El  pasado viernes, la primera ministra británica Theresa May confirmó finalmente los rumores de su inminente renuncia que levantó ríos de tinta en los últimos días.
            Al final tiró la toalla, como lo dijo Isabel Celaá, ministra portavoz del gobierno de España, en reacción a la renuncia de May que será efectiva el próximo 7 de junio.
            Llevábamos días con un  runrún intenso pero otras veces y otros meses antes también con insistencia se escuchó hablar de la inminente caída de la cabeza de la premier británica.
            Los últimos dos meses la ingobernabilidad en Reino Unido fueron preludio del escenario actual, ya nada ni nadie la sostenía, la fuga de sus filas de diversos militantes, la salida de muchos miembros de su gabinete, renuncia tras renuncia significaban que, hasta su gente más cercana, había dejado de creer en ella como líder, como gobernante y como persona.
            Su dimisión no será sencilla ni tampoco sacará rápidamente del atolladero a Reino Unido a casi tres años (23 de junio) desde el famoso referéndum a favor de permanecer o salir de la UE. Ganó el exit, y desde entonces se ha abierto una caja de Pandora de incertidumbre, hastío, nerviosismo, miedo y parálisis.
            Restan largos días y noches de insomnio, por lo pronto, en visita oficial de Estado Donald Trump, presidente de Estados Unidos, arribará del 3 al 5 de junio y será recibido por May aún como primera ministra; ya se anticipa que Trump llegará con la espada desenvainada y la lengua viperina listo para darle el último estoconazo.
            Nunca  se cayeron bien, no había empatía, ni siquiera lo disimuló el inquilino de la Casa Blanca, es más en su anterior visita oficial a Reino Unido criticó abiertamente a May señalándole de débil e incapaz para gestionar el Brexit.
            En cambio, dio su apoyo abierto a Boris Johnson, justo el ex primer ministro de Exteriores, figura como favorito del Partido Conservador para suceder a May.
            Y Johnson que es del mismo corte de caja, de la misma hechura que Trump, ha dicho una y mil veces que el Brexit significa irse y punto sin más de la UE. Sin negociar nada…
            Hay un escenario bastante convulso en el que poco se entiende qué está sucediendo, la segunda mujer en ocupar el liderazgo desde Downing Street casi aguantó tres años en el poder: David Cameron que salió corriendo después del triunfo del Brexit en el referéndum le dejó la silla May el 13 de julio de 2016 con tremendo marrón.
A COLACIÓN
            Brexit means Brexit reiteró May cientos de veces reticente a realizar un segundo referéndum aunque creciese el clamor popular; la semana pasada, en un giro intempestivo, sorprendió al anunciar que propondrá a la Cámara de los Comunes una votación para  realizar una nueva consulta popular hacerla antes de volver a votar un acuerdo de salida.
            Después de decirlo, al día siguiente,  May ventiló su dimisión inmediata para el 7 de junio… hay una presión política insoportable en Westminster se ha llegado a un punto muerto en el que si retroceden es malo y si avanzan marchándose por las bravas será igualmente malo.
            Trump llegará a Europa a vender a todos los que piensan como él que ellos sí que están en el lado correcto de la vida, vendrá  darle la extremaunción a May, a darle su respaldo a Johnson y decir lo bien que va Estados Unidos gracias a él y a sus políticas mientras Reino Unido está catatónico.
            Luego se irá Francia de visita oficial el próximo  6 de junio y aprovechará para decirle en su cara a Emmanuel Macron que como presidente, sus políticas amigables a favor de mitigar el cambio climático, solo sirven para incendiar las calles. Le restregará que los Chalecos Amarillos llevan más de 6 meses protestando contra él, sábado tras sábado, mientras la impopularidad de Macron sube por las nubes.
            No es que Trump esté en el lado correcto, es que Europa  tiene problemas con su Estado Benefactor luego de 8 años de larga y aguda crisis económica y la gente está rabiosa por todo. El problema va más allá de May o de Macron.
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales