Finalmente, cumpliendo la arcana sentencia de que no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, hoy, jueves 21 de diciembre se definirá legalmente, el futuro de la llamada autonomía unilateral de Cataluña=Barcelona.

Después de jugadas en el tablero político de uno y otro bando – el bando español, digamos de la legalidad histórica, encabezado por su presidente Mariano Rajoy y todas las instituciones de la República Española, particularmente su tribunal Constitucional y su Parlamento, los tres poderes, pues, y el bando catalán con Luis Puigdemont, su Parlament y las autoridades creadas para enfrentar el inicio del Estado de Cataluña -, todo parece indicar que hoy será el Día D para ambos bandos.

Carles Puigdemont se juega su futuro inmediato – realmente tiene asegurado un asiento como diputado por Barcelona, en el poder legislativo español y, personalmente no pierde nada y podría ganarlo todo si la elección de hoy tiene un sesgo inesperado para Mariano Rajoy sus instituciones y Puigdemont, sí gana el Sí – se habrá sacado el premio mayor: la seguridad de que Cataluña se separará del Estado Español por voluntad ciudadana.

Ahora bien, en esta elección Mariano Rajoy tiene todo para ganar: muy seguramente – así lo esperan todos en España – los jóvenes – que son quienes votaron por la separación y declaración unilateral de autonomía – no superarán electoralmente a la madurez y los intereses económicos, deportivos, escolares, culturales, políticos, etc., de la inmensa mayoría de los ciudadanos catalanes.

Muy difícilmente la ciudadanía catalana se inclinará por la separación del Estado Español; aunque mucho se ha pensado en los efectos de una España sin Barcelona, lo cierto, es que los bancos más grandes de España tiene su sede en Barcelona y el puerto marítimo, comercial y turístico de España es Barcelona, quien produce el 30% del PIB español.

Por otro lado, si fuera una votación atípica e inesperada y favorable a Carles Puigdemont, Marino Rajoy estaría perdiendo su capital político y se vería obligado a renunciar a su presidencia y España entraría en un torbellino de crisis de todo tipo, incluyendo la deportiva y Barcelona entraría en una crisis de nacimiento de un nuevo Estado y trabajaría para tener el reconocimiento de la Unión Europea, algo verdaderamente muy difícil de lograr.

Como sea y vaya a ser, hoy es un día definitivo para Barcelona y para Carles Puigdemont, y también para toda España.