En  muchos países existe toda una cultura alrededor del uso de los seguros, en México a fuerza de las circunstancias debido a los índices delictivos, accidentes e inseguridad hemos aprendido lo arriesgado que es tener un coche sin seguro. Las pólizas más adquiridas  están relacionadas con los automóviles.     Los mexicanos elegimos esta protección y diría que de forma exclusiva muchas veces es el único seguro que pagamos no solemos empaparnos en conocer otras opciones de las compañías en rubros tales como: gastos médicos, seguro de vida, educación y protección del patrimonio; entre otros.

En el bolsillo, los gastos y otras deudas contraídas pesan demasiado. También hay cierta dejadez “a mí no me pasará nada”.

 

La reflexión en ese sentido es que, décadas atrás los coches podían estar perfectamente sin un seguro, hoy en día es impensable. Lo mismo acontecerá con los bienes patrimoniales: dentro de  10 años será arriesgado convertirse en  propietario sin contar con una protección total.

Si bien las estadísticas de aumento en la tasa delincuencial  y robo de vehículos son la explicación para que la gente acuda a la puerta de una aseguradora, el cambio climático su incidencia y recurrencia llevan a la necesidad de cuidar el patrimonio.

Por supuesto, ese patrimonio que tantos años y frutos de esfuerzo costaron debe ser preservado porque se trata del hogar, es fuente de inversión y causa de herencia.

A COLACIÓN

En México únicamente 3% de los hogares cuentan con una póliza de protección del patrimonio inmobiliario, una cifra ínfima partiendo de familias que por cuenta propia deciden pagar por un seguro.

Otra forma es el seguro obligatorio para la vivienda incluido en  créditos hipotecarios en los que el deudor además de la hipoteca paga seguros de vida y protección de hogar.

En este caso, el universo de viviendas aseguradas es mayor, un  35% de las viviendas adquiridas con crédito hipotecario, frente a la cifra marginal del 3% de elección voluntaria.

¿Cuándo debe asegurarse el patrimonio inmobiliario? Si la casa, departamento, finca, dúplex de tipo residencial o de interés social es propia o alquilada y se encuentra en las siguientes circunstancias: 1) Ubicada en zonas de riesgo de actividad sísmica. 2) Cerca de un volcán. 3) En zonas de playa vulnerables a ciclones y huracanes. 4) Asentada en pendientes con problemas de alud, lodazales. 5) Construida sobre de rellenos de barrancas. 6) En terrenos inclinados. 7) En calles de bajada donde el otro extremo está bardeado, es decir, la calle tiene un sentido y al ubicarse en una cerrada es sujeto de problemas de acumulación de agua y basura cuando llueve. 8) Casa o departamento cercano o colindante con una estación de gas, planta petroquímica, tratamiento químico, fábrica pirotécnica o gasolinera. 9) Casa habitación en lugares de alta movilidad peatonal y vehicular, sobre todo por donde circulan camiones pesados. 10) Casa o departamento cercano a vías del tren y que vibra al movimiento del ferrocarril. 11) Construcciones frente a ríos, lagos, presas, playas o riachuelos.

Un hogar en cualquiera de estas circunstancias lo más aconsejable ante el cambio climático (y lo digo con la insistencia de que debemos acostumbrarnos porque no es una moda pasajera) es adquirir un seguro de vivienda, casa habitación u hogar. Con cualquiera de estos nombres existen una amplia disponibilidad en la industria del seguro en México.

La Condusef explica que este tipo de seguros clasifican en cuatro grandes categorías: contenido, robo, desastres naturales y gastos extraordinarios: el primero, el seguro de contenido cubre todos los muebles, electrodomésticos, ropa, joyas, obras de arte, etc; el segundo, proporciona una póliza contra robo y debe ser con  violencia; el peritaje deberá  arrojar que sucedió utilizando la fuerza; tercero,  cobertura contra desastres naturales por daños ocasionados por terremotos -sean producidos o no por erupciones volcánicas-, huracanes o inundaciones, entre otros; el cuarto, funciona ante hechos como incendios, explosiones,  flama o llamarada ampara todos los bienes dentro de la casa al momento del siniestro, además de las instalaciones del edificio.

De los precios, el ombudsman financiero indica que “los seguros para casa son equiparables a los del automóvil”.

Por ejemplo, casas de interés social pagan una prima promedio anual de entre un mil 500 y dos mil pesos; a partir de   500 mil pesos la prima oscila entre tres mil y ocho mil pesos.

La disponibilidad de seguros para la protección de vivienda es amplia, la industria del seguro prácticamente ofrece “pólizas a chaleco” para los clientes potenciales.

PD. *Economista. Mi twitter es @claudialunapale. Mi blog es http://claudialunapalencia.blogspot.com