El modo de operar que “La Banda de los Mazos”, grupo delictivo dedicado a asaltar joyerías e integrado por decenas de mexicanos, siguió, la noche del pasado 6 de febrero en Uruguay, el mismo libreto que desplegó la tarde del 31 de octubre de 2017 en Costa Rica. De la tienda de joyas Sensation De Temps, del Hotel Enjoy Conrad, en el balneario de Punta del Este, una pandilla de al menos 17 mexicanos —15 capturados y dos en fuga— robó 3 millones de dólares en relojes y otras piezas. El botín fue recuperado.

De las joyerías Tiempo Global y Eurochronos, de Costa Rica, una red de 26 mexicanos —cuatro presos en el país centroamericano— se llevó 2 millones de dólares en joyas y sólo una parte de los objetos robados fue recobrada.

El lazo entre ambos atracos es evidente: de las 26 personas que actuaron en Costa Rica, cuatro están detenidas en Uruguay. Al menos dos —un hombre y una mujer— huyeron de las autoridades uruguayas y siguen libres, pero “hicieron el trabajo de inteligencia” en Uruguay  y están como imputados en Costa Rica, reveló el costarricense Marco Carrión, jefe de la Sección de Asaltos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), policía técnica judicial de este país. Las autoridades no facilitan los nombres puesto que el caso continúa abierto.

“El modo de operación en Costa Rica es el mismo [que el usado en el atraco] de Uruguay, con la diferencia de que en ese país sudamericano detuvieron a nueve casi en flagrante delito”, dijo Carrión a EL UNIVERSAL.

En audiencias entre el 8 y el 10 de febrero, a los 15 se les impusieron entre 120 y 90 días de prisión preventiva por rapiña especialmente agravada o encubrimiento por orden del Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Penal del departamento sureño de Maldonado, que acoge a las ciudades conurbadas de Punta del Este y San Francisco Maldonado (capital).

Según la uruguaya Sabrina Flores, fiscal Letrada Departamental de Maldonado de segundo turno, el mínimo de condena sería de cinco años y medio por rapiña.

Los 15 cayeron presos entre la noche del martes 8 y la del viernes 11 en distintos sitios de Uruguay y los primeros cuatro en San Francisco Maldonado, la misma noche del asalto.

Una reconstrucción del asalto en Punta del Este, elaborada con datos de la Policía Nacional de Uruguay y de la Fiscalía General de la Nación, datos del OIJ y reportes periodísticos mostró que La Banda de Los Mazos tiene un guion plenamente definido, del que evita desligarse.

La llegada

La fiscalía confirmó que los mexicanos que atacaron en el balneario de Punta del Este ingresaron a Uruguay entre finales de enero y principios de febrero de 2018.

El hombre y la mujer ahora prófugos fueron los primeros en llegar, por vía aérea, y se trasladaron a Punta del Este para desplegar tareas de inteligencia y de logística, como definir la joyería que sería asaltada, adquirir armas, un vehículo para la huida, escoger hoteles para hospedar a la pandilla y luego llevar a cabo el plan de asegurar el botín y organizar la salida.

En avión, los restantes miembros de la banda llegaron individualmente o en grupos de dos o tres y se hospedaron en los hoteles Colonial, SanCar, Los Pinos e Isla Gorriti.

Un dato relevante que surgió en la audiencia celebrada el 8 de febrero es que los pasaportes de los mexicanos fueron emitidos en octubre de 2017 y que su trámite fue pagado por La Banda de los Mazos.

Carrión explicó que se sospecha que los dos integrantes que hicieron las tareas de inteligencia en Uruguay salieron de ese país y “los estamos rastreando”.

“Fue el primer anillo. Parte de la especialización de la banda y de la división de funciones es que se tiene previsto que esta pareja no fuera identificada, porque es la que hace todo el trabajo de inteligencia [recabar información] en diferentes lugares. Llega, transmite información [a México] y luego traspasa herramientas, como armas, mazos y vehículos al grupo que llega luego al sitio donde va a dar el golpe”, narró.

Al menos una de las dos personas responsables de la inteligencia permaneció en un apartamento en Punta del Este, estuvo en contacto con la jefatura de la banda en México y coordinó la entrega del dinero para gastos de los autores materiales del asalto.

Preparativos

La uruguaya Sabrina Flores, fiscal Letrada Departamental de Maldonado de segundo turno, reveló en la audiencia que una hora antes del ataque, todavía la mayoría de los asaltantes ignoraba los detalles de la operación, pero relató que a todos se les instruyó para que visualizaran la joyería y tuvieran lista ropa para cambiarse tras el atraco. Una acción idéntica de cambio de vestimenta dentro del vehículo de la huida se registró en el atraco perpetrado en Costa Rica.

A cada uno se le precisó la orden de robar en la vidriera derecha o izquierda de la joyería. A uno se le instruyó apoderarse de un collar específico, depositado en una vitrina.

Los jefes del operativo les entregaron mochilas para guardar el botín.

“Let’s go”

El asalto fue ejecutado entre las 20:23 horas (17:23 en el centro de México) y las 20:26 horas. Los hombres entraron por la puerta principal del hotel.

Tras dominar a un custodio y despojarlo de su radio de comunicación, se dividieron en dos grupos y entraron a una de las dos joyerías del complejo, sometieron a empleadas y al menos a un cliente. En unos tres minutos, sin provocar heridos ni disparar, se apoderaron del botín al aplicar su característico mecanismo de ataque: quebrar los estantes con mazos para sustraer las joyas, de ahí el nombre de la Banda de los Mazos.

El uruguayo Erode Ruiz, jefe policial de Maldonado, narró al día siguiente del asalto a la radioemisora uruguaya Metrópolis FM que “fue una maniobra que se hizo muy rápidamente, en el que participaron 14 individuos y sólo dos usaron armas”.

En la audiencia se supo que la instrucción fue que al grito de: “Let’s go” —vamos, en inglés —todos debían emprender la fuga.

Los asaltantes salieron del hotel y abordaron una camioneta —en la que se cambiaron de ropa para huir cada uno con rumbo distinto— que abandonaron cerca de Plaza México, en San Francisco Maldonado. Carrión explicó que, según el modo de operación, el sitio donde dejaron la camioneta debía estar en un radio de un kilómetro de la joyería.

En la audiencia, 12 de los asaltantes describieron que, atendiendo las órdenes previas, lanzaron las mochilas con las joyas en un jardín que tenían claramente localizado en Punta del Este. Siguiendo el mandato, se sospecha que una mujer recogió los morrales y los trasladó a su escondite: el apartamento desde donde coordinó el operativo.

Arrestos

La Policía Nacional hizo un seguimiento con cámaras de vigilancia y frustró casi todas las fugas.

Los 15 fueron cayendo presos entre la noche del martes 8 y la del viernes 11 en distintos puntos de Uruguay. En la noche del asalto, efectivos policiales capturaron a cinco en San Francisco Maldonado y cuatro cayeron horas más tarde en Tres Cruces, Montevideo,  la principal terminal de ómnibus de Uruguay.

El miércoles 7 de febrero por la noche, tres fueron sorprendidos en la terminal de buques de Colonia, 300 kilómetros al suroeste de Montevideo, cuando se disponían a abordar un barco que los llevaría por mar a Buenos Aires, Argentina, desde donde tenían previsto viajar en avión a México.

El viernes 9 se registró un hecho clave: en el apartamento y con el botín en su poder, un hombre y una mujer fueron apresados, para completar 14 detenidos.  Pero todavía faltaba una mujer, quien fue capturada el viernes 9 al llegar por la noche al aeropuerto de Carrasco, de la capital uruguaya, para viajar en avión a México vía Panamá.

El Ministerio del Interior de Uruguay —del que depende la Policía Nacional— confirmó a EL UNIVERSAL el jueves 8 que uno de los factores centrales de la investigación es determinar si los mexicanos tuvieron conexiones con delincuentes uruguayos para organizar y ejecutar el asalto.

Sin embargo, y por su abundante experiencia en el estudio de La Banda de los Mazos, el agente Carrión relató que hay una regla en su accionar. “No hay contactos con otros. No hay conexión criolla. El grupo está tan organizado que es autosuficiente y no ocupa llegar a un país a contratar a delincuencia local”, contó.

Y ese modo de operar que expuso en Uruguay fue el mismo que siguió en Costa Rica.