones republicanas federales, está detenido y en prisión preventiva en la ciudad de Guatemala, capital de la hermana república centroamericana de Guatemala, esperando las futuras acciones jurídicas para enfrentar en nuestros país una serie de juicios, – federales y estatales -, que respaldarán el proceso de extradición, que deberá finiquitarse en un plazo natural, de 60 días, posteriores al 15 de abril, pasado.

Ahora se está conociendo un poco más el tamaño de la acción delictiva – profundidad y ampliación -, así como parte de la arquitectura formal creada para delinquir expresamente y con esa intención.

A Javier Duarte de Ochoa no le dieron. Únicamente lo pusieron en donde había y él se encargó de todo lo demás.

Pero no todo es miel sobre hojuelas.

Javier Duarte es una papa muy ardiente y tiene muchas aristas, lo que significa riesgos.

Inicialmente se debe iniciar, fundamentar y terminar, así como obtener la extradición. Ya van corriendo los días – casi diez días y nada más quedan cincuenta días más -. Se deben agotar. Si no se obtiene la extradición, el gobierno de la República, la imagen de la procuración de la justicia mexicana andará pro los suelos y será semejante a un trapeador.

Si se logra la extradición, que llegue a nuestro país, que no vaya a suceder un accidente que implique la desaparición total de Duarte de Ochoa o que se fugue. Igualmente la imagen de la justicia mexicana se abatirá, se desplomará hasta los sótanos de la ineptitud y la ¿corrupción e impunidad?

Si se formaliza el juicio, que los expedientes sean duros, consistentes y con pruebas que lo respalden y sustenten.

Que, en base a las declaraciones de Javier Duarte de Ochoa, se detenga a todos, o a la mayoría, de sus cómplices, estén donde estén y tengan el puesto que tengan, porque lo que hizo, desviar cerca de 420 mil millones de pesos, no fue obra de una sola persona. Todas las operaciones de defraudación financiera, de Cuello Blanco, se realizan en equipo. Ahí están los casos, más recientes de Brasil, Guatemala, Argentina, Chile, Perú, Colombia, etc., – en nuestro continente – y España, Italia, Portugal en la Unión Europea.

Es necesario un drástico ejemplo y con este caso se debe dar un ejemplo de que nadie es impune siempre y que invariablemente, se aplica la justicia, un poco tarde, pero nunca es tarde para aplicarla y siempre es bien aceptada.