La sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea sigue sin contacto con Philae horas después de encender hoy el receptor con el que espera contactar con el módulo, que hizo historia hace cuatro meses al aterrizar sobre un cometa.

Según informaron fuentes del centro de control de operaciones de la ESA en Darmstadt (Alemania), el receptor fue encendido a la 01.00 GMT y todavía no se ha recibido ninguna señal del módulo Philae, que entró en hibernación por falta de energía 57 horas después de posarse sobre el cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko.

La línea de comunicación quedará abierta hasta el próximo 20 de marzo, aunque las esperanzas de entablar comunicación con el módulo no son grandes.

“Es todavía demasiado pronto. La posibilidades de recibir una señal de Philae en junio o julio son mucho mayores y entonces se volverá a intentar”, explicó Gerhard Schwehm, exdirector de la misión Rosetta.

Philae se posó sobre el cometa el pasado 12 de noviembre tras tres aterrizajes y dos rebotes, lo que hizo que no cayera en el punto programado y que quedara en una zona oscura y rocosa, sin la luz necesaria para cargar las baterías y trabajar de forma autónoma.

Según la información facilitada por el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), a cargo de Philae, en estos momentos el módulo recibe el doble de energía solar que el pasado noviembre.

El cometa se encuentra ahora a “sólo 300 millones de kilómetros del sol” y, aunque puede ser que Philae no tenga todavía la suficiente energía, merece la pena intentar el contacto.

Para que comience a funcionar sobre el cometa, el interior del módulo debe superar los 45 grados celsius bajo cero y debe ser capaz de generar al menos 5,5 vatios a partir de sus paneles solares.

En cuanto Philae constante que está recibiendo más de esos 5,5 vatios y que su temperatura supera el límite se encenderá para intentar recargar sus baterías.

Cuando lo logre, encenderá sus receptores cada 30 minutos a la espera de una señal de Rosetta.

En estos momentos los responsables del programa todavía no saben si Philae sigue dormido, ha despertado o incluso si ha conseguido encender sus receptores, pero Rosetta ha comenzado a enviarle señales con la esperanza de obtener una respuesta.

“Las probabilidad es muy pequeña”, insistió Schwehm, quien apostó por la paciencia a pesar de comprender la expectación del mundo científico.

Él tiene puestas sus esperanzas en los meses de junio y julio, cuando el cometa se encontrará más cerca del sol y cuando se prevé que el módulo, cuya localización exacta no se conoce, reciba de forma más directa los rayos solares.

Los primeros datos que se esperan de Philae estarán relacionados con su “estado de salud”, cómo se encuentran sus baterías recargables, cuál es su temperatura o cuánta energía está recibiendo, explica el Centro Aeroespacial Alemán,

De esos datos dependerá los trabajos científicos y los experimentos con los diez instrumentos que lleva a bordo el módulo; si las baterías no pueden acumular la suficiente energía, la luz solar que reciba durante el día determinará si es necesario limitar las mediciones previstas en el cometa.

Un día en el cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko dura 12,4 horas y los científicos creen que en estos momentos Philae se encuentra expuesto a la luz solar durante 1,3 horas.