La humanidad se ha acostumbrado tanto a la presencia del Sol que algunas veces pasa por alto sus sorprendentes características y la dependencia de esta estrella, en la que cabrían más de un millón de Tierras.

Quizás la proclamación del 2015 como el Año Internacional de la Luz sea la excusa para dar a conocer algunos de los fenómenos más notables de la vida y actividad del Sol, que es la principal fuente de energía y luz para la Tierra. Sin esta, la vida en la Tierra sería imposible.

La misma luz que permitió a Ibn Al-Haytham, en el año 1015, realizar los primeros estudios sobre óptica durante la Edad de Oro islámica, y que es uno de los destacados aniversarios científicos para celebrar este año.

El pasado primero de enero, el Sol nos sorprendió con un inmenso agujero en su capa más externa, la corona. Es algo que sucede con cierta frecuencia y que puede durar varios días, aunque no se puede predecir, y que tiene que ver con la configuración del campo magnético que sale del interior solar.

En las regiones con agujeros coronales, el viento solar, compuesto por partículas eléctricamente cargadas, puede alcanzar velocidades de hasta 800 kilómetros por hora, el doble de su velocidad.

La radiación electromagnética (luz) y ese viento solar llegan a todos los rincones del sistema solar.

A una distancia de 150 millones de kilómetros, el Sol está 270 mil veces más cerca que la siguiente estrella más cercana a nosotros, Proxima Centauri; por tanto, podemos analizarlo con mucho detalle. Sabemos que está compuesto principalmente de hidrógeno y helio, pero si a alguien le quedan dudas sobre lo valioso del Sol, tal vez habría que mencionar que 6 de 10 mil millonésimas de sus partes están hechas de oro, es decir, millones de millones de toneladas de oro.

Pese a haber estudiado el Sol durante décadas y a tener hoy avanzados telescopios espaciales espiándolo, aún hay muchos interrogantes sobre la gran cantidad de fenómenos que suceden en superficie y atmósfera solar. Se sabe que la corona solar tiene una altísima temperatura, de varios millones de grados centígrados, unas 300 veces más alta que la de su superficie, pero se sigue investigando cuál es la causa de este aumento de temperatura, clave para entender su fenomenología.

El Sol es el mejor laboratorio para hacer investigaciones en física fundamental que nos den información sobre el universo, la evolución de otras estrellas, la formación de sistemas solares y hasta la vida en otros planetas.