Un sentimiento de orfandad, de vacío, de ¿qué sigue ahora?, de ¿quién será la brújula? fue unánime entre la comunidad cultural y el público que ayer acudió al Palacio de Bellas Artes a decirle adiós a Carlos Monsiváis.

A las 10 horas arribó al palacio de mármol la carroza con el cuerpo del escritor, proveniente del Museo de la Ciudad de México. Entonces, ya había una fila de personas que esperaban para despedirse o participar en las guardias de honor. Escritores, artistas, amigos, familiares y funcionarios estuvieron en la ceremonia que se prolongó por tres horas.

De ese sentimiento de vacío hizo eco la escritora Elena Poniatowska, amiga personal del periodista y narrador, cuando preguntó: “¿Qué vamos a hacer sin ti Monsi, ahora que te has ido?”.

Carlos Monsiváis Aceves fue recordado como “una figura ética”, como “la brújula a seguir”, como uno de los “últimos herederos de la tradición intelectual de la Reforma Mexicana”, como “el intelectual más consecuente y honesto de nuestros tiempos” y como “una de las figuras señeras de la cultura contemporánea”.

Entre flores y un papalote

En la primera guardia de honor estuvieron la presidenta de Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar; la secretaria de Cultura de la ciudad de México, Elena Cepeda; la directora del Palacio de Bellas Artes, Teresa Vicencio; el director del Fondo de Cultura Económica, Joaquín Díez Canedo, y el titular de la Secretaría de Educación Pública, Alonso Lujambio, a quien un hombre que se encontraba en la fila le gritó: “Afuera Lujambio. ¿Tú qué haces aquí. Es una falta de respeto a él como persona”.

Porras, aplausos, vivas, bravos y goyas dedicó el público al escritor; la música de Telemann y Bach, interpretada por el flautista Horacio Franco acompañó por momentos la ceremonia. Sobre el féretro estaban las banderas de México, de la UNAM y de la comunidad gay, también un papalote con la caricatura de Monsiváis.

Laura Esquivel, Sabina Berman, Marta Lamas, Andrés Manuel López Obrador, Rafael Barajas El Fisgón, Julio Scherer, Carlos Prieto, José María Pérez Gay, María Rojo, Jesusa Rodríguez, Eduardo Lizalde, Javier Garciadiego, Cristina Pacheco, Denisse Dresser, formaron guardias de honor en torno del féretro que ocupaba el pasillo principal del Palacio de Bellas Artes, recinto donde años atrás se despidió a figuras como Frida Kahlo, Octavio Paz, Mario Moreno Cantinflas y María Félix.

La huella de un escritor

“Ahora estarás con Saramago, a quien también podrás dar un abrazo”, dijo la escritora Elena Poniatowska en un emotivo discurso, en el que recordó al escritor como “la nobleza misma, el compromiso, la defensa de los derechos humanos, la indignación y llanto de Acteal”. Y entonces preguntó: “¿Qué vamos a hacer sin ti Monsi, si eres el enfrentamiento más lúcido al autoritarismo presidencial, el enfrentamiento más lúcido a las actitudes absurdas, cuando no corruptas de las dos Cámaras, el enfrentamiento más lúcido a los abusos del poder”.

Previamente, Consuelo Sáizar, titular de Conaculta, expresó: “Con la partida de Carlos Monsiváis termina el siglo XX mexicano, cuya segunda mitad Carlos cronicó, relató, analizó, criticó, cifró para su generación y para la historia”.

La actriz y senadora María Rojo —quien anunció que el miércoles el Senado hará un homenaje al escritor— dijo: “Carlos Monsiváis era como el corazón de la ciudad. Era el pulso de México. No hay nadie que llene el vacío que deja ahorita, no hay nadie, hombre o mujer”.

En el mismo sentido, la escritora Laura Esquivel expresó: “Lo vamos a extrañar muchísimo, no sólo en el movimiento social y político, sino en la vida cultural y artística de este país”.

Sobre su legado cultural al país, la dramaturga Sabina Berman opinó: “Nos deja un vocabulario, un abecedario para la democracia. Deja un casorio tenaz con la verdad y la honestidad intelectual”.

El escritor Adolfo Castañón consideró que la muerte de Monsiváis es una pérdida incalculable para el país: “Es un lector, un ciudadano mexicano que se tomó muy al pie de la letra su vocación como escritor, su llamado para dar testimonio de su tiempo. Carlos Monsiváis es una de esas figuras señeras de la cultura contemporánea, como lo fue Octavio Paz, como lo es José Emilio Pacheco, como lo es Gabriel Zaid. Tuvo gran sentido del humor, gran originalidad, gran fidelidad a sí mismo, eso, en un país tan cruzado y en unos tiempos tan enrevesados como los que vivimos, creo que es una gran lección”.

Tras los discursos de la escritora Elena Poniatowska y Consuelo Sáizar, y entre vivas y aplausos del público, un mariachi interpretó música de José Alfredo Jiménez. El autor de Amor perdido fue despedido con Las golondrinas.

A las 13 horas, el féretro salió del Palacio de Bellas Artes para ser conducido en un último recorrido por el Centro Histórico de la ciudad de México y luego fue trasladado hasta el Panteón Español, donde su cuerpo fue incinerado.

Las cenizas del cronista descansarán en el Museo del Estanquillo, confirmaron Araceli y Beatriz Sánchez, primas del destacado escritor.

Este lunes, a las 13 horas, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, se llevará a cabo un homenaje a Carlos Monsiváis